La empresa entonces despidió al compañero tras humillarle en público como ladrón y delincuente. Además procedieron a descontarle de su nómina el importe de otros robos que ocurrieron con anterioridad en su centro de trabajo, y cuya autoría se desconoce.

Desde el principio, se decidió apoyar al compañero, primero, por la vulneración de su intimidad, segundo, por las calumnias y humillaciones sufridas, tercero, por la imparcialidad y la falta de testigos en el momento de encontrar el muñeco promocional de la multinacional, y por último, por el abuso que supone que descuenten de su nómina importes de robos anteriores no probados.

Naturalmente, se reclamó a la empresa todos los adeudos en concepto de horas extras y demás que la empresa había de pagar, cosa que no ocurrió.

Tampoco ante el SMAC se llegó a una mediación satisfactoria, por lo que el sindicato decidió iniciar movilizaciones frente a la puerta de la empresa. Así pues acudimos y antes de nada, intentamos el último intento de diálogo que no pudo ser porque el dueño estaba ilocalizable, según la encargada.

Iniciamos la concentración desplegando nuestra pancarta al grito por megáfono de varios eslogans. Fue entonces cuando apareció el dueño ilocalizable junto a algunos matones de poco porte, y procedieron a rompernos la pancarta y el megáfono. Sin amedrentarnos, comenzaron los gritos, los empujones y se enzarzó una pequeña batalla campal, cada vez más caldeada. Al llegar la policía, todo cesó. Algunos compañeros continuaron en la puerta, mientras otros acudieron a denunciar la agresión.

Tras anunciar nuestra decisión de continuar con las protestas, la empresa mostró un desmedido interés por negociar. Finalmente, y como no podía ser de otra forma, se resolvió el conflicto a favor del trabajador, que recibió una suma superior a lo reclamado, se pagaron los desperfectos causados al material sindical y recibimos una pequeña cantidad adicional por daño moral.

Otra pequeña victoria de la Acción Directa.

Gracias por el apoyo y que viva la anarquía.