Iñaki Gil Uriarte
Secretario General de la CNT
S
e ha comentado mucho esta tem-
porada la sentencia que privaba a
un trabajador de la construcción,
accidentado y tetraplégico de
resultas del accidente, de la
indemnización que le había otorgado una
sentencia anterior por considerarse que no
había medidas de seguridad en la obra. Esta
sentencia primera condenaba, también, a un
año de prisión a los responsables de dicha
obra. Incluso el ministro de Trabajo ha mos-
trado su extrañeza por el asunto y los sin-
dicatos oficiales se han llevado las manos a
la cabeza; las manos enguantadas,supongo,
para no mancharse de mierda, con perdón.
Digo esto porque la indignación me impide
ser fino y delicado. En este caso, hay
muchas matizaciones que hay que destacar;
primero, un accidente es un hecho imprevi-
sible y fortuito, fruto de casualidades, y,
aqui, nada de eso se cumple; el no haber
medidas de seguridad, obligatorias por otra
parte, hace que no sea algo imprevisible sino
todo lo contrario, muy posible. Segundo, los
responsables de velar porque esas medidas
de seguridad y las medidas legales sobre el
tema se cumplan,los sindicatos oficiales y
las autoridades laborales, han hecho una
dejación de sus obligaciones clamorosa, por
lo tanto son corresponsables en este caso.
Caso, además, que no es aislado ni extraor-
dinario, en Andalucía llevan casi cinco muer-
tos al mes, en lo que va de año, por
"accidentes" en la construcción, a esa cifra
habría que sumarle la de los que sin resul-
tado de muerte han sucedido. Todo son
cifras y noticias vistosas, como la que esta-
mos comentando, pero detrás de ello hay
unas desgracias humanas y culpabilidades.
Aqui se ha lanzado la culpa al trabajador por
actuar con imprudencia, estupendo, ¿qué
trabajador se permite el lujo, hoy en día, de
andarse con sutilezas?; si nadie le respalda,
está solo, con la razón pero en la calle, con
suerte dirán que es un despido improceden-
te que se arregla con una miserable indem-
nización y el empresario se llevará una
multita y una paternal reprimenda.
¡Qué contrastes!, si conduces borracho y
provocas un accidente es imprudencia teme-
raria y el peso de la ley cae sobre ti, si te
obligan a actuar imprudentemente en tu
puesto de trabajo, también eres tu el culpa-
ble de lo que te pase, supongo, y no creo
que vaya descaminado, que si te caes del
andamio encima de alguien también te
harán responsable.
El comentario de esta noticia me lleva a
una posterior reflexión sobre el papel de las
leyes y su relación con lo que consideramos
justo. A los comunes mortales nos resulta
extraño que lo legal no tenga nada que ver
con lo que el sentido común nos dicta como
justo. Las leyes responden a momentos his-
tóricos, a intereses de los grupos dominan-
tes en ese momento y a una, casi paranoica,
filosofía de estabilidad y reglamentación de
la sociedad. Para la ley es preferible una
injusticia flagrante que no mueva los pila-
res del sistema, que obligar a replanteárse-
los. Todo tiene que estar estipulado y sujeto
a norma, incluso los aspectos mas íntimos
del ser humano. De rebote se instaura en la
sociedad esa misma perversión; las cosas no
se solucionan con diálogo ni se reconocen
errores y agravios, se recurre a los tribuna-
les aunque no tengamos razón, lo justo se
sustituye por lo legal.
Pero, esta misma obsesión por la regla-
mentación social, hace que sea imposible
conocer y actuar con estricta observancia
de las leyes; en cualquier momento, estare-
mos vulnerando algo sin saberlo. Aquí radi-
ca la profunda injusticia del sistema legalista
en que vivimos; lo fundamental se confun-
de con lo accesorio, lo importante y lo banal
pueden traerte los mismos problemas, la
tolerancia o no ante determinados compor-
tamientos hace que la sociedad esté inde-
fensa ante la arbitrariedad legal de la
"justicia", lo que hoy no tiene importancia
mañana te puede llevar a la cárcel y vice-
versa, lo que hoy se tolera mañana se cas-
tiga... etc. El único que tiene la potestad de
decidir qué aplicación va a hacer de todo el
entramado legal es el Estado.
Sin embargo, este aparentemente inamo-
vible estado de cosas tiene los pies de barro
porque necesita el sometimiento incondi-
cional de la población y su participación.
