EL TOCOMOCHO SINDICAL

Como ya se sabe el Tribunal Supremo ha admitido a trámite el recurso del gobierno contra la sentencia de la Audiencia Nacional (AN) que reconocía el derecho de los empleados públicos a la subida salarial correspondiente al año 1997. Este hecho supone en la práctica alejar el conflicto a varios años vista con el consiguiente enfriamiento de la tensión que mantenían los empleados públicos contra la Administración.

por una paz

Con la sentencia de la Audiencia Nacional, Comisiones nos han hecho el timo del tocomocho: Nos da un "premio gordo" que no podemos cobrar y, aprovechándose de las pocas ganas que tienen los trabajadores de soltar el dinero así por las buenas, a cambio nos afiliamos... pagando. Realmente genial.

Una sentencia política

Y es que estamos frente a una Sentencia que se dirime en el plano político y no jurídico. Para empezar digamos que es una Sentencia rara, y prueba de ello es que ha pillado a todo el mundo con el paso cambiado. Vamos, que nadie esperaba que saliera la Audiencia Nacional con esta "cosa". Ni tan siquiera CC.OO. que dejó en manos de su Federación de Enseñanza la responsabilidad de presentar el Recurso contra el Acuerdo del Gobierno (del Ministerio de Administraciones Públicas, en concreto) de hacer caso omiso de los acuerdos del 94 firmados con el Gobierno del PSOE.

Quizás pueda parecer exagerado decirlo, pero esta Sentencia responde a la guerra interna que tiene una parte de la judicatura con el Gobierno del PP (obsérvense los líos con el indulto al juez Gómez de Liaño) por el control del Consejo General del Poder Judicial: Se trata de putear al Gobierno para obligarle a negociar los cambios que quiera hacer.

La Sentencia tiene dos partes positivas para nosotros, los trabajadores del sector público. Una, que reconoce el derecho a la negociación colectiva de los funcionarios y la otra que nos tiene que subir el sueldo un 2,6%. La primera es una obviedad, simplemente no se ejerce por la sencilla razón de que los Sindicatos oficiales que nos toca sufrir están más cómodos negociando lo máximo posible con el menor esfuerzo y la consecuencia de ello es que estamos siempre al albur del gobierno de turno y sus ganas de negociar. Para que nos entendamos, mientras no se pelee por negociar no habrá negociación sino graciosa cesión.

La segunda parte es más técnica. Una de las consecuencias de un proceso negociador es, entre otras cosas, una subida salarial. La que sea. Esta subida es fruto, por tanto, de un acuerdo entre partes. Si una de las partes, generalmente el patrón-estado, en un momento dado dice que no hay subida esto también forma parte del proceso de negociación, y a la otra parte no le queda más remedio que hacer algo para que cambie de opinión. En el caso de que quiera hacerle cambiar de opinión. Que esa es otra.

Por tanto, para ir zanjando cosas, una negociación no es necesario que acabe con una subida salarial. Entonces ¿por qué la Audiencia Nacional establece una subida salarial por su cuenta y riesgo?. Pues por los Acuerdos de 1994 y de duración trianual, es decir hasta 1997.

Cuando la patronal de un sector cualquiera llega a un acuerdo con los Sindicatos este Acuerdo se convierte en ley de obligado cumplimiento para ambos porque libremente así lo han aceptado y firmado; no se deben a nadie que esté en un plano superior y que tenga que darles el Visto Bueno. Lo mismo sucede entre particulares: lo que libremente acuerdan están obligados a cumplirlo, so pena de que haya alguna penalización al que incumpla lo acordado. Pero el Gobierno no es una patronal cualquiera ya que los Acuerdos a los que llega deben ser validados posteriormente por las Cortes y los jueces de la AN saben perfectamente esto.

