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Vértigo
Antonio Santamaría Solís
Ed. Diputación de Cáceres
e Institución Cultural El Brocense
Colección Abezetario (Poesía)
Cáceres, 2005
Arnold Layne
U
n libro publicado sin epístola preliminar
sería, como dice un viejo proverbio inglés,
una camisa azul sin galón. El que nos ocupa
la contiene y, en mi opinión, es lo más des-
tacado; comienza así: "Cuando comprendí
por fin que vivir es fluir de forma incesante...", y el remi-
tente aconseja al autor que revise atentamente las acep-
ciones de la palabra. En mi afán por simbiotizarme con este
librito, he tirado de diccionario con tan mala fortuna que
no la he encontrado; en su lugar, aparece incesable y la
acepción es "continuo, que no cesa". El tema recurrente
de este bardo es el adjetivo, que reclama como centro
emisor de contenidos, los utiliza sin acritud, lo que no es
despreciable en unos tiempos en que se usan como arma
arrojadiza y descalificadora. Teniendo muy presente que
la función de la crítica es adjetivar la obra que cae en sus
manos ­no la única función, la más gratificante quizá sí-
, después de dos lecturas, esto es lo que me ha sugerido:
I. Sólo están impresas las páginas impares, un recurso
formalista que el autor no explica coherentemente;
yo le respondo: es una apuesta escasamente ecológi-
ca, pues.
II. La condición del crítico ­el que suscribe- debiera con-
sistir en brillar como lector; en algún sentido, reba-
sar la incitación de donde surge el desasosiego
subyacente a la antigua disputa: ¿son los literatos
artistas o epígonos de estos?
III. La condición del poeta es envidiable, no le es nece-
saria la revolución aun cuando puede adherirse a ella
como el gusano que repta por la roca; imagen reti-
cente ésta, pues ¿qué decir del ciempiés?; esto nada
más, que es el único que ha superado la abyección
inherente a su condición al adoptar un nombre pro-
pio (no se arrastra, anda sobre cien pies y así redime
a la especie).
IV. La agudeza de un prosaico gramático siempre será irre-
levante, pues nunca podrá revestirse con la belleza de
la mariposa, un gusano de alcurnia, ya que estamos
glosando a los herederos de la tierra; el juicio del gra-
mático es efímero y se sustenta en la aridez de la
observación erudita, que es un camino hollado por
multitudes irredentas.
V. El castellano se ha enriquecido con muy variados e
ingeniosos neologismos; si preguntáramos qué es a,
¿cuántos responderían la primera letra del alfabeto o
una preposición? Estoy por jurar que los que se decan-
tarían por el significado prefijo que indica negación
o carencia se igualarían ­o superarían- a los ortodo-
xos. Yo, cada día descubro un neologismo nuevo, cir-
cunstancia baladí en un lector compulsivo; el último,
este: "asemántico", lo inserta en su microcosmos poé-
tico Don Manuel en su vertiginoso libro, pues ya lo
dije, se lee de un tirón debido a la doncellez de las
páginas pares, circunstancia lamentable, pudo haber-
las llenado con imágenes como las que siguen:
"...Como si el lenguaje fuera todo y uno / para el pez
ciego y para este hombre ciego / que en su / estupi-
dez se aburre", condignas de Robert Desnos, ese lúci-
do disidente del surrealismo; o esta otra reflexión,
ahíta de lucidez premonitoria: "-dejando la cabeza
brevemente / junto a Celan / mi consuelo es mi dis-
curso primitivo-".
Hay un poeta nuevo en las librerías. Leedle, os ayu-
dará a sobrevivir.
El vértigo cotidiano
Las verdades ocultas de la guerra civil:
las conspiraciones que cambiaron
el rumbo de la República
Francisco Olaya Morales
Editorial Belacqua
Barcelona, 2005
398 págs. 23
ISBN: 84-96326-48-9
Zapata
U
e dudado si iniciar esta reseña con alguna
cita de Herodoto, o de algún otro insigne
historiador. Más que nada por pedantería.
Pero he pensado que era mejor, si quería
honrar al Sr. Olaya, remitirme a aquella defi-
nición de Historia que se impartía cuando servidor era
bachiller: "historia es un proceso continuo que describe
y explica el desarrollo de las sociedades humanas. Y abar-
ca la descripción de los hechos, la fijación cronológica de
los mismos y su interpretación".
