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años y los controles para que los que acceden
a estas viviendas cumplan los requisitos es-
tablecidos son mínimos o no existen.
Con esto eliminaríamos la diferencia entre
demanda y oferta y sobre todo que esta ofer-
ta esté en manos privadas y especulativas, ra-
zones fundamentales del incremento del precio
de la vivienda. Por otra parte, al obligar a los po-
deres públicos a poner suelo suficiente para esta
demanda, la especulación del suelo sólo sería
para la vivienda de lujo y eso, sinceramente, me
preocupa un bledo.
Por último quiero hacer una reflexión del por-
qué no existe un movimiento social o reivin-
dicativo de la vivienda pública igual que sí
existe con la sanidad pública o con la enseñanza
pública. Los motivos pueden ser:
-Que no existe una conciencia histórica sindi-
cal de esta reivindicación.
-Que no existe un sector de trabajadores úni-
camente relacionados con esta actividad a ni-
vel funcionarial, como existe en la enseñanza
y en la sanidad.
-Que la vivienda nos la presentan como una ac-
tividad económica más y como medio de in-
versión y ganancia a nivel popular, con lo que
nos están incorporando a su juego.
Creo que debemos reflexionar sobre ello y que
el movimiento sindical empiece y propague
esta lucha hasta su consecución.
Juan de la Lama:
EL MERCADO DE LA VIVIENDA: LA VIDA
COMO MERCANCÍA.
A) LA CONSTITUCIÓN VIOLADA.
El capítulo III, artículos 39 a 52, de la Consti-
tución Española tiene por título "Principios Rec-
tores de la política social y económica". En él
se establece un modelo económico que se ha de-
finido como 'economía social de mercado'. Por
el año 1978 este era el modelo económico im-
perante en las democracias parlamentarias,
pero ya había sido alumbrada una criatura que
estaba destinada a sucederle. En 1973 se crea
la Comisión Trilateral con el propósito de influir
en los gobiernos para implantar un nuevo mo-
delo económico, el neoliberalismo. La desin-
tegración del modelo soviético facilitará su
implantación en todo el globo.
Vamos a realizar un recorrido por el mode-
lo económico-social que establece la Constitución,
comparándolo con con la política real de los dis-
tintos gobiernos que ha habido desde su vigencia,
y veremos si se corresponden:
Artículo 39. "Los gobiernos deberán ga-
rantizar la protección social, económica y ju-
rídica de la familia". No hace falta ser un
lince para ver que las familias (dando al térmi-
no un sentido amplio que abarca a todos los gru-
pos que conviven compartiendo sus recursos
económicos) están desprotegidas. La falta de se-
guridad económica, social y jurídica provoca que
la violencia doméstica se haya convertido en la
primera causa de delitos contra las personas.
Artículo 40. "Los poderes públicos ga-
rantizarán una distribución de la renta más
equitativa e igualitaria". Desde la Constitu-
ción la brecha entre pobres y ricos se ha ampliado.
El proceso de privatización ha constituido una
expoliación sin precedentes de los bienes pú-
blicos. El capitalismo popular pregonado por el
poder es la estrategia del neoliberalismo para
desplumar a las clases medias. Las políticas fis-
cales han recortado los impuestos a los ricos, au-
mentando las desigualdades.
Artículo 41. "Los poderes públicos man-
tendrán un sistema público de Seguridad So-
cial, con prestaciones sociales que satisfagan
las necesidades de la población". Desde la Cons-
titución todos los gobiernos se han ocupado de
reducir las prestaciones de la Seguridad Social.
La pensión media de 62.000 ptas. al mes no ga-
rantiza la subsistencia. Hay mucha gente que
no puede trabajar, por edad o por enfermedad,
que no cobra pensión alguna. Se han incre-
mentado los años de cotización para tener ac-
ceso a la pensiones de jubilación, vejez e
invalidez. Se han reducido las prestaciones
por desempleo y nos amenazan para que cons-
tituyamos fondos de pensiones privados, por-
que la Seguridad Social no va a garantizar
nuestras pensiones a medio plazo.
Artículo 43. "Los poderes públicos ga-
rantizarán la salud pública" La sanidad pú-
blica es un desastre: han aumentado las listas
de espera, la asistencia es de ínfima calidad, cada
vez hay más enfermedades que se "cronifi-
can" a menor edad por falta de prevención y tra-
tamiento adecuado.
