Victoria en la huelga de los trabajadores de la limpieza publica de Tomares, Sevilla



F.L.CNT de Sevilla

(17 de Febrero-9 de Marzo, del 2002)

Antecedentes del conflicto

En la anterior legislatura, el Ayuntamiento de Tomares (Sevilla), regido entonces por el PP y el PA, decide privatizar la limpieza viaria y recogida de basuras, y ceder este servicio a la empresa PILSA (perteneciente a la Fundación ONCE). Los hasta entonces trabajadores del Ayuntamiento son cedidos a esta contrata, siendo cinco de ellos fijos laborales del Ayuntamiento, y terminando todos ellos por perder la vinculación con el Ayuntamiento de una forma fraudulenta, pasando a ser trabajadores de PILSA. Fiándose entonces de promesas y palabras de diversos políticos, estos empleados públicos fueron engañados. Llegan las últimas elecciones municipales, y se hace cargo del Ayuntamiento una coalición gobernada por el PSOE y por Izquierda Unida. En el 2003 terminaba el contrato entre el Ayuntamiento y PILSA, y los trabajadores veían peligrar sus puestos de trabajo. Eso sin contar que había una serie de arbitrariedades. Por ejemplo, se había convertido en costumbre el terminar de trabajar, no cuando llegase la hora de soltar mano, sino cuando se terminase la recogida de la basura, durase las horas que durase. Por supuesto, de pagar estas horas de más, nada de nada. Los salarios eran irrisorios llegando a cobrar algunos meses nóminas de ochenta y noventa mil pesetas. Los camiones y herramientas son vetustos, lentos y de poca capacidad, carecen de las herramientas necesarias... Por estas cuestiones, hace ahora justo un año, cuatro trabajadores deciden pasar por la CNT de Sevilla y afiliarse,  para preparar la lucha que se les avecina. Eligen la CNT, porque desconfían de los sindicatos como CCOO, y piensan que CNT puede llevar un conflicto con más soltura. El conocimiento que tienen de lo que es y cómo funciona la CNT, es de oídas y vagas referencias.  Se constituye la sección sindical, se nombra un delegado y se comienzan a realizar reivindicaciones y reuniones. Poco a poco se van afiliando más personas, hasta que toda la plantilla (veinte personas) decide adscribirse ala CNT. No hay comité de empresa ni elecciones sindicales. El procedimiento de toma de decisiones se realiza mediante asambleas en el sindicato de la sección sindical. Y se comienzan a mantener entrevistas con los responsables del Ayuntamiento, para averiguar cuál va a ser el futuro de PILSA. La llegada de la CNT tanto a PILSA como al Ayuntamiento, no fue celebrada con una fiesta por los responsables del Consistorio y los directivos de PILSA. Hubo intentos de no reconocer la sección, de pedir las actas de nuestras reuniones y otras peticiones absurdas que fueron respondidas con nuestra acción sindical. Se colocó un tablón de anuncios, y por la vía de los hechos se reconoce la existencia de la sección sindical.  El interlocutor de los empresarios tiene que ser la CNT, porque la CNT son los trabajadores, y frente a eso, no hay discusión que valga. Llegados a este punto, en el mes de enero Antonia Hierro (PSOE), y la concejala de Medio Ambiente Cristina Pérez (PSOE), manifiestan su intención de rescindir el contrato con PILSA, y afirman que van a municipalizar de nuevo el servicio, sin explicar qué tipo de fórmula piensan emplear: empresa pública, fundación, nueva contrata, ni qué va a pasar con los trabajadores. La inquietud va creciendo.  A los trabajadores se les intenta dividir: se les cita individualmente; a unos se les ofrece una cosa (ser fijos, volver al Ayuntamiento), a otros otra (contratos en otras empresas, continuidad...), y se les pone por delante la baja voluntaria. Además se les dice que tienen que elegir entre la CNT y el Ayuntamiento, y que si prefieren a la CNT, "que la CNT os dé de comer". Les aseguran a los trabajadores que el sindicato lo único que quiere es publicidad y protagonismo, y que detrás de él hay "oscuros intereses".  El sindicato intenta mantener entonces reuniones con los responsables del Ayuntamiento. Claridad en las propuestas del Ayuntamiento: ninguna. A nuestras propuestas de negociación se suceden las negativas. Antonia Hierro y Cristina Pérez no quieren saber nada de la sección de CNT. Durante varias semanas se suceden asambleas, en las que se ve claramente que cuando los trabajadores están unidos, es cuando entienden que su única posibilidad de seguir trabajando está en estar organizados en el sindicato, pues individualmente son débiles, y proclives a resignarse a los chantajes de la alcaldesa. Hay dudas siempre sobre si es conveniente o no convocar la huelga, hasta prácticamente el día anterior a la convocatoria. Hay mucho miedo, muchos nervios y mucha presión en el ambiente.  Y a finales de enero, ante la ausencia de propuestas por parte de la alcaldesa, ante las amenazas y chantajes, se decide en asamblea por unanimidad, convocar una huelga indefinida en la limpieza con una serie de reivindicaciones. La exigencia fundamental es que si el Ayuntamiento rescinde el contrato con PILSA, los trabajadores tengan que ser subrogados (recogidos, asumidos), bien por el Ayuntamiento en una de sus empresas públicas, bien en otra contrata que elija la alcaldesa. Se pide además que el contrato sea indefinido, que se cumplan las condiciones que marca el convenio general de la limpieza pública, homologación de los salarios con los de los empleados del Ayuntamiento, pago de atrasos y horas extras realizadas, etc. Se insiste mucho en que el trabajo ha de ser "digno". Mientras tanto, los acontecimientos se precipitan, y a los dos trabajadores menos antiguos se les pone por delante una baja voluntaria, ofreciéndoles otro contrato temporal en otra empresa, diciéndoles que, como no la firmen inmediatamente, se quedan sin empleo. Coaccionados, los trabajadores firman. Entre presiones de este tipo se desenvuelven las asambleas, que con muchas dudas y vacilaciones -como ha quedado dicho tenemos mucha inquietud- se deciden finalmente por ratificar la huelga, poniéndose el preaviso el día cuatro de febrero: "El objetivo de la huelga consiste en asegurar la continuidad en el empleo de toda la plantilla, mediante los correspondientes contratos indefinidos, así como la mejora de las condiciones laborales y el cumplimiento de la legislación vigente". Una nueva reivindicación: que los dos despedidos vuelvan a la plantilla de PILSA. A partir de este momento, la alcaldesa se niega en redondo a negociar, afirmando que ella "no negocia bajo presión ni coacción". La huelga la realizan pobres trabajadores -dice- contra una empresa (PILSA) que los explota de manera miserable. Ella va a romper el contrato con PILSA, y los trabajadores tendrán que ir a la bolsa de trabajo si quieren concursar por un puesto. PILSA, por su parte, se niega a recoger el preaviso de huelga diciendo que la huelga se la hagamos al Ayuntamiento cuando éste les rescinda la contrata, y que "el mismo día que empiece la huelga vais todos a la calle".

