Redacción
H
e oído críticas de todos los colo-
res sobre Noviembre. Gente que
le había gustado mucho la pelí-
cula y gente que no le había
gustado en absoluto, que le
parecía pretenciosa.
Toda la gente joven está reaccionando muy
bien ante la película, y la gente más conser-
vadora, que fuera en su tiempo de izquierdas,
la ve absolutamente con odio. Se ven de jóve-
nes y no les hace ninguna gracia: con lo ide-
alista que era y ahora me vas a venir a mí con
esas gilipolleces. Se ponen de los nervios, se
ponen malos, les revuelve las tripas la pelícu-
la. Pero está gustando mucho, ha hecho en
dos semanas lo que El Bola en dos años y medio.
Churchill decía: "el que con veinte años
no es revolucionario es que no tiene corazón,
y el que con cuarenta lo sigue siendo es que
no tiene cabeza" y esa frase habla mucho de
lo que es mi película: que hay gente joven
idealista, que quiere luchar, que necesita rom-
per con ciertas cosas, y es que es normal, es
su naturaleza. A mí me da mucha tristeza ver
a un tipo de diecisiete años tan asentado como
un tipo de sesenta y tantos. La gente joven
debe romper con un tipo de cosas estableci-
das, aunque cierta generación lo vea tremen-
damente ingenuo. Pero un chaval de
veintitantos años no puede heredar el escep-
ticismo, la desazón y el desengaño de la gente
de cincuenta. En ese sentido estoy muy satis-
fecho con la película porque hablan mucho
que la gente joven está muerta, que no sirve
para nada, que no tiene ideología... Creo que
no funcionan de la misma manera que fun-
cionábamos las generaciones anteriores. Todos
mis hermanos habían leído a Bakunin, a Marx,
sabían lo que era la izquierda, la derecha. Yo
creo que ellos lo ven desde un sentido un poco
menos politizado y más humanista, más desde
la perspectiva de la justicia, de lo que les pare-
ce justo y de lo que no les parece justo.
Viendo el recorte de libertades que hay en
la sociedad en general, ¿qué efecto crees
que provoca este recorte en la vanguardia
cultural, la adormece o es un revulsivo? ¿Se
pueden dar ahora movimientos del siglo
pasado como el dadaísmo, el futurismo...
con un manifiesto de compromiso estric-
to, que cumplían a rajatabla?
Creo que ahora es una cuestión más indivi-
dualista, el colectivo está absolutamente denos-
tado y desde hace mucho tiempo.
Los movimientos artísticos desde finales
del siglo XIX hasta la 2ª Guerra Mundial esta-
ban basados en ideologías de principios muy
determinados. Tenían un desarrollo, una
madurez y una decadencia que venía porque
de esos principios ya se había explotado todo;
automáticamente una tendencia nueva rom-
pía la anterior, creando así un movimiento.
Si te afianzas en unos principios llega un
momento que creas una dictadura intelectual,
algo inamovible, que se estanca. Esa es la
manera, la continua evolución y renovación,
y ahora es diferente: de ese sentimiento colec-
tivo se pasa al individualismo, nadie trabaja
en conjunto y menos artistas, no quieren ni
oír hablar de eso. Hay una enfermedad que ya
la había antes pero creo que más ahora, que
es individualmente romper con algo, todo el
mundo está obsesionado con la originalidad.
Antes no sólo era ser original, el movimiento
artístico tenía un proceso largo: todos los
movimientos de aquella época no son de dos
días, son de años, mucho tiempo investigan-
do y ahora se hace algo original, lo suben, lo
mercantilizan, y se acaba.
Bueno, es la cultura del consumo.
Sí, es una cultura de rapidez y de negocio sobre
todo, y de poco compromiso. Está muy denos-
tado el arte como algo pensado como arma de
algún tipo, arma social, es más el arte por el
arte. Yo creo que una sociedad que no se mira
a sí misma, que no tiene capacidad de auto-
crítica, es una sociedad ciega, que puede come-
ter el error de llegar a pensamientos únicos,
unidireccionales. Hay varios instrumentos para
hacer esa autocrítica, uno de ellos es el arte,
pero el arte como ejercicio de comunicación.
