Y es que, por debajo de esos discursos, de esas maniobras de distracción, de esas cantinelas de la europaesunéxito, están los hechos; aunque para ser más precisos más que de lo hecho habría que hablar de lo perpetrado: la destrucción de la Naturaleza, la aniquilación de las políticas sociales, la demolición de las conquistas de los trabajadores, la aniquilación de comportamientos y formas democráticas, la venta al capital de los servicios esenciales y el desprecio por los derechos ciudadanos más elementales.

Esos hechos responden a tres señas de identidad del engendro europeo:

1. La élite política está simple y llanamente a las órdenes de la élite económica.

2. El aparato militar europeo está bajo las órdenes del aparato militar norteamericano.

3. Guerra abierta contra los disidentes.

Todo ello no hace más que poner de manifiesto que la UE es una provincia del Imperio y que la guerra contra el "eje del mal" Blair-Aznar-Berlusconi y sus adláteres se encuadra en otra lucha mucho más amplia: la rebelión global contra el Imperio.

La Cumbre de Barcelona ha sido, por encima de todo, otra escenificación simbólica: la fotografía de los "mandatarios" en la portada de sus periódicos; los discursos triunfalistas sin conexión con trabajo real alguno; la verborrea del Poder, que consiste irremediablemente en palabras vacías articuladas formando discursos de perversa y falaz pomposidad...

Ah, eso sí: el "consenso". Era obligatorio hablar de "consenso" para dar la sensación de que existe algún tipo de debate, como si no estuviera meridianamente claro que todos cumplen órdenes –aunque haya puñaladas traperas entre quienes las cumplen a rajatabla y aquellos que hacen tímidos intentos de resistirse (ahí están los resultados electorales en Portugal y veremos qué ocurre en Alemania y Francia).

Así que "consenso" quiere decir, para que se entienda, golpes de cabeza (asentimientos serviles) de Piqué ante Bush y rodilla en tierra de los "mandatarios" ante el aparato económico internacional BM-FMI.

Todo esto, y mucho más si se lee con atención, estaba dicho en la Declaración de Laeken que se abre con un párrafo memorable en el que, tras una dramática alusión a las dos guerras mundiales, se mencionan las etapas de imposición del Capital sobre los pueblos y Estados europeos para rematar con esta frase iluminadora: "Así pues, la Unión Europea se ha realizado de forma progresiva", que reconoce de manera diáfana que la "realización" de la Unión es netamente económica.

Lo que sigue es pura y llanamente una sarta de mentiras. Mentiras históricas –"Europa vive en paz desde hace más de medio siglo"- y mentiras presentes y futuras: "Europa (...) el continente de la libertad, de la solidaridad, de la diversidad", "más democracia, transparencia y eficiencia", "un justo reparto de los frutos del desarrollo económico", "resultados concretos en términos de más empleo, mayor calidad de vida, menos delincuencia, una educación de calidad y mejores servicios sanitarios"...

No ya la catadura moral, sino la legitimidad política de semejantes "mandatarios" se arrastra por el barro a la vista del desarrollo de los trabajos de la Comisión en los tres meses transcurridos, de las declaraciones de la presidencia de turno, el inefable Aznar, Pepe María, y la desfachatez, la insolencia y la cara dura que derrochan los quince.

Nada de eso importa. Porque el texto aprobado en Laeken no era propiamente una Declaración, sino una Profecía Autocumplida sobre el Futuro de la Unión Europea –que no de Europa.

El texto marca la línea editorial de la propaganda de la Unión, enumera Instrucciones, adjudica territorios y delimita fronteras –más férreas que las de Schengen porque no son tangibles ni van a defenderse con medios policiales.

En la futura Europa de los 25 (o de los que sean) no ha lugar a disidencia. Los gestores de la provincia imperial harán lo que está mandado: "Europa debe asumir su responsabilidad en la gestión de la globalización", dicen las "instrucciones" de Laeken.

En estas circunstancias no pueden permitirse otro muerto en las calles, y mucho menos en las portadas de los diarios. La imagen de Carlo Giuliani aplastado en un charco de sangre no se volverá a repetir.

Unas semanas antes de la cumbre, las declaraciones de Aznar no permitían albergar dudas. El flamante presidente de la UE confesaba públicamente sus prioridades para el semestre, prioridades que nada tenían ni tienen que ver con la ecología, la pobreza, la salud, el desempleo o las desigualdades, y que podían esquematizarse en dos palabras: euros y terrorismo.

Los resultados –si es que pueden llamarse así- de Barcelona 2002 han confirmado quién manda dentro de la UE y quien manda sobre la UE:

Endurecimiento del Pacto de Estabilidad, promesas de pleno empleo junto a medidas de flexibilización de los mercados, acuerdos para la liberalización del mercado energético en el que el 75% de la producción será de origen nuclear y la consabida verborrea de la sostenibilidad, la modernización y los retos del futuro.

Y para dar impresión de trabajo, petición de una veintena de informes que supuestamente servirán para ver de llegar a acuerdos en el 2004 o en el 2010 o en el 2367, tanto da.

