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"Hacia un gobierno planetario"

Caysiro

"Los intereses humanos generales prosperan mejor en términos económicos cuando las fuerzas del mercado libre pueden trascender las fronteras nacionales...Ha llegado el momento de levantar el asedio a que están sometidas las empresas multinacionales para permitírseles continuar su inacabada tarea de desarrollar la economía mundial" (David Rockefeller)

Ardua tarea sería la de explicar el origen y las causas del poder de expansión del capital transnacional que este oligarca mundial pregonaba (ahora lo continúa hijo y heredero) a los cuatro vientos. Me limitaré en este artículo a tratar de explicar el dominio destructor que una empresa transnacional puede llegar a alcanzar hoy día en el mundo, además de clarificar sus forma de actuar.

A modo de introducción, aclarar algo que a veces parece no tenerse en cuenta: ese incipiente capitalismo que surgió tras lo que algunos economistas -Adam Smith o Karl Marx, entre otros- llamaron "acumulación primitiva" (equivalente a la irrupción del capital en una economía todavía feudal: irrupción de la plusvalía procedente de la explotación directa del trabajo asalariado) es la que sirvió de sostén para el desarrollo de ese naciente capitalismo. Ahora bien, llega un momento en que la propia lógica del sistema, que siempre tiende a la acumulación constante de capital, obliga a las empresas, ahogadas por constantes crisis de sobreproducción, a expandir sus mercados potenciales y comienzan las grandes importaciones de materias primas procedentes de los países coloniales.

En resumen: el grado de desarrollo industrial alcanzado actualmente por los llamados "países ricos" hunde sus raíces en la explotación imperialista de las metrópolis a los países recién colonizados.

Dicho esto, cabría preguntarse: ¿qué son las compañías transnacionales?; ¿son las herederas de los antiguos monopolios económicos de principios del siglo XX?; ¿qué papel representan en la actual situación de crisis económica mundial?

Transnacional es toda empresa cuyos centros de inversión están diversificados por más de una nación; en el momento en que una compañía invierta en dos países (además de su país de origen) se la considera multinacional. Evidentemente, la mayoría de estas compañías extiende sus tentáculos por la multitud de los países más empobrecidos de la tierra, por esta sencilla razón: la tendencia a la inversión es proporcional al bajo
coste que una empresa tiene que soportar:

Objetivo: MÁXIMO DE BENEFICIOS- MÍNIMO DE INVERSIONES.

Su interés por el Sur es triple:

- explotación de los recursos naturales insustituibles a corto plazo por tecnología;

- mano de obra barata;

- creación de nuevos mercados.

El comercio entre transnacionales, entre las sedes centrales y sus filiales, favorece la evasión de capitales nacionales, aumentando el déficit de la balanza de pagos de los países empobrecidos. Antes, estas filiales han sido adquiridas por las multinacionales que, debido a sus fuertes inversiones, han llevado a la quiebra a las empresas de capital local.

Además, las multinacionales bloquean el desarrollo tecnológico de los países pobres, pues esa transferencia tecnológica que se produce es profundamente desigualitaria: gran parte de esa tecnología exportada a un país del Sur es anticuada, pues el proceso de producción es así más rentable. Éstas, además, suponen una terrible amenaza para la soberanía nacional. Su poderío es tal que pueden hundir la economía de un país: su
control sobre los precios, sobre los canales de comercialización y sobre la tecnología de producción imposibilitan cualquier plan económico de desarrollo sostenible y autónomo.

Comprender el funcionamiento de las multinacionales es comprender la estructura del comercio mundial. Actualmente, las 600 multinacionales principales controlan: el 50% de la producción mundial industrial; el 25% de toda la producción de los bienes materiales; el 20% de toda la producción mundial (incluido servicios).
Intentaré analizar brevemente las relaciones que se dan cuando una multinacional invierte en un país que le abre los brazos (eliminación de los aranceles tecnológicos y filosanitarios, imposición de cupos a determinados productos del Sur copando el mercado y práctica del dumping, consistente en la venta a costes más bajos de los productos para penetrar en los mercados del Sur):

Inversión de la multinacional:

País desarrollados País "en desarrollo"

(Sede central) (Sede filial)

La central paga precios bajos por los productos elaborados La filial paga precios altos por los bienes de equipo. Resultado de esto: repatriación total de los beneficios. En relación a esto, las palabras del todopoderoso David Rockefeller no tienen parangón:

"Con la expatriación total de los capitales evadidos por las empresas transnacionales, durante la década de los 60, Latinoamérica se desarrollaría en sólo 5 años".