En este caso, las Cortes en el año 1996 dijeron que no había subida salarial y que por tanto ese Acuerdo no se aplicaría durante 1997. Es decir, quien tiene que dar el Vº Bº no lo da por las razones que sean y ese Acuerdo no puede aplicarse so pena de que haya un conflicto entre poderes del estado: el ejecutivo por un lado y el legislativo por otro. Ni aquí ni en país alguno pasan esas cosas. Para ver el sin-sentido de la Sentencia de la AN podríamos poner el ejemplo del contrario a lo sucedido: Que el Gobierno y los Sindicatos se ponen de acuerdo en subir no un 2,6 % sino el doble, el 5,2%. ¿Qué subida habría que aplicar? ¿La que pone en el Acuerdo o la nueva?.

Lo que tenían que haber hecho los Sindicatos oficiales es haber protestado para obligar al Gobierno a cambiar de opinión y llevar unos Presupuestos con subida salarial para los empleados públicos. Hicieron el canelo y así nos fue.

El bochorno sindical

A veces da grima pertenecer a un Sindicato viendo cómo actúan. Fundamentalmente, para que no te confundan con ellos y no te metan en el mismo saco. Nada más conocerse la Sentencia de la AN, CC.OO. se apresuró a decir que había que pedir el dinero a través de ellos ya que eran los únicos legalmente capacitados para hacerlo puesto que era una Sentencia recaída en un Recurso interpuesto por ellos. Como el resto de Sindicatos salieron al paso, rectificaron e iniciaron una grancara al muro campaña de captación de incautos.

Primero, metieron la prisa en el cuerpo a todos los empleados públicos instando a reclamar algo que sabían que todavía no se podía hacer y establecieron unos precios por la gestión de una reclamación que no lleva trámite alguno, siempre y cuando —repetimos— la Sentencia sea firme. Casi todos los Sindicatos se vieron abocados a esta locura de captación de fondos para no quedarse atrás y dejar que CC.OO. se llevase ella sola la gloria. La gente empezó a echar cuentas y, en muchos casos, vio que le compensaba la afiliación a pagar los abusivos "impuestos" establecidos por los Sindicatos. Primer objetivo cumplido: Se vende humo y se consigue afiliación para una temporada. Muchos otros rellenan formularios que entregan a los Sindicatos para su gestión futura dando a éstos unos datos que ya quisieran para sí muchas compañías de marketing y de venta por correo...

Se insiste y se vuelve a insistir: el que no pida no recibirá nada. Se oculta deliberadamente a los trabajadores del sector público que, siempre en el caso de confirmación de la Sentencia, el gobierno pagaría de oficio, es decir, a todos y sin necesidad de recurrir a la ejecución de Sentencia por la sencilla razón de la no-discriminación. Item más, la locura organizativa que sería el tener a unos trabajadores con un salario y a otros del mismo grupo y nivel con otro; las subidas salariales reflejadas en los sucesivos Presupuestos del Estado no podrían fijar niveles mínimos y máximos para iguales categorías, etc. etc. No, no haría falta hacer reclamaciones masivas para que abonaran a todo el mundo, pero, desde el punto de vista sindical, sí es una buena estrategia el presentar muchas papeletas de reclamación por las razones antes explicadas. Y si además consigues afiliación...

El resultado final

Nadie sabe a ciencia cierta cual va a ser el resultado final. Aunque se pueda apostar con garantías por la nulidad de la Sentencia de la AN. Ni tan siquiera el gobierno lo tiene claro —por la guerra judicial que mantiene— y los sindicatos tampoco, aunque éstos ya de entrada han sacado tajada a través de una afiliación desmerecida. En todo caso, se demuestra que las cosas o se consiguen peleándoselas o no se consiguen. Pretender obtener unas mejoras en las condiciones de trabajo a través de un juzgado no sólo elimina el papel del sindicato al judicializar el sindicalismo, sino que deja nuestro futuro en manos de unas personas, los jueces, que no son ni parte ni arte en esta historia.

Nos pueden engañar muchas veces, pero no toda la vida. Sea como fuere, lo realmente aconsejable es alejarse de estas organizaciones que están arruinando el prestigio que una vez tuvo el sindicalismo entre los trabajadores españoles.

 

Jon Álvarez Fernández