Van pasando los diez días de preaviso sin que nadie del Ayuntamiento se digne negociar ni hablar con la sección sindical. Durante toda la huelga, la alcaldesa repetirá cansinamente que no negocia bajo presión. Pero es que tampoco ha negociado sin presión. Eso sí: por lo visto ella piensa que sí puede coaccionar a quien le dé la gana. Los trabajadores reciben un ultimátum por parte de Cristina Pérez, la concejala de Medio Ambiente: "tenéis de plazo hasta el miércoles para desconvocar la huelga, en caso contrario os podéis considerar todos despedidos". Ese mismo miércoles por la mañana, los trabajadores de Tomares, ante el temor de la amenaza y la sensación de incertidumbre, deciden desconvocarla. El delegado de la Sección Sindical los convoca a una asamblea esa misma tarde a la que asiste el Secretario General de la CNT de Sevilla. Este les informa de que, una vez convocada la huelga no pueden ser despedidos, y les muestra una copia del Convenio General de la Limpieza Pública, que, en su artículo 49, dice que cuando se produce una rescisión, traspaso o rescate de una contrata, los trabajadores tienen que ser adscritos (subrogados) a la nueva empresa o entidad pública o privada; con lo cual no se está pidiendo sino que se cumpla la ley. Les pide que recapaciten antes de tomar una decisión definitiva. Los trabajadores razonan que desconvocar la huelga en ese momento les deja en una situación de desamparo aún mayor, y recobran fuerzas de nuevo y ganas de luchar y seguir adelante. Las dudas, el temor y la tentación de abandonarlo todo ha presidido todo el proceso, antes y después de la huelga.  Las reuniones para la fijación de los servicios mínimos fueron una farsa propia de sainete. La empresa pretendía que se hiciera todo el trabajo, el Ayuntamiento decía que la poda de los árboles se podía retrasar un mes y que ahí sí se podía hacer huelga, y cosas así. El Delegado del Gobierno nos impone, finalmente, unos servicios mínimos de salir con la ruta habitual día sí, día no, y se supone así que tenemos que limpiar la mitad del pueblo un día, y la mitad otro. Nosotros decimos que en una huelga de basuras, lo suyo es que haya basura en la calle, porque si no, no hay huelga.

