Eso no
va conmigo...¿seguro?
En el quehacer diario de la vida te encuentras con infinidad de situaciones.
Algunas de ellas te obligan a tomar postura, a decir lo que piensas, y, en esos
casos, has de asumir que habrá a quien no le guste, o no comparta lo que dices
y haces.
Así son las cosas; no se puede agradar a todo el mundo.
Defender ciertos planteamientos, hablar con claridad, significa que en múltiples
ocasiones pueden darse momentos incómodos, de una tensión cuya magnitud
dependerá de diferentes factores. Todo esto se manifiesta cuando percibes que
alguien está invadiendo tu terreno, tu espacio vital, aquel lugar, tangible o
no, en el que te sientes seguro porque tú, y nadie más que tú, puede pensar,
decidir, actuar... en ese paraíso particular.
Quién no ha utilizado en más de una ocasión algo parecido a " a ti
que te importa", "no te metas donde no te llaman", "zapatero
a tus zapatos". La lista puede hacerse interminable. Cada una de estas
frase lleva implícito un alegato dirigido al propio pensamiento, una defensa a
ultranza de la capacidad personal para pensar, decidir y actuar. Al fin y al
cabo, ya que tienes una cabeza sobre los hombros, tuya es la responsabilidad de
demostrar que es redonda y no cuadrada.
Ahora bien, cuando se lleva este planteamiento al sacrosanto terreno
laboral, todo parece cambiar. Enmudeces y miras
para
otro lado. Sabes lo que sucede, eres consciente de ello. Te percatas de que ya
ni piensas, ni decides, ni actúas y, sin embargo, en lugar de hacer frente a la
realidad que ha irrumpido en tu vergel, te refugias en un cobertizo con la
puerta cerrada a cal y canto a la que le has colgado el
letrero de "eso no va conmigo".
Eso compañero trabajador, es lo que estás haciendo cuando te despreocupas
por entero de lo que acontece en el Sector del Metal, al consentir que otros
decidan cuánto cobrarás, qué número de horas trabajarás, cuándo enfermarás...,
en resumen, cómo vas a ser explotado.
Luego vendrán las lamentaciones, las lágrimas de cocodrilo por las
condiciones laborales que tienes que soportar y, entonces, compañero
trabajador, habrá quien te recuerde tu pasividad cuando el Sector del metal
estuvo en conflicto.
Extraído del boletín de la
sección
sindical de Suesa, Bilbao