EDITORIAL

PARADOJAS

Secretariado Permanente del Comité Nacional

 

Un informe del Defensor del Pueblo Andaluz afirmaba que aproximadamente el 70% de las viviendas ocupadas por inmigrantes eran infraviviendas. El gobierno andaluz mediante decreto ha ofrecido una ayuda a 42 municipios de Jaén, Huelva, Almería, Córdoba y Granada para construir viviendas donde poder alojar a trabajadores/as temporeros nacionales o extranjeros, el plazo expiraba el 8 de mayo y, curiosamente, sólo han solicitado ayudas 16 de los 42 municipios, quedándose al margen algunas de las zonas en las que las necesidades son mayores, como Almería, especialmente en el Poniente y Níjar, lo que ha llevado a dicho gobierno a ampliar el plazo hasta diciembre ¡!, con la esperanza de que dichos municipios sean convencidos de que no les va a perjudicar. La nada sospechosa Consejería de Obras Públicas de Andalucía estima que el déficit en esa zona de Almería es de 7000 de viviendas para inmigrantes.

 

Cualquiera se podría preguntar la razón que impulsa a municipios con estas necesidades, no sólo para extranjeros, sino para nacionales temporeros a aceptar, por un lado que vengan a faenar por unas condiciones que pocos aceptarían próximas a la esclavitud y por otro lado, impedir que puedan hacerlo con dignidad, aunque no les cueste un duro.

 

Teniendo la cota más alta de desempleo, España tiene capacidad para absorber una cantidad nada despreciable de mano de obra en agricultura y servicios. Es otra paradoja que podemos unir a la que representa la manifestación pública de los poderes fácticos afirmando que se necesita esa mano de obra, porque hay gran descenso de la natalidad, pero luego impide que pueda regularizar su situación, con una única finalidad, y es que tenga que hacerlo en condiciones clandestinas y sumergidas para que esté siempre sometida a los caprichos y abusos de la patronal, teniendo muy lejana la equiparación a la mano de obra autóctona.

 

De los ecuatorianos que regresaron a su país para retornar aquí con contrato, en condiciones "legales", muy pocos han conseguido su objetivo, la propia administración reconoce que sus ofertas de empleo no eran válidas porque correspondían a la economía sumergida. Varias paradojas, pues.

 

A menudo encontramos organizaciones que se dirigen a los inmigrantes viendo en ellos/as unos clientes perfectos para justificar las cantidades ingentes que reciben mediante subvenciones y a veces, también, cacarean las pésimas condiciones para conseguir aún más. Ellos, sin casa, sin trabajo, generan recursos para muchos. Paradoja.

 

La vieja caridad de la Beneficencia y los viejos rastrillos de nueva apariencia vuelven a estar de actualidad, para hacerse acreedores de su ayuda, ¿los/as inmigrantes tendrán que simular que son devotos de tal religión o de tal partido o de tal sindicato?

Dejando al margen a las ONGs que en España encarnan una forma genuina de privatización y de ideologización de la protección social, amén del fenómeno sociológico del tranquilizaconciencias voluntariado, otras organizaciones que han renunciado a la transformación social y a la construcción de un mundo más justo se aproximan al fenómeno de la inmigración con el mismo paternalismo que las ONGs. Muchas paradojas en el incesante activismo social, para que cada vez haya más desigualdad.

 

La CNT considera a los trabajadores y trabajadoras inmigrantes como iguales que pueden asociarse al sindicato si lo desean, por el mero hecho de ser eso: trabajadores, en las mismas condiciones que los demás compañeros y compañeras, es decir, implicados y comprometidos en luchar estructuralmente por la redistribución de la riqueza, contra el Capital y el Estado, por la autogestión, siendo los protagonistas de su propia emancipación, lo requiere valor y firmeza porque la CNT no recibe subvenciones por intentar elevar nuestras condiciones morales y materiales ¡El poder habría perdido el juicio!

 

En las mismas condiciones, porque españoles y españolas hemos emigrado y emigraremos buscando mejores oportunidades y ojalá hayamos encontrado en nuestro destino acogida y apoyo mutuo en una organización de trabajadores y trabajadoras que se comporten como nuestros iguales.

 

En una pintada se leía: LAS ONGS SON A LA POBREZA LO QUE LAS TIRITAS AL CÁNCER. Dicho de otro modo: La CNT exige justicia y no caridad. Tratar a los trabajadores inmigrantes de igual a igual implica respeto y el respeto se sitúa muy lejos del proteccionismo y de la idealización de los colectivos humanos. Sólo los burgueses tienen necesidad de lavar su mala conciencia con las limosnas y las migajas.