Artículo 44. "Los poderes públicos pro-
moverán el acceso a la cultura". Solamente
hay que ver las televisiones que dependen de
los poderes públicos para comprobar de qué for-
ma garantizan este derecho.
El artículo 47 de la Constitución recono-
ce "el derecho de todos los españoles a dis-
frutar de una vivienda digna y adecuada".
Obliga a los poderes públicos a hacer efectivo
ese derecho, impidiendo la especulación y re-
conociendo a la comunidad el derecho a be-
neficiarse de las plusvalías que genere la acción
urbanística de los entes públicos. Los poderes
públicos hacen justamente lo contrario: regulan
la utilización del suelo para facilitar la espe-
culación. Las plusvalías generadas por la acción
urbanística son la primera causa de enrique-
cimiento personal. Las mafias inmobiliarias se
confunden con los partidos políticos, ya lo
hemos visto en las elecciones a la Comunidad
de Madrid. La vivienda se ha convertido en un
artículo de lujo fuera del alcance de la mayo-
ría de la población. Si comparamos el coste ac-
tual de la vivienda, después de 25 años de
Constitución, con la situación anterior, ob-
servamos que hoy es más difícil, y en términos
relativos mucho más caro, acceder a una vivienda
que antes.
B) NEOLIBERALISMO: EL NUEVO MODELO IN-
TERVENCIONISTA.
La Constitución establece el marco en el que se
tiene que desarrollar la acción de los poderes pú-
blicos: estos tienen la obligación de intervenir
social y económicamente para garantizar esos
derechos, y sin embargo la realidad es la opues-
ta. Con descaro el Ministro de Economía, Rodrigo
Rato, afirma que su lema es la mejor política eco-
nómica es la que no existe. Este mundo al re-
vés requiere ser explicado.
Con el neoliberalismo triunfante en el mun-
do es el mercado quien tiene que atender esas
necesidades: seguridad, vivienda, sanidad,
educación... todo debe ser privatizado. Confa-
bulados con las empresas los gobiernos neoli-
berales conspiran para garantizar que lo que un
particular paga por una vivienda sea lo máxi-
mo que se le puede sacar. Cualquier otra ex-
plicación es superflua. Nos pueden decir:
-No hay suelo. Vaya, será que no es grande
Castilla.
-La mano de obra está muy cara. Hoy los sala-
rios en la construcción están a la mitad que
hace 10 años y las viviendas cuestan cuatro
veces más, como mínimo.
-Han subido mucho los materiales. El coste de
los materiales en el precio final de la vivien-
da es irrisorio, y se mantienen estables des-
de hace más de diez años.
Entonces, si no hay causas desde el punto
de vista del mercado que justifique el alza de
los precios, suben porque los poderes públicos
intervienen para garantizar los beneficios exor-
bitantes de las empresas y el enriquecimiento
de las clases privilegiadas.
C) VIVIENDA Y VIDA COTIDIANA.
Los tipos de interés
¿Os acordáis cuando Aznar decía: gracias a mi
política económica los tipos de interés han ba-
jado y los que tienen una hipoteca ahora pa-
gan menos que antes, y la vivienda es más
accesible? En los 70 las hipotecas tenían un in-
terés del 20% y se suscribían a 10 años como
máximo. Cuando alguien compraba una vi-
vienda tenía que pagar casi el 90% de su sala-
rio, pero al cabo de tres años, como los salarios
subían en la misma proporción y la letra se man-
tenía estable, el coste de la hipoteca en rela-
ción al salario se reducía a un tercio. Ahora las
hipotecas se hacen a 30 ó 35 años, y como casi
no hay inflación el coste es durante todo el tiem-
po casi igual de gravoso. El gobierno dice que
es señal de progreso que en España exista un
porcentaje muy alto de la población con vivienda
en propiedad. Mentira. Hasta que no se paga
la hipoteca la vivienda es del Banco. Vivimos
en un país donde la gente joven -de 40 años-
se independiza y compra una vivienda que
terminará de pagar cuando tenga 70. En ese ca-
mino tan largo habrá periodos de crisis donde
tendrán que renegociar con los bancos la hi-
poteca. Bienaventurados sus hijos, si los tie-
nen, que heredarán la hipoteca. El margen
de fluctuación de la inflación es mínimo: una
variación hacia abajo produciría una defla-
ción y estallaría la burbuja inmobiliaria, al ser
más rentable adquirir una vivienda nueva que
pagar la hipoteca de la que se tiene. Una va-
riación hacia arriba haría que el coste de las hi-
potecas se disparase, aumentaría el paro,
generándose una cascada de impagos. El en-
deudamiento desorbitado de las familias coloca
a la sociedad española en una situación de de-
bilidad extrema ante cualquier resfriado eco-
nómico.
