Negocios imperecederos

Julián Sánchez

No hay dilema. A diferencia de lo que nos comentaba la cantante de hip hop española Mala Rodríguez cuando decía "yo marco el minuto" aquí, en este planeta Tierra, controla el tiempo, marcándolo a la milésima de segundo, el negocio de la guerra.

Producción y especulación al alza para vestir y matar. Ejércitos policiales, con armas cortas para el combate urbano, nacionales, internacionales, falsas guerras, ONU (con sus pandas mafiosas de soldados que controlan otros buenos negocietes), globalizadores y todo lo que usted quiera. En verdad, éstas familias diseñadoras del orden genocida mundial le han puesto "un bozal al corazón", como titula la madrileña Belén Reyes su poemario (editado por Celya, Salamanca, 2002). Un corazón humano más vampirizado que los chupasangres de la película "Blade II".

Al igual que la guerra es la guerra, como dije en otro artículo, el negocio es el negocio. Dos conceptos fusionados sirviendo altas cuotas de exterminio y disfrutando de protección que cotiza en Bolsa.

Se plantea entonces una insumisión a un orden social basado en la guerra y en la producción de armamentos. Orden temático en este parque nodriza de imbecilidad que demuestra la claridad en la que se actúa con inmunidad vital y acción directa fáctica. Economía policial y guerrera que produce una hilaridad sin risas y una necesidad en ese corazón semiextirpado de la eticidad humana.Arriba. ¡LUCHA ANTIFASCISTA!