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Ester Montero
Comisión de Transgénicos de Ecologistas
en Acción
El absurdo no puede ser más grande: por un
lado no inventan nada, y por otro, ese gen o
secuencia de genes sólo pueden funcionar en
una célula viva o en un organismo. Además su
función es incierta e imprevisible ya que depende
del tipo de célula en el cual se inserta, en qué
parte del genoma y en qué ambiente.
El Acuerdo sobre los Aspectos de los Dere-
chos de Propiedad Intelectual relacionados con
el Comercio (ADPIC en castellano pero está más
extendido el uso de la sigla en inglés: TRIPS)
surge en 1994 en el seno de la Organización
Mundial del Comercio (OMC) y significó la ex-
tensión a todo el mundo de rigurosos derechos
de propiedad intelectual. El Acuerdo sobre TRIPS
tiene fuerza legal, cuenta con medidas fuerte-
mente coercitivas: los Estados miembros que
no cumplen con sus obligaciones sufren san-
ciones comerciales.
Los países industrializados han sido los prin-
cipales autores y defensores del Acuerdo sobre
TRIPS, ya que detentan el 97% de las patentes.
Por lo tanto extender los derechos de propiedad
intelectual a todo el mundo redunda en su favor.
Las críticas a este Acuerdo son numerosas:
- Genera derechos de monopolio para las or-
ganizaciones privadas de investigación y las
multinacionales más poderosas.
- Obliga a los países miembros de la OMC a
patentar ciertas formas de vida y proce-
sos vivos.
- Por las definiciones y criterios utilizados fa-
vorece a ciertas personas y empresas priva-
das además de a la tecnología moderna.
- Al mismo tiempo el Acuerdo no reconoce el
papel clave del conocimiento tradicional,
ni los derechos legítimos de los agricultores,
las comunidades locales y los pueblos indí-
genas, que han sido los principales produc-
tores de conocimiento e innovación en cuanto
al uso de los recursos biológicos. Reconoce
que los "derechos de propiedad intelectual
son derechos privados" y sus titulares pue-
den ser personas físicas o jurídicas (como em-
presas o instituciones). Los derechos se
confieren, por lo tanto, a individuos o a en-
tidades jurídicas privadas y da el derecho
exclusivo a fabricar, vender y usar el pro-
ducto o el proceso. Este sistema de dere-
chos exclusivos y privados choca con el
sistema social y económico tradicional, en
el cual las comunidades locales usan y de-
sarrollan la biodiversidad, que incluye cul-
tivos y plantas medicinales; tanto las semillas
como el conocimiento se intercambian li-
bremente y el saber no es exclusivo de na-
die, sino que se comparte a nivel colectivo
y se transmite entre generaciones.
- Existen cada vez más pruebas de que las em-
presas e instituciones privadas de investiga-
ción que han patentado materiales genéticos
y biológicos, así como el conocimiento rela-
tivo a su uso, han robado la sabiduría tradi-
cional y los derechos de los agricultores y las
comunidades locales. Mientras aumentan las
patentes de genes, variedades vegetales y
medicamentos, se multiplican las evidencias
de biopiratería: los recursos y el conocimiento
de los agricultores y comunidades locales del
"Tercer Mundo" principalmente (son los que
poseen las 4/5 partes de la biodiversidad
mundial) son patentados por las grandes em-
presas del mundo industrializado. Al permi-
tir que los materiales genéticos queden sujetos
al régimen de protección de propiedad inte-
lectual, un puñado de empresas asume el
control de las semillas y las plantas, los pro-
ductores rurales dependen de ellas y se re-
duce la enorme diversidad de variedades
locales, al ser sustituidas por unas pocas va-
riedades comerciales, muchas de las cuales son
modificadas genéticamente.
Patentes en medicina.
El problema al que se enfrentan infinidad de pa-
íses y personas es el alto precio de los medica-
mentos utilizados para combatir enfermedades
que se cobran millones de vidas. El enorme cos-
te de las medicinas es fruto de las patentes de
la industria farmacológica, que no sólo les sir-
ven para combatir e ilegalizar la producción de
genéricos (más baratos) sino que también son
el instrumento para privatizar los recursos ge-
néticos y conocimientos colectivos de los pue-
blos del sur. Así, las plantas que estos pueblos
han utilizado tradicionalmente para curarse las
patenta la industria farmacológica, y si quieren
acceder a ellas nuevamente o a los medicamen-
tos derivados tienen que pagar el precio que fija
la multinacional. Ésta a su vez impide la fabri-
cación de genéricos basándose en el derecho de
propiedad intelectual (Acuerdo sobre TRIPS).
De esta forma, se impide el acceso a las me-
dicinas a los pueblos que han sido los descu-
bridores y transmisores del conocimiento de
generación en generación. Se cree, por ejemplo,
que las 7000 plantas que constituyen la base
de la medicina Ayurvédica, farmacopea tradi-
cional de la India, están siendo sistemática-
mente patentadas.
En la reciente cumbre de la OMC en Can-
cún se han impuesto más condiciones para
que los fabricantes de genéricos (India, Brasil
y Suráfrica son los principales) tengan limi-
tado su espacio de mercado: se restringen po-
sibles compradores y la industria desaparece.
Con estas medidas EEUU y las multinacionales
farmaceúticas consiguen la eliminación de los
fabricantes de genéricos.
Otro aspecto importante son las más de
160000 solicitudes de patentes sobre genes o
secuencias genéticas humanas e incluso sobre
líneas celulares con características de interés para
la medicina. La Oficina de Patentes Europea
concedió a la empresa BIOCITE la patente so-
bre células del cordón umbilical y obtenía así
derechos exclusivos. Estas células son muy im-
portantes en el tratamiento y diagnóstico de en-
fermedades como la leucemia. El "mérito" de la
empresa fue demostrar que dichas células pue-
den ser aisladas y congeladas a baja tempera-
tura. La patente fue recurrida por diversas
organizaciones.