Las familias y unidades económicas de con-
vivencia.
El diseño de la vivienda no se ajusta a lo que
demandan las nuevas estructuras familiares
(entendiendo familia como la comunidad de per-
sonas que deciden vivir bajo el mismo techo com-
partiendo sus recursos económicos). La tendencia
en Europa es de un 25% de hogares monopa-
rentales. Es muy caro constituir un hogar 'tra-
dicional', se retrasa la edad de emancipación y
se tienen menos hijos. Por el contrario, crecen
los hogares atípicos: es el caso de muchos in-
migrantes que viven bajo el mismo techo, com-
parten los gastos, el cuidado de los hijos y los
mayores, la alimentación, los electrodomésti-
cos, los vehículos. Las sinergias que se produ-
cen en estos nuevos colectivos familiares reducen
el coste de la subsistencia, facilitan las relaciones
interpersonales y crearían una red cooperativa
que cambiaría el tejido social. Es la filosofía del
movimiento okupa generalizada a capas cada vez
más extensas de la población, y sin represión po-
licial. Las relaciones interpersonales son algo más
que un intercambio de mercancías, y sólo la vo-
luntad de estos colectivos, expresada median-
te actuaciones al margen del mercado
(reivindicación, organización y conquista) po-
drá dar satisfacción a estas necesidades que el
mercado nunca será capaz de atender.
El chabolismo.
Más del 70% de la población urbana mundial vive
en poblados chabolistas. Hasta hoy la política
de los gobiernos ha ido dirigida a su erradica-
ción, pero la ONU recomienda proporcionar a los
poblados agua, alcantarillado, escuelas, sanidad.
Es una solución óptima para los países del ter-
cer mundo que facilita que la gente con sus pro-
pios medios pueda acceder a una vivienda al
margen del mercado. Pero como esta solución
reniega del mercado los gobiernos se obstinan
en ignorar la realidad y condenan a los pueblos
a la inanición hasta que la bonanza económi-
ca les permita acceder a un puesto de trabajo re-
munerado que les permita comprar una vivienda.
Los sin techo.
El incumplimiento de los gobiernos de sus obli-
gaciones sociales y su sometimiento al merca-
do nos ha llevado a la ruptura de la cohesión social,
que se manifiesta de forma sangrante en el dra-
ma de los sin techo. No importa que se viva en
sociedades avanzadas, que se tengan estudios
superiores y que se disfrute de un puesto de tra-
bajo estable: una enfermedad, una ruptura
matrimonial, la pérdida del trabajo... son mu-
chas las causas que pueden desencadenar una
crisis en un individuo que le incapacite para aten-
der los requerimientos y compromisos que ha
asumido. Como los lazos personales y familia-
res están sostenidos por un individualismo
egoísta, en estas ocasiones falta el apoyo mo-
ral para superar las dificultades. Cualquiera
puede acabar convertido en un sin techo.
También aquí los gobiernos son inoperantes
y se dedican a hacer la vida imposible a estos
desgraciados. Tampoco el mercado ofrece solución
para este drama, al contrario, es la lucha de to-
dos contra todos que predica la causa de su exis-
tencia. La única solución es confiar en nosotros
mismos. Somos capaces de transformar la rea-
lidad si cooperamos solidariamente: el plane-
ta nos ofrece todo lo que necesitamos para
vivir dignamente, sólo tenemos que recuperarlo
del mercado.
Javier Porro:
SI SE PAGA, ES PORQUE SE PUEDE.
N
o es de extrañar que, ante la polí-
tica neoliberal de estos últimos
años, el problema de la vivienda se
haya agudizado en extremo. Y
digo agudizado porque con las
políticas socialistas el problema no mejoró, in-
cluso se agravó: los incrementos del precio
de la vivienda en los primeros 80 y de los años
87 al 91 fueron equivalentes a los actuales. Ci-
ñéndonos a los años más recientes, en los seis
últimos años el incremento es del 79% según
el Banco de España a nivel nacional. Estos in-
crementos se agravan en Madrid, San Sebastián,
Barcelona y Baleares. En el 2002 y 2003 el in-
cremento medio nacional es del 17,5% y en Ma-
drid del 30,4%.
