Falleció Isidro Gil, compañero de CNT de Baracaldo

 

Isidro nació en San Vicente de la Sonsierra, provincia de la Rioja. Allí fue donde conoció desde muy joven a la CNT, a la que se afilió y en la que empezó a militar participando en la vida y actividades diarias tanto en el sindicato de su pueblo como en la de su Regional, donde llegó a conocer a Buenaventura Durruti en varios Plenos y Plenarias.

Muchas veces nos contaba con nostalgia de cómo preparaban en su pueblo las jornadas libertarias, y se le humedecían los ojos cuando empezaba a enumerar a los compañeros y compañeras caídos y apresados como él mismo y las palizas que les daban, dejándoles marcados los huesos para el resto de sus días.

Con el alzamiento fascista La Rioja cayó enseguida y todos los militantes tuvieron que huir, si pudieron, o esconderse, ya que eran demasiado conocidos todos y más por las autoridades. Él estuvo escondido 6 meses, no aguantando más salió y fue hecho preso por los fascistas dándole, como él mismo me contó con lágrimas en los ojos, el peor de los castigos. Es obligado a ir con las tropas del frente nacional bajo la amenaza de matar a su madre si escapaba. Al término de la guerra volvió a su pueblo, vivo de milagro como él decía, pues dentro del frente nacional nunca hizo por defenderse de las agresiones del supuesto enemigo, disparando siempre al vacío.

Y allí, en su pueblo, permaneció hasta 1953, fecha en la que vino a Bizkaia para trabajar en los altos hornos, colando hierro a grandes temperaturas.

Se instaló en Baracaldo, se casó y tuvo dos hijos y una hija. No dio cuenta de su condición libertaria hasta la legalización de la CNT, en la que se volvió a afiliar y a militar casi todos los días hasta la edad de 86 años en los que quedó ya postrado.

El tiempo en que este sindicato estuvo muy bajo de militancia, él lo abría todos los días mañana y tarde, y gracias a su esfuerzo, cruzando medio Baracaldo y aguantándose el dolor que sufría de los huesos rotos por las palizas en un local frío y herrumbroso, por aquellas fechas. Este esfuerzo lo realizó junto con otros dos compañeros mayores, de los cuales uno vive y todavía milita a sus 82 años.

Gracias a ellos la CNT de Baracaldo tiene ahora un local perfectamente arreglado y una militancia dispuesto a mantenerlo.

Isidro fue uno de esos tantos buenos y anónimos militantes que la CNT tuvo en su época gloriosa. Él se ha ido pero aquí queda su obra, labrada en 89 años a base de paciencia, constancia y sufrimiento.

Su ejemplo será el nuestro, y los que tuvimos la suerte de conocerlo nunca olvidaremos ni su persona ni el gran amor que le profesaba a la CNT y a todos sus miembros.

Isidro seguimos en lo que fue tu camino. Que la tierra te sea leve compañero.

CNT de Barakaldo

Arriba. ¡LUCHA ANTIFASCISTA!