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La "oposición".
Movimiento al Socialismo (MAS). Mucha gente
cree que el cese de la explotación minera fue debi-
do además de la caída del rendimiento a una deci-
sión estratégica, l@s miner@s constituían una
fuerza beligerante de 50.000 personas armadas
e ideología marxista, suficiente para ejercer pre-
sión sobre cualquier gobierno, a gusto del diri-
gente de turno. Su dirigente mas destacado fue
Lechín. Cuando las minas fueron privatizadas, en
algunas se formaron cooperativas (una buena forma
de hacer de cada minero un patrón) y grandes can-
tidades de miner@s fueron "relocalizados" (es decir,
despedid@s), muchos de ellos emigraron al
Chapare a dedicarse al cultivo de la hoja de coca.
Allí se instalo el segundo de Lechín, Filemón Escobar,
quien dio la formación teórica y orgánica a un joven
dirigente de l@s cocaler@s, Evo Morales.
El MAS, en sus inicios movimiento campesi-
no que actuaba de "papá estado" construyendo
carreteras, escuelas..., es hoy uno de los partidos
políticos mayoritarios, cuyo máximo dirigente es
el diputado Evo Morales y controla la mayoría de
las alcaldías en el Chapare.
Durante los disturbios del 12 y 13 de febrero,
en medio de un vacío de poder, el MAS negoció
con el gobierno la ley de participación popular,
que establecía un dinero otorgado directamen-
te a los municipios. Municipios a los que el MAS
podía acceder fácilmente en las elecciones, cerca
de 200, lo que significaba tener control directo
sobre mucho dinero. Además de que en sus cabe-
zas no era propicio políticamente hacerse del poder
en ese contexto, la oferta resultó jugosa a cam-
bio de sostener al gobierno mientras se lo demo-
nizaba como enemigo número uno. Esta claro: la
idea es concentrar la oposición en un aliado que
tenga todo bajo control.
El ex-mayor Vargas. Pero los conflictos del 12 y
13 de febrero dieron más de sí. Recordamos que
en esa ocasión la policía se "rebeló" porque a ellos
también les afectaba la aplicación por parte del
gobierno de una quita del 12 % en los salarios exi-
gida por el FMI. De esta manera el Mayor Vargas,
que encabezó el motín de la policía contra el gobier-
no pasó a convertirse en ídolo del pueblo. Luego,
por un puñado de pesos y ante la sorpresa del pue-
blo, la policía procedió a sofocar los disturbios.
En este contexto también aparece otro elemento,
el coronel Ugarte, quien en un gesto simbólico
tras el enfrentamiento de la policía y el ejército,
firma un manifiesto populista contra el gobier-
no y se abraza con el mayor Vargas. Un policía y
un militar. Ambos fueron expulsados.
Lo terrible es que aquí la población no desprecia
a la policía, y quizás el origen de este senti-
miento hay que buscarlo en la Revolución del 52,
cuando carabineros y militares se enfrentaron a
muerte: unos peleando al lado del Movimiento
Nacionalista Revolucionario (MNR) y los otros en
defensa del Gobierno encomendado a una Junta
Militar. Al triunfar el MNR, la represalia contra las
Fuerzas Armadas fue lapidaria, el presidente
Víctor Paz Estenssoro incluso dispuso el cierre del
Colegio Militar. En 1960, una soberbia Policía
Boliviana intentó dar un golpe que fue refrena-
do por las Fuerzas Armadas. A éstas tuvo que ape-
lar el MNR cada vez más debilitado, hasta que en
1964 terminó cediéndole el poder al militar René
Barrientos. Lo que es seguro es que la lucha de
fuerzas entre la policía y el ejército, que lleva varios
años, no se ha resuelto y la policía sigue tenien-
do el apoyo popular.
Al mayor Vargas se debe que el tema del gas
haya llegado a la población aymara, quien inclu-
so le entregó el "chicote" de mando, en simbó-
lico gesto de reconocimiento de líder.
No obstante, durante todos los días que duró
la "guerra del gas" no se le vio ni un pelo, ni a él,
ni a Ugarte, ni a ninguno de los policías y mili-
tares que decían acompañarían al pueblo... más
bien lo querían asesinar.
Mientras tanto la gente moría heroicamente
frente a las fuerzas del orden.
El mallku. Una de las mayores autoridades ori-
ginarias (que también las tienen), es Felipe
Quispe (antiguo guerrillero que purgó condena
por ello), y Secretario general de una de las dos
CSUTCB-Confederación Sindical Única de
Trabajadores Campesinos (la otra está controla-
da por el MAS), fue uno de los primeros en pro-
mover los bloqueos por el tema del gas en la
población campesina del altiplano. Cuando los con-
flictos se agudizaron y las "bases" lo superaron,
se auto-anuló declarándose en huelga de hambre.
Lo mismo hicieron, la Asamblea Permanente
de Derechos Humanos de Bolivia, intelectuales y
artistas, músic@s y clase media junto a la ex-defen-
sora del pueblo, Ana María Romero de Campero.
Las Central Obrera Boliviana-COB, sus regio-
nales y departamentales. La Central Obrera
Boliviana mas beligerante, encabezada por el para-
militar Jaime Solares, es un patético sello vacío
en el cual el ex-mayor Vargas, el ex-coronel
Ugarte y demás lamentables personajes se disputan
preponderancia. Toda buena gente...