Entrevista con CCOO 

Toma también contacto con nosotros CCOO, y nos proponen unir el conflicto de la limpieza, a otro que padecen tres trabajadoras (sicóloga y trabajadoras sociales), cuyas plazas han sido amortizadas. Se decidió en asamblea no unir ambos conflictos por varios motivos: 

1º.- Los acuerdos de la CNT establecen que nuestra acción sindical ha de desarrollarse preferentemente en solitario, porque la manera de aprender a andar, es yendo solos a los sitios.  

2º.- Nuestro objetivo era conseguir la unión de los trabajadores en torno a unas reivindicaciones sencillas y conseguibles. Que entrase en liza otro sindicato con otra perspectiva, iba a favorecer enfrentamientos, divisiones y complicaciones, y corríamos el riesgo de romper nuestra frágil unidad, conseguida con grandes esfuerzos.

3º.- La huelga de limpieza, por sí sola, creaba un fuerte problema en el Ayuntamiento, que podía ser empleado por CCOO para presionar en favor de sus afiliadas a su manera. CCOO podía convocar otra huelga con el personal del Ayuntamiento, o cuantos actos desease. Nosotros iríamos a ayudar quienes quisiéramos, sin insignias ni emblemas a sus actos, y queríamos que ellos hicieran lo mismo en los nuestros.  

4º.- Los compañeros de la CNT de PILSA y de la CNT en general, tenemos muchos motivos para desconfiar de CCOO. No es nada personal contra ninguna persona en concreto, de cuántas han venido a ofrecerse para ayudarnos. No tenemos problemas con los afiliados de CCOO, sino con sus ejecutivas y con la política general de colaboración que plantean con los intereses de los empresarios.

En general, la actitud de CCOO en la huelga ha sido de abstención y correcta.

Desarrollo de la Huelga

Y así se llega al día 17 de febrero, el primero de la huelga. En nuestras asambleas hemos decidido cumplir escrupulosamente con los servicios mínimos, con las condiciones de seguridad e higiene y con el horario laboral que marca el convenio. La noche del 18 de febrero se hace el primer día de servicios mínimos, con un camión nuevo y de doble capacidad de los habituales. La empresa manda a un encargado detrás del camión grabando en vídeo la recogida de basura, y empezamos a trabajar. Evidentemente, no se recoge ni el 10% de la basura prevista en una noche. ¿Por qué? Porque el trabajo se hace con ritmo, pero en condiciones de seguridad y sin echar carreras, y porque cuando llega el final de la jornada, no se sigue trabajando como se hacía antes. La alcaldesa exige entonces que PILSA traiga un segundo camión por la mañana, con un notario que toma acta de que el piquete impide la salida del camión. A continuación viene la guardia civil amenazando, y los trabajadores no se dejan intimidar. Primer enfrentamiento con la guardia civil y con la policía local, que se salda con identificaciones, denuncias por coacciones contra nosotros, y muchas voces. Los chóferes se negaron a salir porque consideraban que el teniente de la guardia civil tenía que subir en la cabina del camión con ellos, y entonces ese hombre se puso hecho una fiera, por la cosa de la indignidad de que el uniforme de guardia civil pasease en el camión de la basura. Los esquiroles se retiraron. La empresa intentó que los trabajadores siguieran recogiendo la basura fuera de jornada, porque existía esa costumbre desde siempre. Las carcajadas llegarían a San Juan de Aznalfarache.