En esta situación, según la Fundación En-
cuentro, el 60,7% de los hogares no pueden com-
prar vivienda ni dedicando la mitad de sus
ingresos. Por aclarar más este dato, si en 1987
el esfuerzo salarial de la familia era el 3,4 del
salario medio para una vivienda de 90 m2, en
el 2002 es del 6,6. Este esfuerzo ha tenido va-
riaciones al alza y a la baja según si los perío-
dos han sido expansivos o de crisis económica.
Por último, según datos del Gobierno, el en-
deudamiento de las familias se ha incrementado
casi linealmente desde 1996 hasta el primer tri-
mestre del 2003, pasando de 230.000 millones
de euros a 461.000 millones.
MOTIVOS DE ESTE INCREMENTO.
1. Demanda.
La demanda viene dada por imperativo natu-
ral, o sea por crecimiento demográfico. El sis-
tema económico capitalista mantiene la oferta
por debajo de la demanda construyendo más en
ciclos expansivos y menos en ciclos de crisis para
conseguir que los precios a malas se manten-
gan. La demanda potencial es siempre superior
a la demanda real, pues siempre habrá un nú-
mero de familias que desisten de la compra de
vivienda debido a sus ingresos insuficientes. En
períodos de estancamiento económico el número
de familias que desiste de la compra de vi-
vienda es máximo ya que la crisis económica,
como bien sabemos, la pagamos los trabajado-
res. Cuando se inicia el ciclo expansivo, a la acu-
mulación de demanda potencial se une un
mejoramiento económico de las familias que ori-
gina una explosión de dicha demanda, y aun-
que la oferta aumenta relativamente hace que
los precios se disparen. Está claro que la mejo-
ra en la situación económica de las familias no
implica por sí misma el aumento de los precios
de la vivienda, como nos quieren hacer creer Az-
nar y sus ministros, que dicen que si se paga es
porque se puede. Lo que sucede es que las fa-
milias, en cuanto ven el más mínimo resquicio
de posibilidad de comprar y acuciados por la ne-
cesidad, compran llegando a situaciones de
endeudamiento extremo y peligroso.
2. Especulación.
La especulación es "efectuar operaciones co-
merciales con la esperanza de obtener beneficios
con las variaciones en el precio". En la vivienda
se da comprando grandes cantidades de suelo rús-
tico alrededor de los núcleos urbanos con la in-
tención de que cambien o se provoque la
clasificación de rústico a urbanizable y por lo tan-
to una variación extraordinaria en precio. Esta
especulación no viene regida por el desarrollo ha-
bitual del sistema capitalista, es decir, por ob-
tener el máximo beneficio sin intervención
ajena, como en la especulación bursátil, sino que
sin la complicidad del Estado en su sentido más
amplio, y en concreto de las Comunidades y de
los Ayuntamientos, no sería factible, pues son ellos
los que tienen la potestad de reclasificar los te-
rrenos que casualmente siempre son de grandes
empresas constructoras o de insignes persona-
lidades como el caso de Herrero de Miñón.
Evidentemente, si a la hora de reclasificar los
Ayuntamientos y Comunidades impusieran
una cantidad obligatoria de vivienda protegi-
da, de tal forma que la demanda primaria de vi-
vienda fuera abastecida, el incremento del
precio de la vivienda sería mucho menos o no
existiría, pues sólo vendría provocado por la de-
manda de vivienda de lujo o inversión.
También existe la especulación de personas
individuales que invierten en vivienda ante la
crisis de la bolsa o como valor seguro, pero se-
gún los datos oficiales el porcentaje de vi-
viendas vacías es del 14,8%, estando dentro de
este porcentaje las dedicadas a especulación in-
dividual (no superior al 5%), y por tanto su in-
fluencia en el precio de la vivienda, comparado
con la especulación institucional, es despreciable.
3. La vivienda como un derecho.
Todos somos conscientes de que la vivienda es
un derecho social básico sin el cual es muy di-
fícil, por no decir imposible, que se cumplan otros
derechos fundamentales para tener una vida dig-
na y un desarrollo personal pleno. ¿Cómo se va
a cumplir el derecho a la salud en una vivienda
insalubre? ¿Cómo se va a tener derecho a la in-
timidad si no hay espacio suficiente para ello?