Patentes en agricultura.
Las patentes que más interés despiertan en las
multinacionales son aquellas relacionadas con
los alimentos básicos de la humanidad: en el año
2000 había 2181 secuencias genéticas solici-
tadas para el maíz, de las cuales el 85% eran pe-
didas por las cinco empresas que poseen el
mayor número de patentes sobre el maíz. De las
1110 registradas sobre la patata el 85% co-
rresponde también a cinco empresas, lo mis-
mo sucede con el trigo y sus 288 cadenas
genéticas solicitadas. El arroz posee ya 160 pa-
tentes concedidas, la mayoría están en manos
de compañías estadounidenses y japonesas. En
1998, agricultores de la India y Tailandia se
manifestaron contra la patente del arroz bas-
mati (una variedad de la India) y del arroz jas-
mine (de Tailandia) por parte de una empresa
de Estados Unidos.
Los cientos de variedades que hay por especie
de planta cultivada son fruto del trabajo de las
campesinas y campesinos que desde el Neolí-
tico han ido guardando y seleccionando las se-
millas que mejor se adaptan a las distintas
condiciones. Así tenemos, dependiendo de la
zona, variedades adaptadas a distintos climas,
temperaturas, suelos, etc. Esta enorme biodi-
versidad se está perdiendo a pasos acelerados,
desde que las multinacionales obligan a los
agricultores a comprarles las semillas y los con-
venios internacionales les niegan el derecho
de volver a plantar sus propias semillas e in-
tercambiarlas con sus vecinos (Convenio de la
UPOV 1991).
La pérdida de variedades es inmediata: Las
empresas autorizadas para vender semillas po-
seen unas pocas variedades comerciales (mu-
chas de las cuales son transgénicas) que además
al no estar adaptadas al entorno son más sen-
sibles al ataque de las plagas, al clima etc. Para
obtener cosecha necesitarán la adición de in-
finidad de productos químicos nocivos como
plaguicidas, abonos... que por supuesto son
propiedad de las mismas empresas que venden
las semillas comerciales. Al no poder pagar los
gastos, los agricultores abandonan el campo y
la propiedad se concentra en manos de unos po-
cos, la agricultura tradicional desaparece y da
paso a la industrial con inmensos costes a ni-
vel ambiental y socioeconómico.
Ante este panorama, lejos de optar por el
suicidio colectivo, hay soluciones que se están
demostrando cada vez más eficaces para ali-
mentar a la población mundial, y no es preci-
samente la agricultura industrial, sino la
Agroecología.. Es decir, la agricultura econó-
micamente rentable, ambientalmente soste-
nible y socialmente justa, que está en manos
de los pueblos y no es propiedad de grandes em-
presas transnacionales. Optar por el autoa-
bastecimiento, el desarrollo de iniciativas como
las cooperativas de consumidores que com-
pran directamente, sin intermediarios, a los
agricultores biológicos, son algunas de las so-
luciones que se pueden llevar a cabo junto con
la denuncia, boicot y protesta hacia la agri-
cultura y modelos de consumo que nos pre-
tenden imponer y que sabemos insostenibles
y suicidas.
El Estado español es el único país de la Unión
Europea que permite la liberación de transgéni-
cos a escala comercial. La moratoria europea, que
hasta el momento prohibe nuevas variedades de
organismos genéticamente modificados, está a
punto de finalizar. Esto supondrá la extensión
de los cultivos transgénicos si no lo paramos a tiem-
po. Es el momento de salir a la calle y evitar que
contaminen aun más nuestros alimentos.
Libros:
- El saqueo del conocimiento. Martin
Khor, Ed. Icaria.
- Biopiratería. Vandana Shiva, Ed. Icaria
Artículos:
- Patentes Biotecnológicas, Isabel Ber-
mejo, El Ecologista, nº 25
- La cumbre en Cancún de la OMC, VVAA
Página Abierta, nº 142 - 143
L@s cuidador@s de semillas
Poema palestino
Quemad nuestra tierra
Quemad nuestros sueños
Verted ácido en nuestras canciones
Cubrid con serrín la sangre de los nuestros,
asesinados
Ahogad con vuestra tecnología el clamor de
todo lo que es libre, salvaje e indígena.
Destruid
Destruid
Nuestra hierba y nuestro suelo
Asolad
alquerías y aldeas
que nuestros mayores construyeron.
Los árboles, las casas
los libros y las leyes
y toda la equidad y la armonía
Arrasad con vuestras bombas los valles; bo-
rrad con vuestros editores nuestro pasado
nuestra literatura; nuestra metáfora
Desnudad los bosques
y la tierra
hasta que ni el insecto
ni el ave
ni la palabra
encuentre rincón alguno donde refugiarse.
Haced eso y aun más
No tengo miedo a vuestra tiranía
no desespero nunca
y es que guardo una semilla
una semilla pequeña pero viva
que voy a guardar con cuidado
y a plantar de nuevo.
cnt
n°296 diciembre 2003
Actualidad
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Las patentes de vida
El sistema de patentes fue diseñado para inventos mecánicos y objetos no
animados. Pero en los últimos años ha dado un salto cualitativo y ahora engloba
también la vida: si un laboratorio descubre (no inventa) la función de un gen o
secuencia de genes de animales (incluido el ser humano), plantas o
microorganismos, lo puede patentar, también el conocimiento relativo a su uso.
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