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Violentos choques entre trabajadores del Astillero de
Sevilla, que se manifestaban por la falta de perspecti-
vas del sector, y los antidisturbios, enviados a reprimir
la protesta. Catorce trabajadores heridos hacen así
público y notorio un conflicto que, de manera latente,
venía arrastrando desde hace años el sector de la
construcción naval.
Artículo en página 8
Astilleros en lucha
Redacción
El Estado Español se ha convertido en el
segundo país del mundo que más dinero
invierte en investigación militar, según
datos de la OCDE (Organización para la
Cooperación y Desarrollo Económico). Este
hecho se puede valorar desde una perspec-
tiva antimilitarista, que obviamente denun-
cia este tipo de políticas, pero también se
puede analizar desde el punto de vista cien-
tífico y tecnológico. Y desde esta óptica se
hace patente la ineficacia de esta vía de
investigación para uso civil, no sólo por que
el coste es mucho más elevado, sino también
por la inutilidad de la tecnología militar apli-
cada a los usos civiles.
El ministro de Ciencia y Tecnología, Juan
Costa, ha anunciado que el Gobierno ha
aprobado el Plan Nacional de Investigación,
Desarrollo e Innovación 2004-07 que, según
explica, estará dotado de 20.000 millones de
euros, con los principales objetivos de "apo-
yar la promoción y producción de conoci-
miento, así como la explotación y el acceso
del mismo al conjunto de la sociedad civil
para contribuir a la modernización del país".
Lo que el ministro Costa no dice es que
en el presupuesto para el 2004 el 31% del
gasto será destinado a investigación y desa-
rrollo tecnológico militar, como ha denun-
ciado la Fundació per la Pau.
El ministro Costa tampoco ha puesto en
relación de forma pública unos datos que
indican que el dinero para investigación
militar será el triple del dedicado a investi-
gación científica básica para financiar a las
universidades y al CSIC, 7 veces más que el
dedicado a investigación sanitaria, 27 veces
más que el dedicado a investigación agraria
y 38 veces más que el dedicado a investiga-
ción oceanográfica y pesquera. Y dentro de
estos recursos la mayoría van a parar a dise-
ño y construcción de once tipos distintos de
armamento, donde sólo 5 empresas vincula-
das a la industria militar (EADS-CASA, Santa
Bárbara Sistemas, SENER, Izar e ITP) se lle-
van el doble de dinero del que reciben en
conjunto todas las Universidades españolas
y el CSIC para I+D civil, como denuncia la
Fundació per la Pau.
En este número del CNT tratamos de ana-
lizar estos presupuestos desde el punto de
vista de las personas que se dedican a la
investigación científica, afectados por parti-
da doble como ciudadanos y como profesio-
nales. Ellos ya se han organizado para evitar
que el Estado español siga los pasos de EEUU
en esta carrera armamentística. Ya son 11
universidades las que han renunciado a la
investigación militar y más de 1000 los cien-
tíficos objetores.
Artículos en páginas 15 a 17
cnt
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297
1,25
Enero 2004
VI época - Madrid
A I T
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