La escisión y diferentes departamentales
jugaron un papel diverso en cuanto a contención
de la protesta, excepto, claro, la departamental
de El Alto, que no pudo sustraerse a la beligerancia
y coraje de su población, en su amplia mayoría
indígena y muy pobre.
El conflicto.
A pesar de que el malestar por la exportación del
gas existía ya desde hace meses (fue uno de los
temas en la conmemoración del Día del Mar por
el aniversario de la pérdida de la salida al mar en
la guerra contra Chile), empezó a cobrar mayor
fuerza en las últimas semanas cuando diversos
grupos sociales la tomaron como consigna polí-
tica. Es indudable que sobre todo en el principio
uno de los motores de la protesta fue el hecho de
que la venta sea precisamente por Chile, que a prin-
cipios de siglo le "ganó" la salida al mar a Bolivia;
hasta hace poco todavía en los colegios se ense-
ñaba el "odio a Chile" y el derecho boliviano a la
salida al mar. La elección del puerto de Chile pro-
vocaba una reacción más bien temperamental, pro-
pia de nazionalismo, pues las argumentaciones
a favor y en contra no tenían un gran fundamento.
Pero poco a poco la gente empezó a considerar que
la industrialización del gas podría constituir
una de las pocas oportunidades para salir de la
espantosa miseria que soporta la gran mayoría de
la población.
La política tiene sus reveses. Esta claro el
papel de contención de la revuelta de las estruc-
turas, sobre todo de aquellas orientadas a la
toma del poder, sean de izquierda o derecha. Esta
claro que las reivindicaciones y la gente son
usadas por las diversas cúpulas dirigentes de
los distintos sectores de "oposición" en función
de engrosar sus filas y ejercer presión sobre el gobier-
no para fortalecer sus posiciones de poder. Esta
claro que del uso a la traición hay un solo paso.
Sorata y Warisata
Hay que resaltar que l@s indígenas del altipla-
no desafiaron al poder desde la colonia. En este
sentido, ya en 2000 y 2001 Achacachi, Huarina,
Warisata y otras comunidades del altiplano norte
y los valles de Sorata, junto con l@s indígenas
del Chapare, protagonizaron impresionantes
movilizaciones que constituyen según algunos
los primeros levantamientos indígenas del siglo
XXI, pronunciados siempre sobre la base de un pro-
fundo sentimiento indígena y más tímidamen-
te también sobre una guerra civil.
El señor de la exaltación.
Parece que el conflicto empezó en el marco de una
movilización de cerca de 3000 indígenas de la
provincia de Los Andes, departamento de La Paz,
que llegaron hasta las inmediaciones del paceño
penal de San Pedro para exigir la liberación de uno
de sus dirigentes que estaba acusado de participar
en un acto de "justicia comunitaria" que conclu-
yó con la muerte de dos supuestos ladrones de gana-
do. En este marco de movilización y huelgas de
hambre (método muy común en estos lados),
llega la convocatoria a una movilización para
rechazar la exportación del gas a EE.UU. Así, el gas
se convierte en una de las principales reivindica-
ciones indígenas en los bloqueos que se iniciaron
el 15 de septiembre en las vías del altiplano lacus-
tre, La Paz - Copacabana y La Paz - Achacachi - Sorata.
En este último pueblo quedaron atrapados cien-
tos de turistas que habían acudido a la celebra-
ción de la fiesta religiosa del señor de la exaltación.
La "campaña de rescate humanitario".
El viernes 19 el gobierno decidió enviar policías
y ejército al rescate de turistont@s. A las 5 de
la mañana del sábado, cuando militares y poli-
cías llegaron a Warisata, se produjo el primer
enfrentamiento.
L@s poblador@s aseguran que los uniformados
"bajaron a la población disparando. Disparaban
hacia el aire, pero ya con eso nos provocaban". El
coronel a cargo dijo que los efectivos respondieron
al ataque campesino que se produjo con piedras
y dinamita (y claro, era un bloqueo). Resultado:
la detención de un campesino de 62 años.
En la puertas de Sorata, tres horas después,
l@s campesin@s lanzaron piedras desde los
cerros contra los camiones militares, la respues-
ta fue con gases lacrimógenos. A las 9 de la
mañana, con Sorata ya bajo control gubernamental
y con la presencia del ministro de defensa Sánchez
Berzaín, la policía destaca el alivio de l@s turis-
tas que son conducid@s con escolta hacia La Paz.
El calvario.
La caravana avanza lentamente, los uniformados
levantan piedras y árboles dispuestos en el cami-
no, mientras eran asediados desde los cerros
por l@s campesin@s. En este paraje se produjo
el primer enfrentamiento. La policía dice haber
dispersado a campesin@s que atacaban el con-
voy a pedradas con gases lacrimógenos. Una
turista "rescatada" afirmó al llegar a La Paz que
"sabían por donde nos agarraban. Estábamos
Huelga general en Italia. Breve crónica de la
huelga del 7 de noviembre en Milán
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21
Cincuenta años luchando con el veneno. Cincuenta
años de pruebas nucleares ......................................... 22
Internacional
cnt
n°296 diciembre 2003
1
188
Bolivia no sólo arde... estalla
Publicamos en este número del
cnt la segunda entrega del artículo, elaborado por los compañeros Sabela y Juan, que relata la
contestación multitudinaria y popular que en el pasado mes de octubre forzó la renuncia del presidente Goni
Bolivia arde (y II)
Manifestantes gritan consignas a policías en contra de la represión sufrida.
/ AGENCIAS
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