Esta empresa de Manacor (Mallorca), vieja de 111 años y especializada en la elaboración de perlas de esa marca, ha entrado en suspensión de pagos, después de haber tenido 1.000 empleados y de haber pensado últimamente en despedir a 118 de sus actualmente 650 obreros. Con toda desvergüenza y después de haberse beneficiado durante mucho tiempo de muchos miles de millones de ganancia, afirma ahora que, en el último ejercicio ha tenido cero beneficios, y pide a los trabajadores "paciencia" para llegar a cobrar sus salarios. Esta empresa que, durante años viene recibiendo en sus factorías a 700.000 visitantes y que vende en aeropuertos de 120 países, está pidiendo a los obreros, con la complicidad del Director General de Trabajo y a pesar de la ayuda oficial que recibió, que aplacen un poco más el llevar el pan a la boca de sus hijos. Es seguro que sus dueños y accionistas no han renunciado a ninguno de sus saraos, caprichos y sus exigencias de confort y lujo. Siguen haciendo la vida que siempre hicieron, sin cortarse un ápice de nada, pero, eso sí, las bocas de los hijos de los obreros deben aguantarse "un poco más" sin masticar el pan de cada día.