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n°297 enero 2004
Opinión
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Nace en Barcelona
en 1931. Licenciado
en Filosofía. Poeta.
Pensador libertario.
Del humanismo
cristiano heredado, pasó a vivir
el humanismo existencialista, predomi-
nante tras la segunda guerra mundial.
A su llegada al mundo burgués (univer-
sidad y mundos literarios) procedente
del mundo trabajador, vive el humanis-
mo de la burguesía. En los años sesen-
ta, época de gran influencia del
comunismo, el humanismo marxista.
Una breve estancia en el Partido
Comunista le sirve para confirmar que
este humanismo no es convincente. Así,
a mediados de los setenta, llega al
mundo libertario, primero CNT y luego
Ateneos Libertarios, en donde por fin su
proceso ideológico encuentra el que
puede considerarse como el verdadero
humanismo, como el único que no
sucumbe, como los otros, a los impera-
tivos de la lucha por el Poder. El hecho
de reunirse en él lo contemplativo y la
rebeldía, le hace conocer suficiente-
mente la vida interior y la exterior. Sólo
el humanismo libertario podrá incidir
plenamente en la especie humana
cuando se generalice esa fusión de lo
contemplativo y de la rebeldía, ese
enfrentamiento a todo poder con una
plenitud de la vida interior, del pensar
y sentir.
Actualmente forma parte de la
redacción de la Revista Libertaria de
Barcelona Polémica y de vez en cuando
consigue que alguno de sus artículos
los publique el diario Avui, como el
titulado Enfermedades, en el que
denuncia las dos gravísimas enferme-
dades de nuestra razón: el racionalismo
y el irracionalismo.
Atención especial merecen sus lectu-
ras públicas, por el grado de conexión
que logra. El último ejemplo fue la mani-
festación poética que organizó por las
Ramblas de Barcelona, en contraste con
tanta manifestación política, que termi-
nó con una lectura en una de las embar-
caciones llamadas "Las Golondrinas", del
puerto de Barcelona, allí donde precisa-
mente comenzó su aventura poética...
Llama a su pensamiento "Misticismo
Libertario" y contempla el proceso de la
especie humana, desde que sale (única
en lograrlo) del "mundo real salvaje"
hasta que se estanca es este "mundo
real político", pero que tiene condicio-
nes de culminar el proceso en un
mundo en donde la búsqueda de la ple-
nitud fuera la clave de nuestro vivir, en
donde todos fuéramos únicos y compa-
ñeros... el "mundo real poético" Es
decir: la Anarquía...
Algunas obras de Jesús Lizano:
- Lizania. Editorial Lumen, S.A.
- Lizanote de la Mancha o La conquista
de la inocencia. Publicaciones de El
Ciervo, S.A.
- Héroes. Huerga y Fierro Editores, S.L.
- Sonetos. Editorial Lumen, S.A.
- Misticismo libertario: (aventura poéti-
ca). Edición del autor.