El día 22 de febrero insiste la alcaldesa y aparece por el pueblo a las seis de la tarde una flota de 9 camiones de la empresa Ferrovial, con más de 50 esquiroles escoltados por un centenar de guardias civiles y policías locales (cada camión actúa en una zona diferente del pueblo de forma simultánea). En poco menos de tres horas recogen 80.000 kg de residuos ante nuestra impotente protesta, por que nos vimos desbordados. La alcaldesa afirma que no ha vulnerado el derecho a la huelga, ya que dispone de un informe de sanidad que la insta a actuar ante la aparición de "plagas de insectos", y ante el peligro para la salud de los ciudadanos.  Por nuestra parte, advertimos a Ferrovial de que tomaremos medidas legales si los hechos se vuelven a repetir. Posteriormente, nos reúne el Delegado de Trabajo afirmándonos que está harto de la huelga, y que, como no lleguemos a un pronto acuerdo va a dictar un laudo. Cuando nos explica cuál va a ser su laudo, nos quedamos sorprendidos, porque prácticamente acepta todas nuestras reivindicaciones. Le decimos que por nuestra parte no hay ningún problema en firmar, si lo hace el Ayuntamiento. La Concejala Cristina Pérez se escurre diciendo que ella no puede firmar porque "la huelga es contra PILSA, no contra el Ayuntamiento". Luego, pensado fríamente, y consultando a nuestro abogado, nos damos cuenta del engaño. Si el Ayuntamiento no cumple el laudo, los despidos que realice serán improcedentes, y estaremos en la calle con una indemnización misérrima. Así, que se le comunica al Delegado de Trabajo (PSOE) a la una de la madrugada del día 24, que sintiéndolo mucho, no podemos firmar ningún acuerdo, y que vamos a seguir con la huelga un tiempo. Esa misma noche, arden algunos contenedores por causas desconocidas, y que desde luego no tienen nada que ver con la CNT.  Entre dimes y diretes transcurre el mes de febrero y entramos en el de marzo con Tomares llena de basura. Entre los actos que realizamos a lo largo de estos días, están manifestaciones, recogidas de firmas, una marcha desde Tomares a Sevilla, miles de panfletos, caceroladas, etc. Las manifestaciones nos animaron mucho, porque juntamos a un nutrido grupo de más de trescientas personas, y la gente vio que detrás de la CNT había  una organización. También hay que estar al quite, para contestar a las cartas que manda la alcaldesa a los vecinos, en las que afirma, que hay un sindicato anarquista (la CNT) que engaña a los trabajadores diciéndoles que pueden ser funcionarios sin hacer oposiciones, y cosas así. Los medios de comunicación no nos hacen mucho caso, aunque la huelga se deja notar. Los gatos están poniéndose gordos como ponis, y los perros piensan que ha llegado el paraíso canino a Tomares. El 6 de marzo recibimos una llamada de Ferrovial, que nos comunica extraoficialmente que la alcaldesa va a romper el contrato con PILSA (nuestra empresa), y que va a entregar la recogida de basura a Ferrovial (que hizo de esquirol el 22 de febrero). Se ponen en contacto con nosotros y comenzamos a negociar nuestras condiciones en la que, al parecer, va a ser nuestra nueva empresa. Cuando estamos a punto de firmar el acuerdo, el representante de Ferrovial nos cita en Sevilla, se ausenta durante dos horas, al cabo de las cuales llama diciendo que está reunido con la alcaldesa, y que no sabe cuánto va a tardar. Poco después, a eso de las ocho de la noche, esta empresa da por concluidas las negociaciones, y no firma el acuerdo. Cuando pedimos explicaciones, no nos las dan.  Mientras sufrimos el plantón, varios camiones de recogida de basuras vienen desde San Juan de Aznalfarache y Castilleja de la Cuesta requeridos por la alcaldesa. A los esquiroles, el Ayuntamiento de Tomares les había engañado diciéndoles que la huelga se había terminado. Rápidamente nos desplazamos todo el sindicato desde Sevilla a Tomares y conseguimos que se retire el camión de Castilleja. Cuando los chóferes ven el jaleo entre la guardia civil y nuestra gente, dejan el trabajo.  A continuación, esquiroles del Ayuntamiento de Tomares enviados por la alcaldesa, toman el relevo y comienzan a recoger la basura escoltados por la guardia civil y la policía municipal con dos camiones. Las fuerzas de seguridad del Estado detienen a cuatro compañeros y los meten en el calabozo de la comisaría de San Juan de Aznalfarache durante varias horas. Otro compañero de los piquetes sufre una paliza. La mujer de otro, embarazada, sufre una lipotimia y tiene que ser evacuada en ambulancia. Los enfrentamientos se suceden, sin que nadie retroceda a pesar de la carga. Los esquiroles están cada vez más nerviosos, y nosotros más irascibles. Ante los múltiples conflictos, cada vez más diseminados por el pueblo -ya que se evita un enfrentamiento directo-, la guardia civil recibe órdenes