Fotografía: Eduardo Rodríguez Ochoa

Nuevo mapa geopolítico en ciernes

Redacción

 

Cesaron las bombas, empieza la limpieza del territorio en un sentido amplio, aunque, naturalmente, siempre desde la óptica del conquistador. Puede llevar algún tiempo, pero tendrá un término. Los estados que habían vociferado contra la guerra perderán ahora (ya lo han perdido) el culo por sacarle partido a la nueva situación que deja la guerra victoriosa. Habían vociferado por interés y ahora se la envainan también por interés. Sadam Hussein, aventajadísimo discípulo de Francisco Franco, había sabido cubrirse las espaldas otorgando grandísimas prebendas económicas a Rusia, en un área geopolítica, y a Francia en otra, para que (obra innegable del genio diplomático de Tarek Asis), llegado el caso, inevitable, le sirvieran de colchón ante las consecuencias de su activa y agresiva política panárabe, antijudía y antinorteamericana. La cosa no le salió porque la decisión inquebrantable de los USA y su, hoy por hoy, insuperable fuerza, pasó por encima de todo, pero su acción no iba descaminada, como lo probaron todos los gestos políticos que precedieron a la contienda.

La globalización económica es, con matices, un hecho innegable, pero los considerandos políticos de tal fenómeno están muy lejos de haber recorrido ni siquiera su primer tramo. Podría tenerse por una quasi aseveración histórico-axiomática -sin dejar de tener en cuenta la importancia de la intercorrección que supone la copresencia de los dos adjetivos incluidos- que, mientras la historia no termine de borrar la historia, los estados nacionales (no se conocen otros) seguirán pujando, con toda la fuerza de que dispongan y en todos los terrenos a su alcance, por la prevalencia hegemónica de sus propios y particulares intereses. Y esta aseveración axiomática vale tanto para los Estados-bloque como para los Estados miembros de bloques más amplios. La historia universal del último medio año es aleccionadora en alto grado a estos respectos.

So color del 11-S y tomando tal hecho como bandera vindicativa o, simplemente, como cobertura de crípticos planes trazados con antelación, tras la anexión de Afganistán a los nuevos proyectos, que contemplaban el establecimiento de una base sólida para el control y la canalización de doble vertiente petrolera, por el norte, a confluir con los imaginables oleoductos del Caspio, vía Europa,

y, por el sur, sur-este, a desembocar en los puertos del Índico, ahora, Iraq representa para los USA, en estos momentos del desarrollo expansivo, una pieza fundamental para la consolidación de esas bases próximo-orientales, pues la interposición geográfica, en esa ruta, de dos países, uno, ya hostil, Irán, y el otro, muy verosímilmente hostilizable, Turquía, hace, en principio, muy altamente insegura la aventura caucásica.

El dominio en influencia político-económica de Iraq, no sólo asegura el control del segundo o tercer mayor productor de petróleo del mundo y una salida natural al Golfo Pérsico, sino que, además de constituir una cabeza de puente inexcusable para decidir con autoridad en el contencioso árabe-israelí, permite a los USA establecer una sólida base de, al menos, fuerte condicionamiento sobre la política de Siria, Irán y Turquía. La creación en Iraq de un estado federal traerá consigo, si no, de momento, la constitución de un estado kurdo, sí un estatuto de fuerte autonomía para ellos que vendrá favorecido, en intensidad, por la decidida voluntad shií (60% de la población global) de una autonomía de grandes fueros. La reivindicación de autonomía para el pueblo kurdo se vio ya contemplada y prevista en el tratado de Sèvres (1920) y, aunque el tratado de Lausana de 1923 dio al traste con estas previsiones, la lucha de esta etnia, dividida por diversos hechos de conquista y repartos políticos entre Turquía, Irán, Iraq y Siria, por su independencia viene siendo una realidad activa, con interrupciones y reinicios, desde 1925. Los peshmergas que actuaron en esta última guerra son un ejemplo de ello.

Seguro que los Estados Unidos, en evitación de tener que enfrentar más problemas de los estrictamente necesarios, no van a apostar, por ahora, por el establecimiento de un estado kurdo, pero la amenaza del mismo, será, con el apoyo militar USA, un suficiente factor de disuasión de cualquier veleidad de esos tres países con minorías kurdas de impedir la autonomía de los kurdos iraquíes, y, a la vez, un fuerte elemento de presión para que no impidan seriamente, y más bien faciliten, las acciones político-económicas americanas en la región.

Otro capítulo que afecta importantemente a la concreción del nuevo mapa geopolítico que se avecina es Europa, en la que esa prisa por acudir a la tarta de Iraq, a desdecirse a medias y al galante besamano mediático de Chirac a Ana Palacio, son claras muestras de la mentira de la "paz" altavoceada en fechas recientes por sus máximos dirigentes. Una Europa donde Blair zascandilea y donde Aznar saca pecho y perdona vidas para hacerse bienquisto de los corceles de tiro, y, sobre todo, donde vuelan y trasiegan malentendidos, unos, porque son producto de mal entendimiento; otros, porque son producidos ya para que se malentiendan.

Las dos últimas reuniones de Atenas, la de ampliación de la UE y la de la Conferencia Europea, ponen muy de relieve varias cosas: que hay una voluntad general por parte de los pequeños estados de acceder, y de forma apresurada, a la Unión; que, para estos pequeños estados, es prioritario y urgente alcanzar su seguridad económica y militar (esto último más perentorio para los países del este); que, para los grandes estados, lo urgente es el afianzamiento político y el aseguramiento de su liderazgo en la nueva situación concretada en un bloque de 450 millones de habitantes, con el que esperan desempeñar un papel de la máxima importancia en el mundo, y como así, sin duda, será; que, de cara a la inminente Constitución común, unos, los pequeños, piensan salvaguardar el valor de sus decisiones promoviendo una Europa de los estados, mientras que los grandes, al propugnar una Europa de los ciudadanos, en lo que piensan es en mantener la primacía de sus propios estados, asegurándose presidencias y cargos de dirección, y aquí los malentendidos y "malpronunciados", porque lo que en el fondo desean es repetir la imagen de la ONU, aunque más funcional, pero donde quede asegurado el dirigismo de unos y el seguidismo de otros. O sea, que, cuando en la reunión del día siguiente se afirma que se han reunido "para reiterar su determinación de no tolerar más líneas divisorias", la cosa hay que entenderla acompañada de dos crípticas frases que se añadieron a la declaración, la de Chirac en la que habla de "flexibilidad", de "adaptación" y de "planteamiento diferenciado"; y la segunda de Berlusconi proponiendo eliminar la Comisión Europea y su sustitución por un gobierno formal europeo.

Sin embargo, lo más significativo, desde el punto de vista de la originación de un nuevo mapa geopolítico planetario, nos lo ofrece esta segunda reunión, a la que ya no asisten ni Blair ni Aznar, la de la Conferencia Europea, con la presencia de Rusia, Ukrania y Moldavia, países que, lógicamente, no entrarán en la Unión Europea, y decimos "lógicamente" porque no está en la naturaleza de uno y otro grupo la copertenencia intrínseca, pero sí aparece meridiana su significación desde el punto de vista de la alianza "frente a". Los maridajes y desmaridamientos están a punto de trastocarse.

Arriba lucha antifascista