http://www.lizania.info
Jesús Lizano
Y
no digamos cuando nuestro sen-
tir se ve condicionado porque jue-
gan constantemente con nuestra
sensibilidad, con nuestra esperan-
za y nuestra angustia. Y de qué
forma nos imponen su pensar y sentir y hasta
qué punto nos amenazan si no cumplimos
sus órdenes (¡El infierno en la tierra! Y en el
cielo...). Cómo ignorar esos problemas comu-
nes, todo lo que constituyen nuestras fun-
ciones y relaciones, naturales, individuales y
sociales. Pero hay más: no sólo tenemos esos
problemas comunes sino una esencia común,
somos la misma especie, salida de aquel
mundo real salvaje en donde permanecen las
demás. Cómo negar que formamos una sola
especie por más complejidad que signifiquen
nuestras ideas, nuestros instintos, toda nues-
tra diversidad. De forma que podríamos utili-
zar una semblanza para entender mejor estas
cosas: componemos un sinfín de numerado-
res distintos pero tenemos un común deno-
minador, esos problemas y esa esencia. Y, por
supuesto, un mismo comienzo y un mismo
fin... Pues bien: Si es así, cómo es que nos
olvidamos de ese común denominador y vivi-
mos confundidos y enfrentados entre nuestros
numeradores, cómo no somos capaces de
organizarnos sin esta locura, sin estos críme-
nes, sin este dominio lacerante, cuál es la
causa de este continuo estado de guerra, vién-
donos enemigos unos de otros, perdidos en
este laberinto de numeradores sin que acer-
temos a vislumbrar este común denominador
que nos evidencia como seres humanos pre-
cisamente por nuestra libertad de pensar y
sentir, de poder ser únicos a la vez que com-
pañeros y cómo es que seguimos en este
mundo real político que nos divide en domi-
nantes y dominados, donde no está en juego
la plenitud humana, de acuerdo a nuestros
límites y posibilidades, sino el poder, la lucha
por el poder, confundidos en un sinfín de
conceptos que exigen una urgente revisión
porque hace tiempo se convirtieron en eje de
nuestro vivir, alejándonos de lo que realmen-
te nos une.
Todo esto me lo hace reflexionar una vez
más las últimas "elecciones" en Cataluña, refle-
jo de cómo seguimos así como si fuera inevi-
table esta situación, como si no tuviéramos
un común denominador. Ni un solo "grupo" o
mafia o partido o lo que sean nos ve como
compañeros sino sujetos a las fatídicas divi-
siones derivadas de conceptos, de delirios, de
un sinfín de aristocracias aspirando todas al
dominio, con un mismo denominador político,
de ansia de poder sin caer en la cuenta de que
el poder tiene unas leyes objetivas que son
inevitables llegue quien llegue al mismo. Como
es lógico estos dominantes nos limitan a este
mundo exterior, a esta enloquecida vorágine
de enfrentamientos, no ven ese mundo inte-
rior, ese común denominador, no se sienten
compañeros de todos, no advierten que for-
mamos una sola especie. ¿O no va siendo hora,
después de tantos siglos, de evolucionar hacia
una forma de organizarnos más propia de nues-
tras posibilidades sensibles y creativas?
Pero esta lucha por el poder, esta confusión
de numeradores, a qué es debido, con las gue-
rras, los enfrentamientos, los odios, los abu-
sos de poder, la cantidad de anécdotas
convertidas en categoría, la sumisión a las abs-
tracciones y a los símbolos, supeditando las
vidas a las ideas, el común denominador al
laberinto de los numeradores. Lo vengo estu-
diando hace tiempo y creo que es nuestra
Razón, nuestra "diosa" Razón, la que nos lleva
a esta locura. Al salir del mundo real salvaje
ella es la que impone nuestra enorme fuerza
de planificar y ejecutar y esa fuerza tiene
humilladas y prisioneras muchas veces a nues-
tra mente, lo creativo y lo consciente, y a nues-
tra alma, que implica nuestra extraordinaria
sensibilidad. Estos tres núcleos cerebrales debe-
rían estar en armonía, coordinándose, para
entender lo que nos une esencialmente, pero
pasan los siglos y no salimos de esta situa-
ción, el mundo real político, en la que segui-
mos organizados en dominantes y dominados,
convencidos lamentablemente de que no hay
otra forma de organizarse, ciegos los primeros
del ansia de dominio que proviene de nuestra
Razón. Y para comprender esa dependencia a
la misma observo que es la causa de dos enfer-
medades, el racionalismo y el irracionalismo,
que impiden ver ese numerador común, esa
vida interior, esa libertad de pensar y sentir,
que son, los dominantes, los dominados a su
vez por ellas.
A lo largo de los siglos han ido surgiendo
diversos "humanismos" (desde el cristiano al
marxista...) que comienzan sin duda con un
noble deseo de plenitud, pero que acaban some-
tidos al ansia de poder, a esas enfermedades.
