LA UTOPÍA EN FEMENINO (I)

MUJERES LIBRES DE ESPAÑA 1936-1939

A Concha Liaño, que vivió el futuro y lo tiene en la mirada

Se ha dicho que la historia la escriben los vencedores, pero más importante aun es que la escriben varones que suelen preciarse de realistas, así que ocuparse de unas ilusas mujeres derrotadas pasa por tema de poca entidad como para que los "investigadores serios" se dignen examinarlo. Por ello, en lo dedicado a la Guerra Civil Española, el hecho histórico del siglo XX sobre el cual se ha producido documentación más abundante en lengua castellana, la consideración acerca de la Agrupación de Mujeres Libres (MM. LL.) y su significación en el proceso social ibérico de aquel período normalmente está excluida del todo, cuando más reducida a escuetas menciones o al limbo de las notas al pie de página, a pesar de que se trata nada menos que del primer movimiento feminista radical de masas en el ámbito iberoamericano, precursor en la lucha por reivindicaciones que 65 años después conservan plena vigencia, con el mérito extraordinario de iniciar con coraje la construcción de utopías en medio de un enorme atraso social y cultural del cual la mujer era víctima por excelencia.

 

Las raíces de MM. LL

Desde su fundación, ocurrida en 1910, la Confederación Nacional del Trabajo - CNT, central sindical orientada por el anarquismo y fuerza fundamental en el movimiento obrero español - había reconocido el derecho de las mujeres a su libertad económica y a salario igual que el hombre, pero poco o nada se planteó por mucho tiempo como iniciativas de lucha específica en relación a ellas, pues apenas es a fines de los años de 1920 y comienzos de los 30 cuando la presencia femenina empieza a asomarse en el mercado laboral hispano. Un puñado de esas primeras mujeres asalariadas se aproxima al anarcosindicalismo y en 1934 funda en Barcelona el Grupo Cultural Femenino, núcleo pionero de articulación femenina en el anarquismo peninsular, que por entonces también anima una importante corriente educativa y cultural que atrae a sus filas a otras mujeres provenientes del reducido sector de las españolas con alguna formación académica (a mediados de los años 30, se estimaba en 90% el analfabetismo femenino). El objetivo inicial, en ambas vertientes, era alentar a las mujeres a aproximarse al ideal libertario, pero la acelerada dinámica que se puso en marcha con el estallido de la guerra civil (19 de julio de 1936), las impulsó a una rápida unificación de esfuerzos y a evolucionar a un planteamiento feminista muy activo, que todavía nos resulta inspirador.

 

El grupo más maduro política e intelectualmente estaba en Madrid, con la escritora Lucía Sánchez Saornil, la abogada Mercedes Comaposada y la médica Amparo Poch. Desde esa ciudad, el 2 de mayo de 1936, se publica el primer número de MUJERES LIBRES, revista en cuyas 13 ediciones se recogería lo esencial de las ideas que impulsaban a este colectivo y de las acciones que emprendió en medio de las complejas circunstancias de la guerra civil, además del esfuerzo para entonces inédito en el ámbito de habla castellana de hacer una publicación donde los textos, el componente gráfico y el diseño era en su totalidad creación femenina. El nombre de la revista también lo tendría la organización específica que constituirían las mujeres anarquistas desde septiembre de ese año en las zonas liberadas del fascismo, aun cuando el congreso que formalizó su fundación ocurrió en agosto de 1937. Para la creación de esta agrupación, las más activas fueron las mujeres provenientes del ambiente anarcosindicalista de Cataluña, como Soledad Estorach, Pepita Carpena, Sara Berenguer, Azucena Fernández y Concha Liaño, pero no hay que olvidar a otras destacadas animadoras de ese proceso como María Jiménez, Pura Pérez, Suceso Portales y Antonia Fontanillas. El esfuerzo de todas las mencionadas y muchas otras se tradujo en una organización que afiliaba a un estimado de más de 20000 mujeres a fines de 1936, con particular presencia en Cataluña, Aragón y Valencia.