Editorial de Resistencia n° 8

Avanzar sobre el camino de la unidad en la defensa de nuestras victorias

Nos vamos acercando a las elecciones "reencauzadoras" de abril y el mapa político como el económico, tensa lazos hacia adentro de los bloques dominantes como hacia los explotados. Las relaciones entre éstos, a su vez, avanzan hacia un enfrentamiento inminente entre sus programas de salida para la Argentina.

Los sectores explotadores se hallan seccionados por dos grandes corrientes imperialistas de "reorientación" de la Argentina bajo sus intereses. La coyuntura que plantea la invasión yanqui-imperialista a Irak, a la par de los planes económicos que unos y otros prometen, son dos variables delimitadoras de ambos campos que expresan las pujas inter-imperialistas, en la expresión de la lucha política nacional de nuestras burguesías, por granjearse el puesto de "delegado" a cargo de la aplicación de los designios de dichas matrices centrales. Elecciones como las frustradas de Catamarca, muestra el camino de la democracia que intentan imponer la burguesía y los patrones en abril.

La guerra yanqui-imperialista, que los intereses petroleros y de realineamientos estratégicos internacionales de Washington imponen al pueblo iraquí, divide a la Argentina en dos planos bien seccionados: entre quienes en más de un 90% nos expresamos, desde abajo, en contra de la guerra y entre quienes especulan con ella en favor de transformarla en palanca de cambio para avanzar tras uno u otro objetivo migajero que los catapulte ante la crisis actual. El bando de los especuladores, a su vez, se halla bien diferenciado por las distintas pautas para erigirse como fiduciarios de los distintos imperialismos: Kirchner, alineado al gobierno y su aparato de apoyo bonaerense y nacional, con perfil bajo, replicó su posición intermedia entre la verborragia de Duhalde y la contenedora de Ruckauf que, bajo pedido explícito de Washington, hace tangente por el camino de un "apoyo" mesurado al enviar ayuda humanitaria para "reordenar" la crisis bélica de las miles de bombas y misiles yanquis sobre el pueblo iraquí, y dar lugar a la "democracia" de Bush. Saá y Carrió. Plantearon una paz que no halla hilo ni posibilidad de ser para un pueblo iraquí que sufre la catástrofe que le impuso más de una década de cerco económico y una explotación destructora de sus riquezas (se acercan a Europa). Menem intenta alejarse de López Murphy (ambos candidatos del imperialismo yanqui) y redoblar su correspondencia al imperialismo del norte de nuestro continente declarando que "la Argentina no puede volver a la neutralidad después de los atentados de 1992 y 1994. Fuimos agredidos por el terrorismo internacional y debemos estar en primera línea de combate contra este flagelo" (Clarín 16/03), mientras que éste último se alinea a la ONU. Un triunfo yanqui, fortalecería a sus testaferros y frentes de intereses nacionales.

El Gobierno trabaja por un tarifazo e impone la especulación banquera a los intereses ahorristas, solventando una devolución al precio artificial actual del dólar (influido por una depreciación que promete invertirse con un triunfo yanqui en Irak, tarde o temprano, al que apuesta el Gobierno). Se extienden los remates a pequeños productores y chacareros, como los cierres de comercios. La canasta familiar, a la inversa del dólar, subió más de 3% el mes pasado. Se producen recortes en los planes de empleo para financiar las campañas electorales de abril y el resto del año. Se surcan realineamientos a la derecha; Carrió tras romper con los "socialistas", suma a los conservadores de Mendoza y les adosa la vice a su candidatura, López Murphy suma a Bulrich y se abre de la pelea que sostiene con Menem por el codiciado Macri, lo que le provoca su primera ruptura en la Capital con quienes prefieren al empresario. Proliferan las candidaturas desde la izquierda nerviosa que no soporta los tiempos de las masas y les adorna "períodos revolucionarios y contrarrevolucionarios" a gusto. Las masas, sin un norte común, buscan su política ante estas elecciones imperialistas. Se acentúa la represión y persecuciones. Las amenazas de desalojo a Zanon, Grissinopoli, Sasetru y locales de asambleístas, a la par del feroz desalojo en el ex-Padelai y los monstruosos operativos policiales en cada marcha, subraya la necesidad de organizar, cuál las masivas marchas del 24, una fuerte resistencia en defensa de nuestras victorias y en contra de la ofensiva patronal policial, asestando un duro golpe a la represión y persecución que se generaliza en la Argentina.

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