La Historia nos habla claramente de lo inútil
(todo sigue igual...) de su noble esfuerzo por-
que enferman, porque la Razón nubla a lo cre-
ativo y a lo sensible, unos por exceso de
racionalismo, otros por hundirse en un irra-
cionalismo ciego, todo, como digo, lleno de
aristocracias, de trampas y redes del dominio,
ahora encubiertas por esa forma, la democra-
cia, que no impide persistir en esta Pancracia
(nombre que curiosamente nunca he oído de
tantos aristócratas "morales"...), en este mundo
real político sin acercarnos a la Acracia, al
mundo real poético, adonde se dirige el proceso
de nuestra especie, atendiendo a su grado de
consciencia, de creatividad y de sensibilidad.
O para qué salimos del mundo real salvaje...
Pero existe un humanismo que aún no ha
podido desarrollar sus auténticas posibilida-
des, el humanismo libertario, porque se enfren-
ta decididamente a todo poder, a su misma
esencia, humanismo que yo califico de poéti-
co, entendiendo lo poético como algo más que
lo estético o lo literario, como esa transfor-
mación de lo real, salvaje y político en poéti-
co, es decir en mundo humanizado.
Pero tanta complejidad como reunimos y
tanta derivación de esas enfermedades hacen
muy difícil superar nuestra situación. Y sería
en vano esperar de los dominantes, los más
afectados por ellas, que comprendan la posi-
bilidad de otra organización. Somos nosotros,
los seres humanos sencillos y dominados, sin
aristocracias y sin delirios, los que debemos
sanar de esas enfermedades. Sólo así podrá ir
cayendo el muro que constituye el poder, sin
caer en sus métodos de violencia y mixtifica-
ción, de montajes, de retórica, de manipula-
ciones, utilizando el mayor tesoro humano, la
palabra, al servicio del dominio en lugar de
orientarla hacia la plenitud de un común deno-
minador como realmente puede darse.
Qué puede hacer un poeta, a la vez liber-
tario (aunque no entiendo cómo se pueda ser
una cosa sin la otra), sino no ir a votar...
Recordemos las elecciones, repetidas, de hace
poco en Madrid... y las que se anuncian... ¿Ha
oído alguien a un político que hable de que
todos tenemos la misma esencia y de que todos
somos compañeros y de que todos debemos
ser únicos, libres en nuestro pensar y sentir?
¿Alguien de los representantes del poder tiene
una visión de lo humano más allá de este hori-
zonte político? ¿Alguien vislumbra la esencia,
el proceso, el camino hacia la plenitud?
"Nuestra patria es el mundo, nuestra familia la
humanidad": este es el lema del humanismo
libertario, del humanismo poético, de acuerdo
a nuestro común denominador que clama por
un cambio de organización, asambleariamen-
te, saliendo a la calle no en busca de enemi-
gos políticos sino de compañeros amigos.
Problemas comunes,
esencia común
Jesus Lizano
Existe un humanismo que aún no ha podido
desarrollar sus auténticas posibilidades, el
humanismo libertario, porque se enfrenta
decididamente a todo poder, a su misma esencia,
humanismo que yo califico de poético, entendiendo lo
poético como algo más que lo estético o lo literario,
como esa transformación de lo real, salvaje y político
en poético, es decir en mundo humanizado
Cómo negar que los seres humanos tenemos problemas comunes, fundamentales,
que responden a nuestra vida individual, natural, social, y desde luego a nuestra vida
interior, aquélla que nos hace especialmente humanos puesto que vida interior quiere
decir libertad de pensar y sentir (todo lo contrario de lo que piensan otros...) porque
cómo negar que somos bien poco humanos si piensan por nosotros, si continuamente
nos mentalizan, si cuando nacemos ya han pensado por nosotros.