LOS VIOLENTOS

 

En la forma con que hoy lo conocemos, el Estado, máxima metáfora de la violencia institucionalizada, comprobó, desde los fascismos de los años treinta, cómo además de éste mecanismo atemporal y consustancial a su existencia, la tecnología le abría la posibilidad de otra arma más efectiva y económicamente más barata que sus sistemas habituales de contención y represión del conflicto social.

 

Así, gracias al control y monopolio de la tecnología mediática, sus soportes y su extensión globalizadora como fenómenos de masas, el Estado pudo concluir lo que constituye, acaso, uno de los fenómenos históricos más interesantes de este siglo que termina: la conformación ideológica del cuerpo social, sobre la base de su instrumentalización política y económica.

 

El poder mediático de los "intereses" que se enmascaran detrás de lo que hoy llamamos Estado, se manifiesta en su capacidad manipuladora y conformadora no ya de opinión sino incluso de acción. Así, es capaz de conseguir que ciudadanos, en teoría, formados y libres (en los parámetros de educación y libertad previamente implantados por él), se manifiesten, si bien, determinando no sólo el hecho de que el ciudadano sea llamado a actuar, sino el tipo de manifestación sobre el que se deberá dirigir su acción ciudadana.

 

Los ejemplos de esta evidencia tras cada acción de ETA están en la mente de todos y no es necesario extenderse, ya los media se encargan de ello. Pero, ¿es esa la única forma de violencia que nos golpea?. ¿Es la única que se legitima como antisocial?. Los destajos en las obras con un albañil cada tres días muerto en el suelo, porque, si se ponen el arnés de seguridad, el ritmo de trabajo se vuelve más lento, ¿no es violencia?. ¿No convierte a tantos y tantos especuladores de carne humana en asesinos?. Quienes dan vía libre a las ETT’s, sindicatos mayoritarios incluidos, ¿no están dando forma a nuevas y más exquisitas representaciones de la violencia.? El borracho que cobra un sueldo del Estado por pegarle un tiro en el pecho a un recluta, matar a una niña porque se salta un control de alcoholemia u ostiar a unos chavales por que están haciendo malabares en la calle,. ¿tienen la exclusiva de la violencia legal?. Las cárceles españolas, con una población de casi 100.000 reclusos, la mayoría de ellos pertenecientes al lumpen y con historias de drogas o relacionadas con ellas,. ¿no son un bonito marco para protestar contra la violencia del Estado que los fabrica?. Los bombardeos sobre Servia, las tramas de corrupción política y económica, el guapito que sale en la tele y le dice a mi hijo que si no tiene unas Adidas Patatín es un mierda y tantos y tantas otras formas que adopta la violencia... ¿cuándo van a ser denunciadas por nuestra democrática sociedad? ¿Por nuestros cívicos vecinos? ¿Cuándo van a ser promocionadas por nuestro ejemplar Estado de derecho...?

 

Es la metáfora de los perros y los collares, la idea de la confusión entre los intereses del Estado y de los ciudadanos, que tan buenos resultados dio al fascismo, al socialismo real y sigue dando al capitalismo hoy en día... No falla. Cuando desde el Estado se le pide al cuerpo ciudadano que haga algo que el mismo Estado está acostumbrado a reprimir cuando no lleva la iniciativa de la acción popular, es que eso que se le está pidiendo a la ciudadanía sólo puede servir para afianzar y acrecentar el propio poder del Estado, legitimando y justificando las acciones que en el futuro les venga en gana adoptar. (Vgr: la videovigilancia, la ley antiterrorista, la desregularización del mercado laboral, etc.)

 

Por fortuna, no todo estará perdido mientras haya quienes estén en el anhelo de que hay que construir una democracia radical; y, desde ese acuerdo, me torno radical yo mismo, que en la concepción libertaria es estar dispuesto a ir hasta la raíz, por que efectivamente, es desde ahí desde donde brota todo lo real y desde donde hay que empezar a levantar el mundo que llevamos en nuestros corazones. Lo que emerge fuera, al mundo de los fenómenos, lo que nos venden como real -y que es "su" ideal ideológicamente construido-, es ese mundo de tirios y troyanos, indios y vaqueros, causas y efectos lineales. La realidad es, hoy por hoy, mucho más compleja de lo que, hasta para los que nos devanamos los sesos por buscar raíces, creemos, tiene tantos matices que a buen seguro harían al viejo Marx tener que quemar los volúmenes de sus obras completas, y escribir otros tantos... Desgraciadamente ya no sirve seguir pensando en términos de perversos señoritos y excelsos proletarios... Pero, cómo lo explicas, cuando desde el poder nuestra lucha se "promociona y vende" en estos términos; y lo que es peor, cuando muchos aún creemos que se desarrolla en esos términos, para a continuación, el poder y sus mass-medias bombardearnos a todas horas con la idea (y sus representaciones fantasmagóricas) de que, como ese estadío social ya ha sido superado "porque ahora hay más igualdad, y en el país de las mayorías, la mayoría come tres veces al día", nosotros mismos estamos superados, nosotros y nuestras ideas, pertenecen/mos al pasado. No sé si me explico bien, pero, aunque el procedimiento es más rebuscado, sustancialmente ya fue aplicado por Franco en la posguerra. Como la lucha de clases, según sus escribas, había traído la guerra, la desunión de los españoles y todas las desgracias del mundo, él abolía la lucha de clases, y así acaba con todos los problemas.

 

Es lo que llaman la sobrerrepresentación de la realidad, que es antidemocrática en tanto que esa misma sobrerrepresentación es ya una representación determinada, y lo que es peor, univoca concepción de la realidad; y lo que es más grave, un severo obstáculo para pensar lo real de cualquiera otra forma ajena a esa representación. Lo real no se entiende como un producto social en un tiempo/espacio determinado y, en tanto que tal, susceptible de pensarse, actuar y ser modificado, sino en la línea de la falacia hegeliana, lo real se vuelve esencial, y como esencia, atemporal, transhistórico, eterno, ¿y desde cuándo tiene lo eterno necesidad de justificar su existencia?. La esencia atraviesa la historia para justificar el presente, que es a su vez, la mejor realización de todos los tiempos posibles. Lo que deja, la sociedad transformada en espectáculo, es, cuando menos, un oscuro panorama para la acción contra el Estado. De ahí la importancia de la memoria, de la constante vigilia que nos ha de llevar hasta la Revolución, nuestra meta; por la Resistencia mientras seamos pocos, mientras sigamos tan dispersos. Hacia la acción colectiva en la medida de nuestras posibilidades individuales...

 

Antonio Orihuela