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n°303 julio 2004
Sindical-laboral
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CNT-Córdoba
En la entrevista concedida por el ministro Sol-
bes al diario Financial Times y publicada aquí
por Expansión, anunciaba "Reformaremos la
negociación salarial para ligarla a la producti-
vidad". Como ahora parece estar de moda, los
globos sonda se cuentan en el extranjero. Des-
pués, la táctica consiste en venirse aquí y ne-
gar lo dicho allí, como ha hecho Solbes, que
ha utilizado el grupo Prisa para desmentir lo
publicado en esa entrevista. Pero en cualquier
caso, dicho y escrito queda. Y ahora a ver las
reacciones del personal. Si este titular hubie-
ra salido de un ministro del PP hace unos me-
ses, hubieran saltado las luces de alarma de
medio país. Del país llamado "alternativo". Pero
ha salido de boca del PSOE y por tanto, las re-
acciones han sido escasas, cuando más. Porque
nadie puede pensar con seriedad que esa re-
forma no está en la idea del gobierno, de la pa-
tronal y probablemente, ya esté pactada con
los sindicatos.
Solbes asegura que España necesita mejo-
rar la productividad, así como la calidad del
mercado laboral y se muestra partidario de que
los salarios se adecuen a la productividad. Es
decir, dejar que los "agentes sociales" se pon-
gan de acuerdo para sustituir la negociación co-
lectiva por el acuerdo individual entre
empresario y trabajador para acordar salario y
condiciones de trabajo.
La negociación colectiva sirve actualmen-
te para establecer unas condiciones de traba-
jo que en la mayoría de los casos son ficticias;
los convenios son superados por la realidad y
apenas son respetados salvo en muy pocas em-
presas. Se justifica al mismo tiempo con ellos
la existencia de las corporaciones sindicales, or-
ganismos necesarios para mantener esa fic-
ción. No obstante, es uno de los pocos
resquicios que quedan a los trabajadores para
demandar a la empresa ante los tribunales, y
la única materia que al ser colectiva, puede sus-
citar la movilización en las empresas. A pesar
de su escasa aplicación, los convenios colecti-
vos siguen teniendo un papel importante. Con
la inclusión de numerosos tipos de contratos
temporales, de las cláusulas de descuelgue o
la no prórroga de su carácter normativo a su
finalización, los convenios han perdido peso
específico y cada vez interesan menos a los
trabajadores. Pero su carácter mantiene los úl-
timos restos del material con el que se hace el
sindicalismo: el hecho de ser colectivos.
Probablemente, la reforma que auspicie el
PSOE proponga que los convenios afecten tan
sólo a una parte de la plantilla, mientras que
la otra quedará fuera de su alcance, y a ex-
pensas de lo que el empresario de turno les
ofrezca. Como decimos, la ofensiva del capital
ha impuesto ya estos criterios en el trabajo,
ante la imposibilidad de los sindicatos oficia-
les de exigir el cumplimiento de los convenios.
El ministro dice que la negociación colecti-
va ha sido un buen sistema para la estabilidad
laboral y para lograr la moderación salarial
cuando la inflación es elevada, pero recuerda
que las empresas no cuentan con un "margen"
que les permita fijar su política salarial en fun-
ción de las circunstancias específicas. ¿Qué las
empresas no cuentan con margen? Es vergon-
zoso que esto lo diga un ministro, más aun
que sea presuntamente "socialista", pero más
triste aún es la escasa respuesta que estas de-
claraciones han tenido. En este país el despi-
do es libre, mediante el pago, en su caso, de
una cantidades ínfimas; las posibilidades de or-
ganización del trabajo por parte de la empre-
sa son totales; la contratación temporal abarca
todas las posibilidades; se puede contratar por
semanas, por días, y hasta por horas; nadie
controla el número de horas extras que se tra-
bajan, y no sólo eso, sino que se despide im-
punemente a los trabajadores que se niegan a
realizarlas; el trabajo en negro es tolerado y
animado por las administraciones regionales y
locales, para la creación de "focos de riqueza";
los sindicatos que tienen capacidad de negociar
son tan neoliberales como los economistas del
estado; las multinacionales pueden instalarse
donde quieran siendo por ello subvencionadas
y después largarse con sus beneficios sin que
nadie les moleste. En fin, que al ministro so-
cialista le parece poco "margen de maniobra".
Hay que tenerlo en cuenta: los socialistas son
especialistas en maniobras.
Secretariado de Acción Sindical
SOV CNT-AIT Tenerife
Desde hace unos meses se están publicando en
la prensa especialista en economía una serie
de noticias y comentarios que han pasado de-
sapercibidas para la mayoría de los trabajado-
res. Ya desde el 2001 se hacían desde el
ejecutivo del PP, comentarios en torno a la ne-
cesidad de modificar el proceso de negocia-
ción colectiva, aunque no plasmadas en la
práctica. Pero, aunque el asunto parecía que
había pasado a mejor vida, antes de las elec-
ciones generales del 14 de marzo, podíamos
leer en Cinco Días de nuevo como el Ministe-
rio de Trabajo (todavía bajo el gobierno del
PP) pretendía llevar a cabo una reforma del
proceso de negociación colectiva vigente ac-
tualmente en España. En otros periódicos se
publicaban comentarios similares que parecí-
an estar más vinculados a la demagogia pro-
pia de las campañas electorales que a una
verdadera intención de reforma real del actual
marco laboral. Sin embargo, la cosa no ha que-
dado ahí y el mismísimo nuevo gurú de la eco-
nomía, el muy experimentado en Europa
(recuérdese el fraude de Eurostat siendo él Co-
misario de Economía), Pedro Solbes, Vicepre-
sidente Segundo y Ministro de Economía, ha
realizado unas declaraciones al periódico Ex-
pansión (del día 28 de mayo de 2004) que no
dejan margen de duda en cuanto a sus inten-
ciones futuras. Para este personaje:
"La negociación colectiva ha sido un buen
sistema para la estabilidad laboral y para con-
seguir la moderación salarial cuando la infla-
ción es elevada. Sin embargo, las empresas no
cuentan con un margen que les permita fijar
su política salarial en función de las circuns-
tancias específicas."