La comunicación nace en el momento en el
que tú y yo contrastamos una idea, y tienes una
diferente que la mía. En ese momento sabes que
no se establece un único y unidireccional pen-
samiento, que puede llevar al despotismo, o
al autoritarismo, sea intelectual o extrapola-
do a la política o a lo social. La capacidad de
estar autocuestionando continuamente lo que
haces es lo que te da libertad.
¿Qué entiendes por compromiso político?
¿Se refleja en tus películas?
Es el compromiso individual que tenga cada
uno con sus ideas. Dentro de mi ideología y
de lo que yo pienso está mi política, y se extien-
de por derecho, ni siquiera intencionadamen-
te, se refleja. Yo hago ciertas cosas y ahí está
mi opinión, que se puede traducir de una mane-
ra política, pero no es intencionada. Mi com-
promiso es conmigo, que ya es bastante difícil
ser coherente y consecuente con uno mismo
como para encima intentar serlo con los demás.
La primera labor, o al menos desde mi punto
de vista, es no traicionarte a ti mismo.
¿Y le ves una función social al cine o al tea-
tro?
Es un ejercicio de capacidad de autocrítica.
Hay varios elementos sociales para ejercer esa
capacidad de autocrítica, uno de ellos es el
arte, pero el otro es la ciudadanía, los sindi-
catos... hay muchos, pero primero la persona,
el individuo.
¿Cómo ves las condiciones laborales de los
trabajadores del mundo del cine?
Los menos perjudicados son los técnicos. Tienen
unos sindicatos que les defienden mucho, cosa
que los actores no tienen. Los actores nunca
han estado unidos. En todo esto el nivel eco-
nómico está muy relacionado con el nivel de
fama y de éxito; es un trabajo bastante inse-
guro y sí es verdad que trabajan muchas más
horas de lo que se debe, cerca de 14 y 16 horas
al día en muchos casos. Y hay un acuerdo,
creo que son 9 o 10 horas con una de des-
canso, al final 11 o 12 horas, en cine siempre
es más.
Refiriéndonos al arte como negocio, ¿qué
piensas del top manta y de la descarga gra-
tuita de películas en Internet?
Habría que hacer un estudio de mercado real,
ver cuánto se saca, ver cuánto cuesta. Yo creo
que el material, después de toda la cadena
de intermediarios, llega muy caro. Si te cues-
ta un CD cuatro mil ptas, cuando en realidad
el artista está pagado ya y el CD no te llega
ni a tres pesetas, yo a esos niveles empeza-
ría a defender casi la piratería, y eso a la
SGAE, de la que soy miembro, me querría
matar si me oyera.
Los cantantes ganan con los conciertos,
pero ellos algo tienen que hacer porque no
van a sobrevivir. El mp3, y ciertas técni-
cas que están saliendo, Internet, etc.
se lo van a comer todo, entonces ten-
drán que ofrecer otro tipo de cosas. En
el cine es más difícil, el cine es un
espectáculo. La gente sigue saliendo
porque es un acto social, pero para la
música el acto social es el concierto, no
comprarte un CD. El acto social no es ir
a casa a ver un vídeo con los amigos;
normalmente sales, ves una película,
luego cenas y te vas a algún sitio... es
otra cosa. Algo que siempre se pensó es
que el vídeo se iba a cargar el cine y no
se lo cargó nunca. Y pienso lo mismo de
internet, no creo que se vaya a cargar
nada. Lo que sí va a haber es una posibi-
lidad de "matar" a ciertos intermediarios,
que sería necesario en algunos sentidos.
