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n°293 septiembre 2003
Prevención
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contra de la existencia de las diferencias de clases. Es más, en toda su obra utópica man-
tiene diferentes escalafones sociales y privilegios para los ricos capitalistas, pues él los
consideraba necesarios e imprescindibles para el buen funcionamiento de la sociedad. (Allá
cada cual con sus ideas). Como un ejem-plo de su ideario voy a poner el horario previs-
to de un armónico, el habitante de sus ideados falansterios. Pongo sólo el de "pobre" en
el mes de junio.
Dejando fuera consideraciones varias y centrándonos en la PRL en esta relación de
horario de trabajo encontramos algunas medidas preventivas. Una por ejemplo es que se
cambia de actividad más o menos cada dos horas. No hay un quehacer monótono ni repe-
titivo. Otro es el de la reunión agradable al final de la jornada junto a las tres comida
reguladas al día. Esta organización de la vida y el trabajo, este horario, por muy burro
que os parezca, fue considerado una utopía en su tiempo. Era un plan irrealizable en aque-
lla época, de hecho los intentos de falansterios basados en las ideas de Fourier fueron
un fracaso. Si esto era una utopía imaginaos las condiciones laborales de aquellos años.
Las condiciones de trabajo, y de vida en definitiva, en los siglos XVIII y XIX condu-
ce a una dramática y desesperada situación de los trabajadores y trabajadoras, incluyendo
niñas y niños. Las formas en las cuales se realizaba el trabajo eran tan peligrosas y tan
duras que el índice de mortandad y la esperanza de vida entre la clase trabajadora deja-
ría asombrado el más recalcitrante defensor del sistema capitalista. Para que se regula-
ra el trabajo de los niños y niñas, las agitaciones obreras en Francia tuvieron que ir
creciendo. El gobierno francés tuvo que decretar una ley (22 de marzo de 1842) que
estableció que en las fábricas y talleres que emplearan más de veinte obreros, la edad
mínima de admisión sería de ocho años.
El sindicalismo se fortaleció y se desarrolló en años posteriores. Se fundó la AIT y varias
asociaciones obreras estaban organizadas y activas en diferentes países, fundamental-
mente en Europa y América. El movimiento obrero, sus reivindicaciones y sus luchas en
todo el ámbito laboral y social, era una realidad palpable. Por poner otro ejemplo de rei-
vindicación nos iremos al 1º de mayo de 1886. ¿Cuál era la reivindicación del famoso y
festivo Uno de Mayo? Ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso, ocho horas de ocio-
cultura. Faltaban 60 años para que la Organización Mundial de la Salud dijera que la salud
es el bienestar físico, psíquico y social, pero aquellos sindicalistas de hace más de un
siglo intuyeron que era necesario limitar las horas de trabajo, entre otras cuestiones, para
poder acceder a la salud y el bienestar. Decidme ahora cuantos trabajadores en el mundo
disfrutan de los tres ocho y os diré cuanto de utopía (plan irrealizable en este momen-
to) contienen aún las reivindicaciones del 1º de mayo.
Pero la reivindicación de las ocho horas no proviene de 1886. Durante todo el siglo
XIX las condiciones de trabajo en los Estados Unidos eran extremas. El cuarenta por cien-
to del personal empleado en fábricas y comercios estaba compuesto por niños menores
de catorce años, a los que se le imponían jornadas diarias de catorce a dieciséis horas.
A partir de 1868, las sociedades obreras reivindicaron la jornada de ocho horas de tra-
bajo al día. No fue efectiva sobre todo a la crisis económica que zarandeó a los Estados
Unidos en la década de los setenta. La oportunidad fue empleada por los empresarios
para dejar sin trabajo a los trabajadores y trabajadoras más combativos. En Chicago el
empresariado, unido a la policía, creó un fondo de miles de dólares y fundó una organi-
zación criminal para exterminar a los sindicalistas más revolucionarios.
Vamos con otro ejemplo. En el año 1936 la CNT firma con la patronal un contrato colec-
tivo (hoy sería convenio colectivo). Mejor dicho, se firmaron tres: Construcción, Madera
y Metalurgia. En los tres la jornada laboral semanal es de 36 horas. En el de la construcción
hay mejoras en las condiciones de trabajo, que afectan directamente a la PRL. Sin exa-
gerar podemos decir que el régimen horario es mucho mejor que en el actual convenio
de la construcción. En el contrato colectivo de la construcción de Sevilla se dice lo
siguiente: Del 1º de octubre al 30 de marzo se trabajará de las 9 a las 12 y de las 13 a
las 16 horas. Del 1º de abril al 30 de septiembre de 6 a 12.