del Delegado del Gobierno de retirarse, dejando sola a la fuerza de policía, que es incapaz de reconducir la situación. Hay que destacar la incompetencia e ineptitud de los esquiroles, que no pueden recoger los 200.000 kg de basura acumulada debido a diversos problemas técnicos relacionados con la dispersión de las bolsas y la inadecuada posición de muchos contenedores. Para colmo de males, uno de los camiones de PILSA que estaba aparcado sin recoger basura se incendió en extrañas circunstancias no imputables a nosotros, y, a pesar de la "rápida intervención de los bomberos" quedó inutilizado. A las tantas de la noche, la policía local se dirige a uno de nuestros piquetes que tomaba tranquilamente el bocadillo, y les comunica con muy malos modos "que la situación ha llegado a un punto intolerable". Luego se van, dejándonos perplejos. Hemos tenido montones de identificaciones por todo el pueblo, pero no han podido efectuar ni una sola detención más. En cuanto acaba el atropello de los esquiroles, finalizan los incidentes. Y así termina lo que el ABC llamó "una noche caliente" y "batalla campal" en la que "el hedor de la basura y el miedo se extendió por Tomares". Después de esto, convocamos una rueda de prensa, advertimos a los esquiroles de que se tomarían medidas jurídicas contra ellos, a las empresas de limpieza, que serían denunciadas si osaban aparecer por Tomares, y un montón de dudas se disiparon como por ensalmo, porque los trabajadores de PILSA y el sindicato de Sevilla estábamos con el cabreo muy subido. Nadie desde ese día vuelve a intentar recoger más basura en Tomares. La alcaldesa encuentra negativas por todas partes a colaborar con ella en sus peticiones de camiones y policías locales de otros municipios. Grandes empresas como Dragados y Agromán dicen que van a esperar a que acabe la huelga. Cristina Pérez declara que: "de momento no se va a recoger más basura, debido al mal ambiente que hay en el pueblo". De repente, los medios de comunicación nos llaman a todas horas para pedir información, y Ferrovial prepara una cita para el sábado 9 de marzo, pidiéndonos confidencialidad para no estropear las negociaciones. Damos la conformidad, y esa misma mañana se reúnen en la localidad de Camas con la CNT Antonia Hierro (PSOE, la que no negocia bajo presión), y el gerente de Ferrovial (el que no da explicaciones). En un par de horas, se firma un acuerdo que puede ser calificado de victoria total: readmisión de los dos despedidos, readmisión de un trabajador sin contrato, contratos indefinidos para 21 trabajadores (hay un chaval sin contrato que no ha estado en la huelga y que no es afiliado, que metemos en el lote), cláusula de blindaje de contrato durante un año a partir de la firma del acuerdo, salario a nivel del Convenio del Ayuntamiento, partida presupuestaria adicional para igualar los salarios de los trabajadores a los del Ayuntamiento, reconocimiento del Convenio de Limpieza, que, en su artículo 49, establece la obligación de subrogar a los trabajadores en caso de cambio de contrata o municipalización del servicio, el Ayuntamiento no dará un duro a PILSA mientras ésta no pague su deuda de salarios y horas a los trabajadores. Doblamos el sueldo, vacaciones, días de libre disposición... De lo único que Ferrovial no se hace cargo es del pago de los días de huelga. Se firma el acuerdo. De inmediato, la alcaldesa convoca un pleno extraordinario, y lee el acuerdo que es ratificado punto por punto. Se aprueba en el Pleno y se le pone el sello del Ayuntamiento. A las preguntas del PA de por qué ha realizado el contrato con Ferrovial y no con otra empresa, responde la alcaldesa que "otras empresas, al saber que CNT estaba detrás, se negaban a tratar el tema, y que sólo Ferrovial ha podido llegar a un acuerdo con el sindicato". Que ella le ha preguntado a los trabajadores si estarían contentos de trabajar con Ferrovial, y ellos han contestado que sí. A continuación, se desconvoca la huelga. Antonia Hierro queda así en muy buen lugar de cara a la opinión pública. A nosotros, que la alcaldesa quede en buen o mal lugar, nos da exactamente igual. Queríamos ganar, no desgastar al PSOE.  Terminamos este apartado con una mención especial a dos personas que se han destacado: el secretario general del SOV de Sevilla, y el Secretario de Acción Sindical del SOV de Sevilla. Sin su dedicación, sin el abandono de sus vidas personales durante muchos días, esta aventura no hubiera terminado tan bien. También gracias a toda la CNT de la Península y de Canarias (que han desarrollado desde allí campañas de solidaridad con los trabajadores de Tomares), y a todos los compañeros y compañeras que se desplazaron hasta Tomares desde puntos de Andalucía y de lugares tan alejados como Madrid, para hacer su aportación a la lucha.

