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n°295 noviembre 2003
Internacional
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blancos, de una minoría que no llega al 5%
de la población...
Y mientras tanto, en Santa Cruz, al orien-
te, la región más desarrollada gracias a la
reconversión de paraíso del narcotráfico a ciu-
dad de negocios (en donde en noviembre se
celebrará la cumbre latinoamericana de jefes
de Estado), la más occidental y blanca a pesar
de que según sus periódicos "está siendo ame-
nazada por los piojosos inmigrantes del alti-
plano" sus aspiraciones de mayor autonomía
reflejadas en la consigna de "nación camba"
(cambas son los habitantes del oriente) pre-
tenden reducir de una vez ese contagio de
piojos y de paso "seguir trabajando, como
siempre lo hemos hecho, como ejemplo para
toda Bolivia", en palabras de un miembro del
Comité Cívico de Santa Cruz. No están en nin-
guna y reniegan de los "indios" del altiplano
pero cuando éstos tienen en jaque al gobier-
no aprovechan para sacar la banderita de auto-
nomía (pero tampoco demasiada...).
La hoja de coca y los conflictos en el
Chapare
Quienes ya llevan un tiempecito en Bolivia -
y por supuesto sus habitantes- saben de
memoria la frase de "La hoja de coca no es
droga" que aparece en todas las camisetas
para turistas, pero al mismo tiempo com-
prenden que no es suficiente que aparezca en
la ropa.
Según un estudio de la Universidad de
Harvard (sí, en yanquilandia, desde donde
mandan militares a toneladas para que arran-
quen las plantas) la hoja de coca no es sola-
mente una planta para infusión sino un
alimento. Contiene tal cantidad de proteínas,
minerales y vitaminas que, según estudios@s
del Museo Inka en Cuzco (Perú), es la gran res-
ponsable de que en la zona andina a pesar de
los altísimos niveles de pobreza, nadie se
muera de hambre. Incluso hubo un intento
de llevar la planta al África Subsahariana para
alimentar a l@s conocid@s niñ@s desnu-
trid@s que falló al no ser el clima apropiado.
Para aquell@s que no estén al tanto
(tod@s, gracias a los niveles de desinforma-
ción habituales), va una aclaración: la coca
no es cocaína (a pesar de que en muchos paí-
ses estas palabras se usen como sinónimos).
La coca es una planta, sagrada para culturas
como la Inka y las anteriores a las que esta
sometió como la aymara o la kallawalla, con
grandes propiedades curativas. En Bolivia, se
utiliza para todo, especialmente para llevar
mejor los grandes cambios de altitud y pro-
blemas estomacales, pero también como
emplasto para el dolor y las heridas. Gracias
a sus propiedades alimenticias, se utiliza para
llenar el estómago cuando se pastorea, gene-
ralmente a gran distancia de la comunidad.
Esto lo descubrieron la iglesia católica y los
conquistadores españoles, quienes después de
asimilar el acullico (o mascado de la hoja de
coca) con ritos satánicos, cambiaron de opi-
nión, le dieron el visto bueno y obligaron a
los mineros a tenerla todo el día en la boca
para que no se murieran de hambre dentro de
los campamentos en el interior de la mina,
en donde pasaban años sin ver la luz del sol.
El acullico no "coloca", no tiene propieda-
des alucinógenas ni excitantes, simplemente
funciona como una inyección de sustancias
alimenticias que ayudan a fabricar más gló-
bulos rojos, además de alimentar el organis-
mo. Es necesario un proceso químico
añadiendo sustancias varias para transformarla
en cocaína, en donde se contrata a campe-
sin@s (much@s de ell@s relocalizad@s) por
un par de bolivianos para que pisen durante
horas las hojas, lo que les produce llagas en
los pies y problemas pulmonares.
Las zonas tradicionales de cultivo de coca
son los yungas paceños (región cercana a La
Paz a menos de 2.500 metros de altura) y
el Chapare, región del trópico de Cochabamba
al interior del país. De ahí la hoja de coca se
lleva al altiplano (la planta no sobrevive a
gran altura) y se exporta a países como
Argentina, Chile...