Francisco Olaya es un historiador ya octogenario, que
tiene publicados varios libros, algunos de ellos verdade-
ramente notables. Y el interés mayor de su obra emana
de aplicar, con excelentes métodos historiográficos, esa
definición tan clásica arriba citada. Y lo hace porque es
un gran historiador. Pero ocurre que vivimos tiempos en
que proliferan (y prosperan) revisionistas angostos de
mollera. Tan romos que el cacúmen les da nada más que
para halagar a potenciales golpistas.
Los "Moas" y "Vidales" de turno rezuman un odio que
hace las veces de combustible y con él ceban sus menti-
ras; detonante indispensable para editar esas bombas que
en las trincheras de la derecha católica llaman libros de
historia.
Pero Olaya es el protagonista. Ha escrito un excelen-
te libro. Deja hablar a la reacción (Gomá, Mola, Calvo
Sotelo, Goded, Herrera Oria... y tutti quanti). Y, cierta-
mente, no hay mejor modo de conocerlos, de hecho, nos
ahorran el esfuerzo de tener que refutarlos.
Los capítulos, cronológicos y con vocación monográ-
fica, se suceden y se leen con poco esfuerzo y los lecto-
res podemos degustar ese indefinible y casi olvidado
placer que nos concede una prosa de estilo ágil. Sobria y
cercana. El autor sabe que sus lectores son adultos y como
tales son tratados.
Capítulos concisos unos y extensos otros, que van
desde la sublevación de Jaca hasta los preámbulos del
alzamiento del "funeralísimo", pasando por los dedicados
a la reforma militar o al golpe de estado de Sanjurjo.
El capítulo dedicado a la reforma agraria, apoyado en
la excelente fuente que es Pascual Carrión, es un ejem-
plo expositivo de una materia árida. Podría criticarse la
incursión del discurso de Alcalá Zamora en el Parlamento,
pero reconozco que es revelador de los miedos republi-
canos a una reforma que acabó siendo timorata.
En definitiva, una lectura recomendable porque
muchos de los lectores descubrirán que en realidad no
sabían nada de lo acontecido entre 1930 y 1936.
Gracias a libros como éste, "la historia oficial" puede
ser derrotada.
Verdades ocultas de la guerra civil
El bastardo tranquilo
Oscar McLennan
Traducción de Federico Corriente Basús
Pepitas de Calabaza
Logroño, 2005
294 págs. 12,50
ISBN: 84-96044-62-9
Pepitas de Calabaza
E
l desierto es el estado de ánimo que amenaza
con dominar la vida de Phil Malone: envuel-
to en papel reluciente y presentado por un
Santa Claus al que se le cae la barba al pri-
mer tirón. Phil es un espantapájaros, un
marginado atiborrado de sueños de grandeza, un artis-
ta que se expresa a través de las estrafalarias produc-
ciones cinematográficas que idea mientras, oscilando
entre la locura y la realidad, recorre las calles de Dublín.
El viaje que emprende en busca de su álter ego perdi-
do es una tormenta de imágenes e ideas, cómica, con-
movedora e inquietante a la vez, una denuncia virulenta
y surreal de una sociedad que prioriza los valores mate-
riales frente a todos los demás.
Oscar McLennan (1955) nacido y criado en Glasgow,
ha vivido en Londres, Belfast, New York, Dublín,
Barcelona y Zaragoza. Además de como escritor y per-
former, a lo largo de su variopinto pasado se ha gana-
do la vida como cantante, músico, bibliotecario,
artista de vídeo, obrero de la construcción, jornalero
del campo, voceador de telegramas, pintor, decorador,
buscavidas callejero, conferenciante itinerante en
escuelas de arte, jefe de estación en el metro londi-
nense, músico ambulante, proletario fabril, traductor,
repartidor de octavillas, cómico, ajedrecista, profesor
de inglés, friegaplatos, camarero, coordinador de talle-
res y espectáculos artísticos en directo y jardinero.
Su último espectáculo en solitario, basado en este
libro, ha sido puesto en escena en distintos países de
habla inglesa, destacando su representación en el
Festival Internacional de Teatro de UCLA (Los Ángeles).
En la actualidad recorre España representándolo en cas-
tellano. Sus escritos han sido publicados en varias colec-
ciones de relatos cortos, revistas literarias y emitidos por
radio en el Reino Unido y los EE.UU. El Bastardo
Tranquilo
, su primera novela publicada, ha sido vertida
al castellano por Federico Corriente, en estrecha cola-
boración con el autor.
El bastardo tranquilo
cnt
n°318 diciembre 2005
Cultura
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libros