En cuanto al problema del apoyo ciudadano, ahí están los discursos vacíos cuya eficacia viene siendo comprobada reiteradamente en campañas electorales y otras ocasiones solemnes. Por eso uno de los primeros epígrafes del texto se titula "el reto democrático europeo".

El reto es el engaño, naturalmente. Y la táctica es muy simple: consiste en hablar por boca de los ciudadanos europeos: "sin duda alguna, los ciudadanos siguen respaldando los grandes objetivos de la Unión" y encima insultar a los que no entran por el aro: a esos les ocurre que "no siempre perciben la relación entre dichos objetivos y la actuación cotidiana de la Unión".

La forma en que los Medios de Comunicación del Sistema han informado sobre la Cumbre de Barcelona presentando la actuación de los grupos antiglobalización como una gran victoria, es en sí mismo un hecho inquietante que debería movernos a una seria reflexión.

No podemos olvidar que estamos en guerra –más precisamente en una guerra civil- y que, en consecuencia, nada es inocente o casual. Todo forma parte de una estrategia; y sería un error táctico por nuestra parte no considerar que todo lo que aparece en los Medios del Sistema debe ser contemplado como propaganda de guerra y minuciosamente analizado con vistas a adelantar posibles movimientos del enemigo.

Una línea estratégica de esa propaganda ha sido la de silenciar "incidentes", evitando en lo posible mencionar, mostrar y mucho menos analizar determinados aspectos y acontecimientos producidos durante la cumbre: la violación del derecho de libre circulación al impedir el paso a veinticinco autocares en Perpignan; las cargas policiales en la zona de Las Ramblas con disparos incluidos; los registros humillantes, cacheos y requisas de material fotográfico a periodistas incómodos; los policías disfrazados de manifestantes caldeando el ambiente; las cifras de detenidos –más de un centenar el día 17- así como las circunstancias de la detención y los apoyos recibidos –una sencilla y pequeña historia puede convertirse en símbolo de la solidaridad entre rebeldes, como la anciana que llevó leche, dulces y unas mantas al grupo de personas apostado en las puertas de comisaría para alentar a los detenidos...

Nada de eso ha sucedido para miles de lectores, radioyentes y telespectadores desavisados.

Las pocas alusiones a incidentes han ido cuidadosamente ligadas a referencias al terrorismo y su ambigua parafernalia discursiva; ejemplo: la interrupción del encuentro en el Camp Nou.

De hecho ya se venía repitiendo que el ingente despliegue de dispositivos de seguridad se debía, por un lado a posibles actuaciones de ETA, y por otro a la lección aprendida en anteriores enfrentamientos con manifestantes antiglobalización. 2.129 millones de pesetas del presupuesto euro-represivo dan para mucho: aviones AWACS, cazas F-18, patrulleras de vigilancia marítima, una corbeta de la Armada española, redes de satélite, aviones C-101, baterías antimisiles, ocho mil quinientos policías...

Es de suponer que etarras y antiglobalizadores deben de disponer de un sofisticado armamento que incluye misiles, aviación y buques de guerra...

Afortunadamente, no todas las valoraciones apuntan en dirección triunfalista; no todos caminan entre los surcos marcados por el arado de los mercaderes; no todos caminan –"circulan" diría Santiago Alba- por las calzadas que ha trazado el Imperio. Algunos aún exploramos los bosques prohibidos y las altas montañas.

Por ejemplo, la magnifica cobertura informativa de La Haine.

Por ejemplo, la "opinión disidente" de Llavor d´anarquía denunciando la pasividad y la utilización de las movilizaciones por parte de la "opción reformista representada por PSC, IC, ERC, ATTAC, Forum, ONG´s..." a los que acusan de haber "sacado todo el provecho de los palos recibidos por los demás" y de rentabilizar el movimiento antiglobalización para "la perpetuación del sistema y la consecución de parcelas de poder".

Por ejemplo, el "balance de oportunidades perdidas" que realiza Anticapitalistas revolucionarios, refiriéndose a la falta de decisión y organización para impedir que los "Sindicatos y Partidos de la izquierda burguesa" acapararan bajo sus pancartas al noventa por ciento de los jóvenes anticapitalistas presentes.

Por ejemplo, en fin, el espléndido artículo de Oscar G. "Desenmascarando el Forum Social de Barcelona" en el que se detalla la miserable actuación de partidos (PSC, ERC, IC-V, EUA), sindicatos (CCOO, UGT, Unió de Pagesos) y otras organizaciones (ATTAC, ONGs catalanas y Plataformas subvencionadas por el Consell Nacional de Joventut).

El texto describe la usurpación, el engaño y la mezquindad desplegadas por los miembros del Foro resumiendo la maniobra en una frase soberbia: "el éxito será suyo, la violencia nuestra".

Creo que no podemos pasar por alto comportamientos que representan un vergonzoso hito en la historia de las movilizaciones antisistema desde Seattle hasta hoy.

Más aún. Esas actuaciones marcan un camino a los rebeldes.