Desde que el creador inventa el niñito hasta
que puede ser consumido por el mercado
hay una cantidad de intermediarios que
encarecen el proceso. Aunque a veces esos
intermediarios descubren cosas sobre tu pro-
pia obra que tienen que ver mucho con lo
que tú estás intentando contar. Pero sí es
verdad que encarece excesivamente el pro-
ducto. Internet lo que va a conseguir de algu-
na manera -que luego se convertirá en otra
cosa seguramente, porque acabarán fagoci-
tándolo como todo- es ahorrar los interme-
diarios. Es un medio de expresión donde te
conviertes en autor, distribuidor, exhibidor y
vendedor. Es también una buena vía de inves-
tigación, porque el riesgo es mínimo, no es
tanto como cuando hay una producción, que
vas con productor y exhibidor y hay una
pasta por medio que te cagas... La gente tiene
mucho miedo para andar investigando.
Mi película de alguna manera era un ries-
go y José Antonio Félez (productor de El Bola
y Noviembre) con quien me entiendo y tra-
bajo muy bien, sí ha tenido el valor de decir
"no creo que sea el momento, a qué viene
esto ahora, pero vamos a apostar por ello",
pero hay muy pocos de esos. Y ya verás,
muchas cosas que se van haciendo, de ani-
mación, arte, fotografía... en Internet, van a
abrir nuevas vías de comunicación.
Tú has dicho que vas a estar un tiempo sin
trabajar, que vas a descansar. ¿Luego vas a
volver al cine?
Yo no sé lo que me va a deparar la vida ni
dónde voy a acabar. Tengo varias ideas res-
pecto a cine, eso sí, pero no se cuándo se van
a efectuar. Lo que sí sé es que estoy descan-
sando. Voy a descansar durante un tiempo
porque llevo mucho tiempo trabajando, por-
que tengo a mi hija, tengo gente alrededor
que quiero ocuparme de ella y que ella se
ocupe de mí también, disfrutar un poco de
mis amigos, de mi gente, y parar un poco de
trabajar, porque si no te conviertes en una
fábrica de chorizos.
Ver el artículo de Germinal en pág.25
Redacción
T
ambién han visto Noviembre desde
una óptica más crítica, y a través de
la película nos han ido contando los
problemas a los que se enfrenta hoy
el teatro. Al menos el teatro que a ellas
les toca, ese nuevo género laboral y teatral, el
teatro-precario, un verdadero drama.
NOVIEMBRE
Empecemos por la película, sabéis que está
teniendo bastante éxito de público. ¿Qué
os ha parecido a vosotros?
María. La película está muy bien dirigida y a
la gente le toca, pero no diría que es una pelí-
cula arriesgada. Por ejemplo no se grabó en el
Laboratorio 3 por posibles problemas con la
productora. Él [Achero Mañas] estuvo allí y nos
vió ensayar y trabajar, y he leído entrevistas en
las que afirmaba que hoy no se hacen cosas. Aún
así somos tan críticos porque la película nos ha
tocado, eso hay que reconocerlo. Lo que pien-
so se debe a que desde nuestra perspectiva no
se ha profundizado lo suficiente.
Belén. El formato documental me quema
más. Porque usa cosas de la realidad, la tregua
de ETA, la ocupación de una imprenta en
Lavapiés... Mejor haz una ficción, no un falso docu-
mental con el que parece que te acercas más a
la realidad, no a lo verosímil. Aun así los acto-
res hacen un gran trabajo, a pesar de que los per-
sonajes no son creíbles.
Toño. El argumento crea confusión temporal.
B. A mí me ha molestado la actitud, lo de los
principios que mueven a los personajes, como el
no cobrar. Estamos hablando de teatro de calle
donde la gente que paga es la que puede, quien
no puede participa igual. Cómo se financia el grupo
el vestuario, el maquillaje, de donde sacan el tiem-
po... Cuando trabajas en otra cosa no puedes dedi-
car tiempo a ensayar, a escribir. Todo eso no se
plantea en la peli, falta realidad.
T. Parece un grupo de actores que quieren cam-
biar esta jodido mundo sin un trabajo profundo
porque no entra en la problemática que trata, está
descafeinado.
M. Hoy por hoy parece que falta compromi-
so, está censurada toda expresión de disidencia.
