La
guerra empezó con un sorpresivo bombardeo sobre Bagdad que aparentemente
tuvo el fin de asesinar a Hussein. El fracaso en esa misión ha llevado a
un conflicto que ha de ser más prolongado que el inicialmente previsto por
los aliados. Bagdad ha sido fuertemente atacada y choques se han producido
en la frontera sur. Los atacados han respondido con mísiles sobre Kuwait.
La estrategia
anglo-americana es presentar un tremendo poderío anhelando demostrar a los
iraquíes que toda resistencia es inútil. Su objetivo es dividir a las FFAA
sitiadas y presionar a masivas deserciones. Hasta la fecha eso no está
dando y tampoco se ha demostrado que Hussein tenga o esté usando gases.
La prensa británica ha
revelado un contrato para la reconstrucción post-bélica de Irak, el mismo
que estaría más a cargo de US Aid que de Naciones Unidas, y que pasa por
la privatización de las principales empresas para ser licitadas a
multinacionales. Este plan implica un radical cambio de estructura en una
economía basada en una fuerte intervención estatal y con limitada
presencia de capitales anglo-americanos.
Para los críticos de Blair
y Bush ello demuestra que esta no es una guerra contra armas de
destrucción masivas de Irak sino con el objetivo de apoderarse de la
economía de un país rico en recursos naturales y que puede ser un puente a
toda la región. Robin Cook, líder de la cámara de los comunes, renunciando
al gabinete británico sostuvo que Bagdad carece de dichas armas.
Para quienes apuntalan la
ofensiva militar se está mostrando la seriedad de la administración
estadounidense que apunta a evitar una masiva destrucción de Irak y, mas
bien, se busca reconstruirlo como un modelo de economía abierta que sirva
de polo para todo el medio oriente.
Contrariamente a las
iniciales ilusiones de que Hussein podría renunciar o si no desmoronarse,
él ha respondido con tono desafiante, llamando a una guerra en otros
rincones del mundo, apelando a la rebelión de los pueblos árabes e
islámicos y advirtiendo que los intentos de EEUU de adueñarse del mundo
serán contenidos en Irak.
Su estrategia se basa en
obligar a las tropas ocupantes a ir al combate cuerpo a cuerpo en el
terreno nativo iraquí. Bin Laden planteó resistir con guerras prolongadas
de trincheras y promoviendo actos de terror en occidente. Generales
norteamericanos temen que Hussein presione a los soldados ocupantes a
combates urbanos como los que produjeron bajas y descrédito cuando el
Pentágono entró en Mogadishu. Un mayor temor radica en que Bagdad se
transforme en un Stalingrado. El cálculo de Hussein consiste en resistir
lo más que pueda apelando a la opinión pública oriental y occidental,
mostrando imágenes de civiles muertos y propinando sustantivas bajas en
los invasores. Con ello podría generar crisis internacionales.
Si Blair no logra una
victoria rápida y poco sangrienta corre el riesgo de poder ser desplazado
del poder. El martes se produjo la mayor rebelión parlamentaria de un
partido oficialista en la historia británica. Más de un tercio de la
bancada laborista votó contra la guerra y este partido pasa por la mayor
crisis en siete décadas. Todos los días se producen marchas callejeras y
llama la atención la constante presencia de escolares.
Cientos de miles ya han
salido a protestar en Europea y para hoy (viernes) se espera una huelga
conjunta anti-guerra en varios países de la Unión Europea.
Bush y Blair están seguros
que su triunfo será inevitable y eso les terminará revitalizando interna e
internacionalmente. Ahora ellos están jugando a pedir la unidad nacional
interna llamando a los iniciales oponentes a la guerra a alinearse tras
los soldados en combate. También están pidiendo a Francia, Rusia y
Alemania que les den sostén crítico como requisito para invitarles a
invertir en la reconstrucción iraquí y en los nuevos negocios que se
producirán en el medio oriente post-confrontación.
La guerra mostrará un
choque de intereses. Bush quiere una victoria pronta y completa que le
permita reorganizar al medio oriente debilitando a Siria e Irán,
liberalizando la península árabe, apaciguando palestina a costa de dar
alguna forma de soberanía limitada y creando un orden regional liberal.
Las 4 potencias continentales euro-asiáticas temen que una hiper-potencia
acabe dictando sus condiciones a todo el mundo y buscarán servir como
eventuales mediadores para poder detener la guerra o reflotar a un Irak
post-Hussein.
Hussein buscará sobrevivir
incentivando divisiones internas en las potencias atacantes y entre las
potencias. Un factor que debe ser tomado en cuenta es la ola de protestas
masivas que está sacudiendo al mundo industrializado y que podría coartar
acciones militares y eventualmente minar a varios de los gobiernos
atacantes. |