Cuando la población decide saltarse a la
torera alguna norma al poder sólo le queda
cambiarla para hacerla más adaptada al sen-
timiento colectivo. Aqui está nuestra fuer-
za, en la unión y en la solidaridad ante las
injusticias por muy legales que sean.
Volviendo al tema que daba lugar a estas
reflexiones, sólo el convencimiento unánime
en las propias fuerzas, puede evitar sucesos
como este, no las leyes. Un sector tan cas-
tigado por muertes y accidentes como el de
la construcción, y cualquier otro, solo puede
salir de esa situación con el enfrentamien-
to solidario y organizado contra las causas
que los motivan, dejándose de intermedia-
rios en forma de burocracias sindicales y
legalismos.
Editorial
cnt
n°295 noviembre 2003
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No es accidental
Como recordaréis, en el primer número de la
nueva etapa acabábamos el texto de presen-
tación pidiendo "comprensión en estos pri-
meros y caóticos números" pues estábamos
seguros de que iban a "estar plagados de erro-
res y carencias". Pues bien, aunque no pre-
tendíamos ser profetas, dichas palabras se
hicieron realidad y esa es la razón que nos
lleva a redactar estas líneas. Esperamos que con
ellas queden aclaradas algunas preguntas que
nos hacéis.
El retraso de envío: con el cambio de gestión,
en pleno verano, la labor de coordinación de
todo lo que conlleva la edición de un periódi-
co fue un auténtico caos, creativo quizá, pero
no por ello menos caos: contactar y coordinar
a redactores, rotativas, transportes, Correos,
entidades bancarias (el dinero, siempre el mal-
dito dinero) se hizo un verdadero suplicio y la
salida del nº 293 se retrasó más de lo que
hubiéramos deseado. Desde entonces, procu-
ramos ir ganando unos días en cada nuevo
número, no muchos, es verdad, tan sólo una
media docena, pero de esa manera esperamos
poder llegar a los suscriptores y sindicatos a prin-
cipio de mes en enero o febrero.
Precisamente, esas mismas prisas nos han
hecho cometer errores que ya habréis detec-
tado o a negar la autoría de algunos artículos
a sus redactores (la entrevista central del nº
294 corresponde a Iñaki Astoreka, y la de Iciar
Bollaín, además de parte del análisis del Plan
Ibarretxe, a Mercedes Cobo). Desde este núme-
ro contamos en el cuerpo de redacción del
periódico con varios compañeros correctores
que nos ayudarán en esa labor. Igualmente
la inexperiencia en la gestión del proceso de
suscripción hizo que algunas etiquetas del
primer envío, número 293, salieran sin el des-
tinatario impreso en ellas por lo que se nos han
devuelto algunos ejemplares. Aquellos que no
lo recibieran en su día no tienen más que
ponerse en contacto con la Redacción y se lo
volveremos a enviar.
Junto al retraso de los envíos, la página web
del periódico es otra de nuestras asignaturas
pendientes. Debido a la labor que nos ha aca-
rreado la edición en papel, casi no hemos
tenido tiempo de dedicarnos a la de Internet.
Una vez solucionados los problemas más inme-
diatos, hemos empezado a ocuparnos de ella
y esperamos que para el próximo mes se vean
las versiones actualizadas.
Por otra parte, cuando en aquel mismo texto
al que nos referíamos antes, os animábamos
a colaborar con este nuestro/vuestro perió-
dico no esperábamos entonces el alud de
cartas, ideas y colaboraciones que nos han
ido llegando a lo largo de este tiempo. Alud
que, por si fuera poco, va aumentando cada
mes que pasa, lo que nos ha imposibilitado
dar salida a todos aquellos artículos que nos
habéis remitido. Por desgracia, los incvon-
venientes del espacio y de la actualidad infor-
mativa nos han obligado a tener que escoger
aquellos que más encajaban en nuestras
escasas páginas.
En otro orden de cosas, agradecemos enor-
memente todas aquellas ideas y aportaciones
que nos habéis hecho llegar, algunas se plas-
marán en los próximos números: más color (sin
aumentar el costo del periódico), inclusión
de columnas de "breves" para que no todo
sean artículos extensos, etc. Otros están, de
momento, en fase de estudio para ver cómo
encajan en el periódico como el curso de espe-
ranto u otros. Esas aportaciones son, preci-
samente, las que hacen realidad este proyecto
comunitario y plural que es el cnt.
Nota de la redacción
Mutis