Por eso la película tiene éxito, a cualquiera le llega
una película así, pero si la analizas no habla de
nada en serio. Frivoliza porque convierte a los
personajes en héroes; para mí los héroes son los
que van al Retiro llueva o nieve, y pasan la
gorra todos los domingos.
Entonces, ¿que tema creéis que trata la pelí-
cula, de qué habla, de teatro o de otras cosas?
T. Tal como lo veo no habla de teatro. Habla
mal del accionismo, creo que hoy hay gente com-
prometida. Mañas ha creado el género teatral
acción-descafeinado. Lo de no cobrar, teniendo
en cuenta los proyectos autogestionarios que apa-
recen, es hacer daño, es un planteamiento
insultante. No toca la realidad teatral y además
cae en lo que critica. La gente que trabaja, en el
ámbito social que sea, no es tan ingenua. Quieren
cambiar este jodido barrio, este jodido entorno,
pero no este jodido mundo así por las buenas.
M. En realidad hay mucha gente que sale a la
calle y no para ganar dinero. Salimos, hacemos
teatro con un objetivo concreto, no para cam-
biar el mundo, que es un fin demasiado difuso,
es como no hacer nada. Denunciamos la situa-
ción de un centro de salud, no cobramos, pero
tenemos un objetivo. Tratar de crear una refle-
xión colectiva, meter el dedo en la llaga. Necesitas
problemas concretos y mojarte.
B. El grupo de teatro de la peli repite algo que
ocurre en la realidad. Por el contrario el teatro
invisible crea una situación que saca de la rea-
lidad y a partir de ahí trata de generar una
reflexión, un diálogo.
A pesar de todo lo que decís Noviembre ha
generado debate sobre, por ejemplo, el pro-
pio teatro y aquí estamos, hablando de ella.
B. Es positivo si provoca a actores y actrices
a salir a la calle para hacer teatro. Cuando lo hagan
verán la diferencia que hay entre la película y
la realidad, cuando le quitas la gorra a un made-
ro no te va a decir precisamente "chaval, qué malo-
te que eres".
CIRCUSTANCIA LABORAL
¿Qué pensáis de las condiciones laborales en
el mundo del teatro?
Lucía. Los técnicos están a tu servicio,
con unos riesgos físicos enormes. Tienen que
soportar unas condiciones pésimas pero por
lo menos cobran, están cotizando por cada bolo
que hacen. Los actores ni de coña.
M. El convenio de actores y actrices es el de
toreros y artistas. Aunque en realidad cotizas
cuando tienes un contrato y ¿cuándo lo tie-
nes? Nunca.
Bueno, no se aleja mucho de la realidad
laboral de cualquiera.
T. Lo cierto es que en teatro, en grandes pro-
ducciones, donde se supone que todo el mundo
está en una circunstancia laboral más o menos
aceptable hay una jerarquización tremenda. El
prota, que es por el que el puto productor pone
la pasta, se está llevando por función 150.000 pese-
tas y el coro cobra 10.000. Y el prota se calla la
boca; hay una cantidad de trepas que alucinas.
M. Pero es que el coro no para la función y dice
"pues yo no sigo".
Desde CNT se hizo una campaña para evitar
que se estrenara Nabucco en Madrid porque
el coro lo componían personas ajenas a la pro-
fesión y que trabajaban gratis, con el perjuicio
que eso suponía para los profesionales del tea-
tro. Se les convocaba con anuncios en la
radio del tipo "dedícate al teatro profesional
en tus ratos libres".
T. Pues si, mira, por volver a Noviembre,
como hemos hablado, "no trabajes gratis" y si lo
haces que sea para algo.
ESPECTACULARIZACIÓN DE LA SOCIEDAD
Al ser una profesión que actúa a nivel públi-
co ¿puede servir para denunciar, de forma más
directa que otras?
T. Actualmente para el teatro es difícil utili-
zar esas herramientas. Albert Boadella cuenta
en El rapto de Talía cómo se han ido apropian-
do instrumentos propios del teatro, pero que esta-
ban unidos a una profundidad, a un contexto social,
a un acervo cultural y que eran los profesiona-
les del teatro los únicos que los sabían manejar.