¿Cómo se va a trabajar en condiciones de descanso
si no se tiene una vivienda cercana al trabajo?
Es evidente que sin este derecho no se dará
una protección y un desarrollo de la infancia ade-
cuada. ¿Cómo vamos a tener una sociedad de per-
sonas desarrolladas física y mentalmente si el
medio en que se desarrollan es deficiente o sim-
plemente no existe?
La ciencia ya ha demostrado cómo influye
el entorno familiar y social en el desarrollo de
las personas y en su comportamiento posterior.
La degradación de las personas o su falta de de-
sarrollo pleno intelectual, físico y psíquico
viene dado fundamentalmente por el medio en
que se desarrolla la infancia y la juventud.
Pero además hay otro componente fundamen-
tal: el trabajador que esté atado y como sabe-
mos, es la mayoría, a una hipoteca para pagar
su vivienda será un trabajador más dócil. Dada
la liberalización cada vez mayor de las relacio-
nes laborales los trabajadores se lo pensarán muy
mucho antes de iniciar una huelga o una pro-
testa, por miedo a cobrar menos o ser despedidos.
Pero la vivienda digna no es sólo un dere-
cho social prioritario sin el cual quedan dañados
otros muchos derechos sociales, o esclavizado
el trabajador de por vida, es también un derecho
constitucional, según dispone el art. 47: "to-
dos los españoles tienen derecho a un vivienda
digna y adecuada. Los poderes públicos pro-
moverán las condiciones necesarias y estable-
cerán las normas pertinentes para hacer efectivo
este derecho". Según esto y ciñéndonos a la le-
galidad, sólo tendrían derecho los españoles,
pero el art. 13 de la Ley de extranjería dice: "los
extranjeros residentes tienen derecho a acceder
al sistema público de ayudas en materia de vi-
vienda en las mismas condiciones que los es-
pañoles". Está claro que al ser un derecho
básico debe interpretarse en su forma más
amplia, con lo que todos los extranjeros deben
tener derecho a vivienda igual que tienen de-
recho a sanidad o educación.
No hace falta decir que como anarcosindi-
calista estoy en desacuerdo por muchas razo-
nes con la Constitución, pero también como
anarcosindicalista y sin olvidar nuestro fin de
transformación de la sociedad, tenemos la
obligación de luchar por los derechos estable-
cidos, hacerlos cumplir y superarlos siempre que
podamos. Por ello las propuestas para solucio-
nar el problema de la vivienda no van a ser re-
volucionarias por mucho que me apetezca
pedir la propiedad social del suelo, sino enca-
minadas a desarrollar al máximo las posibilidades
que nos ofrece la Constitución:
-La construcción de vivienda pública para to-
dos los que la soliciten independientemente
de sus ingresos familiares a un precio tasado.
-El establecimiento de una ayuda a la compra
o alquiler de vivienda pública, basándose en
razones sociales, donde se consideren: in-
gresos familiares, nº de hijos, incapacitados,
o personas ancianas a su cargo.
-Que la calificación de vivienda pública se
mantenga indefinidamente y por lo tanto su
venta o su alquiler posterior ha de estar pre-
viamente establecido.
-Que los poderes públicos promuevan directa-
mente o faciliten la promoción a cooperati-
vas o promotores, y para ello es primordial la
clasificación del suelo suficiente para este fin.
Hoy día la promoción de vivienda protegida
es del 10%, con fuertes fluctuaciones siendo
claramente insuficiente. Se permite especu-
lar con ella al poderse liberalizar al cabo de los
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n°296 diciembre 2003
Actualidad
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n°296 diciembre 2003
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La utopía del derecho a una vivienda
El pasado 14 de noviembre, en el Ateneo de Madrid, tuvo lugar una charla sobre el problema de la vivienda en España. Los ponentes,
Javier Porro, ingeniero de caminos, y Juan de la Lama, abogado, se encargaron de desmontar las mentiras y las estadísticas falseadas del
gobierno y de demostrar a los asistentes cómo todos los designios de la Constitución al respecto se han convertido en papel mojado. Lo
que sigue son las transcripciones de ambas intervenciones.
No hace falta decir que como anarcosindicalista estoy en
desacuerdo por muchas razones con la Constitución, pero también
como anarcosindicalista y sin olvidar nuestro fin de transformación
de la sociedad, tenemos la obligación de luchar por los derechos
establecidos, hacerlos cumplir y superarlos siempre que podamos
M. COBO
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