La actitud de Izquierda Unida.

Hay que mencionar la actividad de esta coalición a lo largo del conflicto. Apoyo a los trabajadores por parte de Izquierda Unida de Tomares: ninguno. El concejal Juan Bretones de IU, forma parte del equipo de gobierno de Antonia Hierro, llevando la responsabilidad de cultura. Esta persona estuvo informada del contenido de todas las reivindicaciones, y sin embargo se limitó a ser el eco de las mentiras de la alcaldesa. ¿Qué más hace Juan Bretones para acabar con la huelga a favor de los trabajadores?: nada.

El artículo de Garantía en las condiciones laborales

Este artículo, originalmente, fue pensado para evitar posibles represalias, y en su apartado primero decía: "Cuando un trabajador sea despedido sin causa justificada y en el juzgado de lo social se declare el despido improcedente o nulo, la empresa tendrá la obligación inexcusable de readmitir al trabajador con todos sus derechos y retribuciones que estuviera percibiendo antes del momento del despido".

De haber conseguido que se firmara sin límite de tiempo hubiera sido el mayor triunfo imaginable, ante las continuas amenazas por parte del Ayuntamiento y la empresa PILSA de despedir a los trabajadores por el solo hecho de organizarse para plantarles cara y haber acudido a la CNT. Precisamente, en esta cláusula es donde hemos encontrado una mayor resistencia a la hora de negociar, y fue decisión de los trabajadores en huelga rebajar su duración en el tiempo para no arriesgar lo que ya se había conseguido, añadiéndose al artículo la siguiente frase: "Esta obligación de la Empresa se establece durante el plazo de UN AÑO desde la firma del presente acuerdo".