Actualmente cualquier Telediario tiene unos
niveles de espectacularización y de dramatici-
dad que en la tragedia griega servían por ejem-
plo para llegar a la catarsis. Y la sociedad entendía
el mensaje. Hoy veo un Telediario y me cuentan
un peliculón, mal contado, zapineado, un bom-
bardeo de mensajes. Y en el teatro esto ha afec-
tado porque se ha perdido fuerza.
B. Volvemos a que lo necesario es que la gente
del teatro se una ["con cierta gente", puntuali-
za Toño]. Bien, la gente que quiera reflexionar
sobre esto, ver en qué momento se encuentra el
teatro, qué queremos hacer con él y valorar qué
se puede hacer. Cómo llegar al público, cómo dar
al teatro la importancia que tiene...
M. Es que estamos un poco sobreexcitados. Te
dejan unos segundos sin que pase nada y empie-
zan las toses. Entretenme, no me dejes pensar.
Como la televisión. Si la fotografía liberó a la pin-
tura, el cine ha atado al teatro.
¿Y qué se podría hacer?
T. Deberíamos hacer como han hecho en
Avignon este verano, que han parado toda la pro-
fesión teatral. ¿Por qué aquí no paramos?
L. De todas formas hablar de "esta profe-
sión" es un poco etéreo. Quién es "esta profesión",
si casi todo el mundo está en paro y trabajando
de cualquier cosa.
T. ¿Cuántos espectáculos hay en Madrid hoy?
El 60% son musicales. Todo se compra a Broadway
y aquí si abres la boca en los Goya te quedas sin poder
celebrar los premios Max. Se intentan hacer cosas,
pero las productoras, distribuidoras y gobierno impo-
nen su censura. Aquí solo se ve a los que trabajan,
pero en paro hay muchísima gente.
B. Otras veces no hay mala intención, senci-
llamente no hay hay intención. La gente pien-
sa más en el entretenimiento, la diversión, y se
pierde el teatro como arma de comunicación, por
eso hay tantos musicales.
M. Luego, la red de teatros alternativos ha per-
dido sentido, no se mojan, no arriesgan, sólo son
políticamente correctos.
T. Claro, se han metido en el ámbito de la sub-
vención y ahí cuidadito con lo que dices. Y se
han metido para luchar contra la dictadura de
los productores.
¿Puede servir el teatro para producir algún
cambio social?
T. El teatro tampoco es el arma para transformar
nada si el conjunto de lo social no está por la labor.
Ahora mismo le daría al pause pero para todo el
mundo: ni se actúa, ni se trabaja... Porque se
puede tener poder transformador pero hace
falta retroalimentación: la escena se nutre de
lo que ocurre en lo social y lo que le ocurre a un
público concreto. Hace falta un trabajo escénico
bueno, pero hace más falta trabajar en el ámbi-
to de lo educativo.
cnt
n°295 noviembre 2003
Entrevista
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Entrevista
cnt
n°295 noviembre 2003
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Lucía, María,Toño y Belén se dedican al teatro. O al menos lo intentan. Se enfrentan a la censura de
las productoras, de las distribuidoras, de la televisión, del gobierno... pero siguen intentando llevar a
cabo proyectos contra viento y marea.
"Ahora mismo le daría al pause pero para
todo el mundo, ni se actúa, ni se trabaja"
"Una sociedad sin capacidad de
autocrítica es una sociedad ciega"
Achero Mañas comenzó a hacer cortometrajes en 1996. Su primer largo,
El Bola
, fue el gran éxito
del cine español del año 2000. Con
Noviembre
inventa un grupo de teatro que simboliza la
ilusión de que todavía el mundo, y las cosas, se pueden cambiar.
ILUSTRACIÓN:
J
AM
Es una cultura de rapidez y de negocio sobre
todo, y de poco compromiso. Está muy
denostado el arte como algo pensado como
arma de algún tipo, arma social, es más el
arte por el arte.