En referencia a otros asuntos contemplados en los tres contratos colectivos mencio-
nados hay referencias a ciertos EPIS. (Equipos de Protección Individual). La palabreja no
había sido inventada pero ya era un derecho tener equipos protectores. Ciertos trabajos
peligrosos eran voluntarios. Se prohibió los destajos, las horas extras y el trabajo por cuen-
ta. Los talleres debían tener instalaciones higiénicas adecuadas. Como podréis entender
todo se fue abajo con el golpe de Estado de los militares y el desarrollo posterior de la
guerra civil.
Es cierto, que el Estado, incluso durante el franquismo redactó disposiciones y otras
normas sobre salud e higiene en el trabajo. Sobre el cumplimiento de las mismas ten-
dríamos mucho que hablar, tal vez casi tanto como del cumplimiento de la Ley de PRL
de 1995.
Siguiendo con otros ejemplos, en la conferencia Nacional de Militantes de la CNT cele-
brada en Barcelona en Marzo de 1993 se presentó una ponencia sobre Salud Laboral. En
ella se decía que: hay otro tipo de enfermedad que son las psíquicas que también debe-
Horas
Ocupaciones
3 1/2 a.m.
Levantarse, aseo.
4 "
Ocuparse de las cuadras.
5 "
Ocupación en jardinería.
7 "
Desayuno.
7 1/2 "
Siega.
9 1/2 "
Cultivo de legumbres, bajo techado.
11 "
A la serie de los establos.
1 p.m.
Comida.
2 "
A la serie de agricultura.
4 "
A un grupo de manufactura.
6 "
Al riego.
8 "
A la bolsa.
8 1/2 "
Cena.
9 "
Reunión agradable.
10 Noche.
Acostarse.
rían considerarse legalmente como accidente de trabajo,
pero que no lo son. Algo se ha ganado. El estrés laboral, o
el acoso moral se contemplados en las diferentes normati-
vas y asuntos como la organización del trabajo, ya sabéis,
eso de los jefes, los escalafones, las ordenes, etc... entran
dentro del temario de estudios de los Prenvencionistas.
Espero que este muestrario de ejemplos dejen claro que
la actividad preventiva en riesgos laborales no es nada nuevo
y que a pesar de estar mucho más organizada actualmente
y se le dé un carácter más científico no cabe duda que aún
hay mucho que andar pues la cifras sobre muertes, acci-
dentes y trastornos causados por el trabajo no pueden dejar
insensibles a trabajadores en general ni a los sindicalistas
en particular.
Una buena formación el respecto no viene nada mal a
nadie e igual que trabajamos con leyes y normativas sobre
las jornadas de trabajo, los sueldos, las garantías sociales,
los pluses... etc. debemos trabajar las materias sobre ries-
gos laborales, pues en ello nos va la vida y la salud, no es
un decir. Si como la Ley 31/1995 sobre PRL deja claro que
el empresario es el responsable de la misma el trabajador-
trabajadora entonces es el exponente, quien no sólo pone
su tiempo, su esfuerzo físico y psíquico, sus conocimientos
y experiencias, sino que además expone su salud.
Próximo artículo: Cuestiones básicas de la Ley de
Prevención de Riesgos Laborales.
Correo electrónico de contacto: cntpuebla@arrakis.es
¿Cuál era la reivindicación del famoso y festivo Uno de
mayo? Ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso, ocho
horas de ocio-cultura. faltaban 60 años para que la
Organización Mundial de la Salud dijera que la salud es el
bienestar físico, psíquico y social, pero aquellos sindicalistas
de hace más de un siglo intuyeron que era necesario limitar
las horas de trabajo, entre otras cuestiones, para poder
acceder a la salud y el bienestar
Fourier era un reformista
socializante. En su obra
llamada Doctrina Social,
que es una recopilación de
textos que fueron escritos
alrededor de los años 20
del siglo XIX. La idea de
este autor es una Teodicea
(Intento filosófico
sistemático de conciliar la
existencia del mal con la
bondad y sabiduría de
dios). Estaba a favor de la
propiedad individual. No
estaba en contra de la
existencia de las
diferencias de clases. Es
más, en toda su obra
utópica mantiene
diferentes escalafones
sociales y privilegios para
los ricos capitalistas, pues
él los consideraba
necesarios e
imprescindibles para el
buen funcionamiento de la
sociedad.