En pocas palabras, lo que está afirmando es
que desde hace años, muchísimos años, se está
utilizando a los sindicatos oficialistas para aca-
bar con cualquier reivindicación salarial que
pusiera en equilibrio el alza de los sueldos con
el incremento de la carestía de la vida. Te-
niendo en cuenta las ingenierías estadísticas
empleadas para hallar los valores del IPC, en
donde han llegado incluso a la desfachatez de
excluir aquellos productos que pudieran in-
crementar este índice estadístico más allá de
los razonable (entiéndase el concepto de ra-
zonable desde la perspectiva de los empresa-
rios, no de los trabajadores), decir que los
sindicatos habían equilibrado el alza de lo sa-
larios ajustándolo al incremento del IPC, no es
más que reconocer que los salarios habían sido
congelados, cuando no reducidos en la prác-
tica. Seguramente, sindicatos como CC.OO. y
UGT, por sólo citar a los más significados, ju-
garon ese papel muy gustosamente, asegu-
rándose suculentos beneficios (ya sea a tra-
vés del gran pastel de la formación continua,
liberados sindicales, subvenciones y, por qué
no decirlo, soborno directamente como ha que-
dado demostrado en más de una ocasión). Pero
no sólo habla del papel colaboracionista de es-
tos sindicatos que han firmado todo lo que se
les han pasado por delante de sus ojos; igual-
mente, nos señala las necesidades de los em-
presarios: fraccionar hasta el infinito la clase
obrera a sabiendas de que su fuerza, de los
obreros, reside en su unidad. De esta manera,
les resultaría muy sencillo alcanzar el despido
libre que tanto añoran y que tan al alcance de
sus manos lo han dejado las diversas reformas
laborales realizadas en los últimos años. Todos
y todas hemos sufrido en nuestras carnes las
pretendidas flexibilizaciones laborales pro-
pugnadas desde la CEOE y hablar de dejar un
margen a las empresas para fijar los salarios se-
gún las "circunstancias específicas" sólo pue-
de suponer una reducción de los salarios que
obligue al obrero a abandonar su puesto de
trabajo o aceptar sueldos de miseria.
Solbes sabe muy bien que pretender llevar
a cabo esta reforma laboral a través de decre-
tos sólo supondría un enfrentamiento directo
con la clase obrera; para ello plantea toda una
estrategia que, con pequeñas modificaciones
en las actuales leyes laborales, a la larga le
permita obtener sus objetivos. Y para ello ne-
cesita la colaboración de los grandes sindica-
tos oficialistas, compensándoles la pérdida de
sus privilegios con nuevas aportaciones eco-
nómicas. Así, se entiende el empeño del PSOE
por convertir a los sindicatos en "agentes so-
ciales" e institucionalizarlos; les resta su fun-
ción de defensa de la clase obrera para
convertirlos en instrumento de la administra-
ción pública, por donde están transitando des-
de los últimos años con sus acuerdos de "paz
social" que sólo beneficia a la administración
pública y a la clase empresarial que negocian
el volumen de su expolio sin que nadie cues-
tione justamente eso mismo: su robo.
Seguramente, a alguien le recuerde un pa-
sado no muy lejano cuando en España sólo
existía un sindicato que era el "agente social"
de la dictadura franquista (el agua siempre
llega al mar; estos sindicatos herederos del
verticalismo fascista volverían a sus orígenes
institucionales).
Nos espera un futuro muy negro en donde
no podremos bajar la guardia en ningún mo-
mento. El modelo anglosajón de contratación
que nos quieren imponer ya sabemos a quién
va a beneficiar y lo que va a suponer: un in-
dividualismo atroz en donde tu propio com-
pañero de tajo será tu enemigo y no tu aliado
para conseguir mejorar entre todos nuestras
condiciones de vida. Ya sabemos cuál es el ob-
jetivo último de esta futura reforma laboral y
cuál es la estrategia que van a seguir hasta al-
canzarlo. En nuestras manos está el presentar
batalla o permitir que se salgan con la suya.
La primera reforma del PSOE
Recién llegados los socialistas al poder, anuncian ya una próxima reforma laboral. Y no
una reforma cualquiera, sino la que el PP tuvo que dejar aparcada en la anterior
legislatura. Es decir, el desmantelamiento de la negociación colectiva.
Negro futuro nos espera
Solbes: "Reformaremos la negociación salarial para ligarla a la productividad".
/ AGENCIAS
Solbes se muestra partidario de que los salarios se
adecuen a la productividad. Es decir, dejar que los
"agentes sociales" se pongan de acuerdo para
sustituir la negociación colectiva por el acuerdo
individual entre empresario y trabajador para
acordar salario y condiciones de trabajo
Nuevas Reformas laborales
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