L@s cocaler@s o campesin@s que culti-
van la planta (no narcotraficantes, ¡ojo!, esos
están en altos cargos) son, actualmente, uno
de los sectores más combativos en el país,
hereder@s de los mineros, much@s de los
cuales tras el cierre de las minas emigraron
al Chapare llevando su trabajo y tácticas de
lucha. El Chapare es una zona militarizada
desde hace tiempo. La política de Estados
Unidos ha sido clara: coca cero, y para ello
han utilizado dos estrategias. Por un lado la
represión (que se lleva el 70% del presu-
puesto), destrucción de los campos sembra-
dos con hoja de coca y encarcelamiento de los
cocaleros que "molestan". El objetivo es que
en Bolivia no crezca una sola planta. La otra
estrategia ha sido la de la buena honda: la
cooperación al desarrollo. Actualmente en el
Chapare, España y Estados Unidos se esfuer-
zan en convencer a l@s campesin@s de que
es mucho mejor plantar piña (para la que hay
que esperar dos años y sólo da un fruto por
año y planta) y palmito (cuyo mercado es
inexistente y el precio está cayendo en pica-
do) que coca (cuya planta al encontrarse en
su hábitat natural crece por sí sola, no nece-
sita cuidados y da varias cosechas al año, a
6.500$ anuales la hectárea)... y para ello des-
tinan ingentes miles de dólares en lo que se
llama "desarrollo alternativo" que caen en
saco roto: l@s campesin@s obviamente jue-
gan a dos bandas: reciben las ayudas extran-
jeras y mantienen sus plantaciones de coca,
con cuyos ingresos financian realmente todo
lo demás. El movimiento cocalero ha reelegi-
do este año a Evo Morales como dirigente,
quien a pesar de la campaña que en las elec-
ciones pasadas hizo la embajada yanqui en su
contra (diciendo abiertamente "no lo voten,
es un terrorista") y para horror de l@s cru-
ceñ@s que veían como un "indio" se acerca-
ba al poder se colocó en segundo lugar. Desde
entonces, Evo Morales es según el discurso
oficial el enemigo número uno, a pesar de
que sus negocios con el gobierno y los de
Filemón Escobar, ex minero y segundo del
Movimiento al Socialismo -MAS, lo llevaron al
repudio de sus bases. El control de la emba-
jada yanqui sobre la política del Estado no
sólo se supone, en eso no se puede negar que
son bien claros: por ejemplo, a mediados de
año, cuando el MAS y el gobierno llegaron a
un acuerdo sobre el número de metros cua-
drados de plantas de coca permitidos por fami-
lia (vete a saber a cambio de qué) llegó
rápidamente de EEUU una alto cargo de la
política exterior estadounidense a dejar claro
que de eso nada, que era coca cero y ya; o
cuando en marzo presentaron al gobierno un
informe de que se estaba gestando un golpe
de estado por parte del MAS sin presentar
una sola prueba, a pesar de que el golpe tenía
nombres, fecha y hora. Estados Unidos ha
decidido atacar su puesto de primer país con-
sumidor de cocaína de la forma más fácil:
fuera (como lo hace siempre, por otro lado).
Sin embargo es importante destacar que
Estados Unidos y otros 6 países como
Alemania son "legalmente" productores de
coca y cocaína, supuestamente para uso far-
macéutico, mientras que en ese acuerdo inter-
nacional no se reconoce como tal a Colombia,
Bolivia o Perú, una vez que Naciones Unidas,
con la "neutralidad" que le caracteriza decla-
ró que "la hoja de coca es causa del subde-
sarrollo de los pueblos y por tanto debe
exterminarse".
La guerra del gas
Las riquezas naturales del territorio con-
trolado por el Estado Boliviano dieron de
comer a todo el mundo, menos a l@s boli-
vian@s. Y es que aquí la colonia nunca ter-
minó. Desde la conquista española, el
genocidio y la explotación de miles de
esclav@s y originari@s en las minas de oro
y plata, pasando por el estaño, el caucho, el
agua... y, ahora que lo descubrieron, hasta
el gas, que parece ser de una calidad óptima
y existe en grandes cantidades.
En un contexto de crisis energética mun-
dial, los EEUU aparecen como uno de los gran-
des interesados en la compra del gas para
abastecer a California. En principio, el puer-
to de salida mas económico y "estratégico"
por sus relaciones con los EEUU sería Chile.
"Hay que señalar el apoyo decidido de los
Estados Unidos a través de las presiones del
presidente Bush a los presidentes bolivianos
Quiroga y Sánchez de Lozada. El F.M.I. ha lle-
gado a condicionar la concesión de un prés-
tamo a Bolivia, solicitado por el gobierno, a
la concreción del proyecto LNG de exportación
de gas a Estados Unidos."
En este marco el parlamento (cuyos dos
tercios conforma la coalición gobernante),
aprueba la llamada Ley de Hidrocarburos que
establece que el gas pertenece a la empresa
transnacional que lo encuentre (ya que Bolivia
no hace inversiones en investigación), en este
caso a Bolivia le correspondería tan sólo un
18% en concepto de impuestos. Es impor-
tante señalar también que los impuestos por
el gas se calculan de acuerdo a la cotización
de la moneda local en la boca de salida, y
que se vende con el valor agregado al precio
de los mercados compradores... con lo que
queda claro el volumen de dinero que se
mueve alrededor del negocio.
Por otra parte a pesar de que el discurso
de Goni se centró en la constitucionalidad y
la defensa de la democracia, se contrarió con
el artículo 139 de la constitución boliviana
que establece que "los yacimientos de hidro-
carburos, en el estado en que se encuentren,
son de dominio directo, inalienable e impres-
criptible del estado boliviano."
Continuará en el próximo número del cnt
Bolivia arde (I)
La población indígena de Bolivia representa más del 80% de la población del país
/ AGENCIAS
Es un Estado
monocultural,
colonialista y que
excluye y desconoce las
identidades indígenas
de las que extrae su
trabajo y riquezas. La
política y la economía
se hacen en castellano,
es una actividad que se
reservan para sí los
blanc@s, gring@s y
familias tradicionales;
la mayoría de la
población convive con
dos lenguas y dos
temporalidades: el
mundo cíclico rural y la
cultura lineal
occidental