La sección sindical de CNT en la empresa Ferrovial de Tomares, seguirá luchando para conseguir de manera indefinida, que sea el trabajador el que pueda optar por la readmisión o la indemnización en caso de que se produzca un despido nulo o improcedente, y que sea de obligado cumplimiento para todas las empresas públicas o privadas que realicen en un futuro el servicio de la limpieza pública en Tomares. Invitamos asimismo a toda la Confederación a reflexionar sobre el alcance de este artículo, pues supone un freno al despido libre que en la práctica se lleva a cabo con la actual legislación.

Conclusión

1º.- Esta lucha NO ESTABA GANADA DESDE EL PRIMER DIA, hemos estado a punto de perderla en varias ocasiones. El marco de relaciones laborales español, es un negro cuadro de derrota para los trabajadores. Quien piense que esto era fácil, o que estaba ganado, se equivoca totalmente. En España casi todas las huelgas se pierden. Únase a eso las divisiones entre los trabajadores, las peleas casi continuas por quién hace más y quién hace menos, quién lucha y quién se aprovecha de la lucha, el verte solo porque todo el mundo está viendo el partido, la desconfianza entre unos y otros... Que un sindicato como la CNT, que no quiere subvenciones, que no tiene liberados, sin representación en elecciones sindicales ni comités de empresa, haya convocado una huelga que ha durado 20 días, y la haya ganado, demuestra que nuestros métodos –el apoyo mutuo y la acción directa- es el camino a seguir. Es un varapalo a CGT, a CCOO, a UGT, a todo el sindicalismo que colabora con la patronal y el Estado, a todos esos burosindicatos que nutridos por subvenciones son incapaces de ofrecer resultados que no sean cursos de formación, servicios jurídicos y cosecha de liberados. CNT no es la excepción, es la regla a seguir. Hay que dimitir de los comités de empresa, hay que renunciar a las subvenciones y a los fondos de formación, hay que mandar al puesto de trabajo a todos los burócratas sindicales. El sindicalismo tiene que estar en la pobreza.

2º.- Somos un sindicato. Ni somos marginales, ni grupúsculo. Para ser un sindicato no hace falta más que entrar en conflicto. Se dice que CNT sólo es eficaz para luchar en casos de despidos de trabajadores subcontratados por ETTs, en empresas de poco pelo... Bueno, pues lidiar con el Ayuntamiento de Tomares, con PILSA y con Ferrovial, no es moco de pavo. 

3º.- Respondemos en situaciones difíciles: no hemos vuelto la cara ni una sola vez; hemos crecido con la represión; hemos evitado detenciones y hemos sido incontrolables. No porque seamos muy valientes -que no lo somos-, o porque estemos muy bien organizados -ojalá fuera así-, sino porque somos la CNT.  

4º.- Las reivindicaciones realizadas eran realistas y obtenibles. Pedir en el Aljarafe contratos indefinidos con cláusula de readmisión y salarios a nivel de convenio, puede sonar a locura, pero es algo perfectamente asumible por el Ayuntamiento y la empresa. 

5º.- No somos tan tontos como para que esto se nos suba a la cabeza. Hemos ganado una escaramuza en un cuadro general de desastre sindical. Queda todo por hacer. 

6º.- Los miembros del Comité Sindical han sido decisivos a la hora de coordinar y negociar. Se demuestra la importancia de que el comité funcione bien para que el conflicto salga adelante. 

7º.- Esta es una victoria del modelo de sindicato de la CNT. Victoria de los trabajadores que aguantaron la huelga. Victoria extensible a toda la CNT de España y a todo el mundo libertario.

N.R.: Nos informan desde la F.L. de CNT de Sevilla que este sindicato tiene puesta una demanda contra el Ayuntamiento de Tomares por atentado contra la libertad sindical y el derecho a huelga.Arriba lucha antifascista