Con todo, las mal llamadas relaciones de interdependencia entre multinacionales y países pobres reproducen categóricamente las características inherentes al sistema capitalista:

a) las transnacionales controlan el mercado de las materias primas y los productos agroalimentarios (la participación de los países enriquecidos es preponderante en el suministro de azúcar, algodón, oleaginosas, etc. Sin embargo, los países empobrecidos son los principales proveedores de productos agrícolas. ¿Por qué ocurre esto? Porque el control de esos productos corresponde a las multinacionales, por lo que la exportación de tales productos por parte de los países pobres sólo contribuye a un mínimo ingreso para la población autóctona);

b) control de recursos estratégicos para el Norte: petróleo y minerales (recuérdense como ejemplos ilustrativos las luchas de ciertas multinacionales por obtener los recursos de petróleo y gas en el Mar del Timor o el control de las riquezas del Mar Caspio y las autocráticas repúblicas centroasiáticas)

c) control del comercio de los productos manufacturados (estos productos son bienes industriales caducos, que requieren escasa tecnología. Ahora bien, los mayores exportadores de productos manufacturados son los llamados New Industrialised Countries: Corea del Sur, Taiwán, Singapur, China y Brasil, entre otros. Sí es cierto que estos países poseen una industria, en algunos casos, muy avanzada y exportan productos sofisticados. Sin embargo, gran parte de sus inversiones van a parar a la fabricación de productos como tejidos, calzados o juguetes).

Una multinacional, cuando traslada la actividad productiva a otro país extranjero sigue varios caminos. Expondré aquí los más básicos:

a) apertura de una fábrica con capital propio tras haber creado una sociedad de conveniencia (acuerdos en materia de legislación con ese país, que en su mayoría suelen ser inexistentes o escasos);

b) apertura de empresas con participación en sociedades ya existentes, de capital local (conocidas como join-venture);

c) apertura de empresas con producción totalmente ajena (producción concentrada). Ésta es la forma de inversión más utilizada hoy en día- incluso en sus países de origen, véase Telefónica- por las multinacionales.

Su funcionamiento es sencillo, y perjudicial, como veremos: las empresas contratadas pueden ser simples intermediarios que a su vez encargan la producción a trabajadores o empresas más pequeñas o incluso a otros intermediarios que la encargan a trabajadores a domicilio. Este sistema, denominado de subcontratación, está muy implantado en los países pobres y su sector más característico es el textil, destacando como ejemplo Zara, la empresa regentada por el plutócrata Amancio Ortega. Pues bien, las consecuencias de esto son desastrosas: mientras más grande es la cadena de subcontratación, peores son las condiciones de trabajo y los salarios de los trabajadores, pues éstos deben mantener a más intermediarios, y además las inversiones de las subcontratas" son nulas.

Dentro de las todopoderosas empresas multinacionales, existe diferente tipología: desde el sector automovilístico, pasando por las empresas tabaqueras o las agroalimentarias, etc. Según un estudio realizado en 1996 por el PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo), éstas, por orden, son las 10 empresas que más facturaron ese año: Cargill, Nestlé, Philip Morris, Unilever, RJR Nabisco, Beatrice Cos., Pepsi, Dart&Kraft, Coca-Cola y Anheuser Busch.

De la teoría a la práctica hay un trecho, reza el dicho popular. Falso, para lo que las transnacionales dicen querer hacer y hacen en realidad; es decir, no existe diferencia entre su retórica (aunque he de reconocer que cada vez la embellecen más e incluso se apoderan de slogans clásicos de la izquierda, como el antirracismo) y su forma diaria de actuar. Pondré dos ejemplos:

- Bayer, la todopoderosa multinacional farmaceútica alemana, reconoció recientemente que comercializó Lipobay aun a sabiendas de que el riesgo de reacciones adversas era del 0,1%. Seis millones consumen actualmente este fármaco, lo que significa que, en un solo movimiento, Bayer ha vendido un veneno mortal a 6000 personas (dicho sea de paso, el sector farmacéutico mueve un volumen de ventas anual superior a los 170 mil millones de dólares, un montante superior a las ganancias que proporcionan las telecomunicaciones o la venta de armas). Sigamos con más historias reales, tristes y actuales que ejemplifican todo lo que estoy explicando.

- En los EEUU, más concretamente en Texas (Estado que ostenta el mayor número de asesinatos anuales de la "Justicia", "ejecuciones" lo llaman ellos), la corporación agroalimentaria Rice-Tec está tratando (la OMC está "estudiando" renovar la patente) de patentar las semillas que los agricultores han desarrollado a través de siglos en la India y Pakistán, provocando que estos países cultiven sus cosechas de efectivo para la exportación y utilicen el dinero de sus exportaciones para importar casi toda su comida. Consecuencias de esto: economías agrícolas destruidas, hambre, muerte y un paisaje desolador para sendos países.

Estos dos ejemplos, ilustrativos pero crueles, reales pero indeseables, son la tónica constante de un planeta que está vendiendo su riqueza, sus recursos naturales y su cultura a decenas de corporaciones empresariales que ostentan más poder que los omnímodos- que ya no lo son tantos- gobiernos de todo el mundo.
Eduardo Galeano, que ve como su pueblo agoniza lentamente mientras sus culpables siguen gobernando (por supuesto, además de sus gobernantes-cómplices, me refiero también a las multinacionales españolas que han usufructuado monopólicamente la riqueza argentina), dijo no hace mucho esto: "El sistema: con una mano roba lo que con la otra presta. Sus víctimas: cuanto más pagan, más deben; cuanto más reciben, menos tienen; cuanto más venden, menos cobran".

Reflexionemos seriamente, porque es aquí, en este "Primer Mundo", donde estas relaciones de "comercio" pueden cambiar. Allá, nuestros hermanos y hermanas, sólo pueden sacudirse levemente sus yugos o, en el mejor de los casos, embellecer sus grilletes.Arriba. ¡LUCHA ANTIFASCISTA!

 
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