Editorial Planeta en Argentina

De los empleados y tercerizados de la industria editorial a la comunidad de la actividad editorial ante los inminentes despidos y la prepotencia de la Editorial Planeta argentina

Durante las últimas semanas y meses las editoriales, además de bajar salarios, comenzaron a implementar despidos masivos de centenares de empleados. Así ocurrió en Pearson, Planeta al fusionarse con Emecé, Sudamericana al fusionarse con Grijalbo-Mondadori, Norma, Ediciones B, y siguen las firmas.

En estos momentos, Planeta, una de las dos editoriales más grandes de Argentina, está intentando despedir a la mitad o más de su personal. Esta multinacional española dice no tener dinero para mantenerlo, cuando sólo en los últimos tiempos ha comprado dos editoriales (Emecé y Minotauro) por cifras multimillonarias. Y ni siquiera está dispuesta a pagar las indemnizaciones que establece la Ley de Emergencia Económica.

Las empresas argumentan que han bajado mucho las ventas (lo cual es cierto) y que vienen teniendo pérdidas en los últimos dos años, algo que los trabajadores no tenemos por qué creer. Pero, incluso si fuese cierto que tienen esas pérdidas en el último período por la recesión que sufre el país, ellas serían insignificantes comparadas con las ganancias siderales que han acumulado en los últimos diez años.

Las empresas no están dispuestas a usar ni un centavo de esas ganancias para mantener la fuente de trabajo, y condenan a una situación desesperada a los despedidos, y a mayores ritmos de trabajo por igual o menor salario a los que siguen empleados, no se sabe por cuánto tiempo más. Las empresas más importantes son multinacionales e hicieron igual que los bancos: se llevaron las ganancias de las filiales al exterior en dólares y ni piensan en devolver parte de ese dinero para evitar la pérdida de puestos de trabajo.

Además, castigan brutalmente a los miles de "tercerizados" o "free lance": correctores, diagramadores, armadores, diseñadores, ilustradores, editores, tapistas, etcétera. Estos trabajadores no son "autónomos" por su voluntad, sino porque las editoriales, desde hace años, en lugar de agrandar sus planteles incorporándolos como efectivos, han optado por librarse de ese costo (vacaciones, aguinaldo, obra social, equipamiento, insumos, etcétera) y hacérselo asumir a ellos. Aunque legalmente son "cuentapropistas", en realidad, son tan trabajadores de las editoriales como los que tienen relación de dependencia.

Otro sector afectado por esta situación son los autores, a los que no se les publican libros ya contratados (ni que hablar de nuevas obras), se les regatean los anticipos, se les atrasa el pago de derechos, etcétera.

Las empresas pusieron el grito en el cielo cuando se quiso aplicar el IVA al libro, diciendo que eso era un ataque a la cultura. Pero ahora muestran que la cultura es lo que menos les importa y que actúan exactamente igual que los talleres "informales" que confeccionan remesas con marcas "truchas" con trabajadores semiesclavos.

Toda la comunidad de la industria editorial, desde los autores hasta los obreros de mantenimiento o de los depósitos, debe unirse en forma solidaria para denunciar lo que están haciendo las empresas y movilizarse para impedirlo, en defensa de la cultura y de las fuentes de trabajo.

Agradecemos que haga circular este mail a los medios de difusión, y a todas las personas relacionadas con el medio editorial y cultural en general, que usted conozca.

Empleados y Tercerizados de la Industria Editorial