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el año 2001, la Escuela de las Américas fue rebautizada con el nombre de
"Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en
Seguridad" (Western Hemisphere Institute for Security Cooperation),
una escuela de formación militar para soldados latinoamericanos situada
en Fort Benning, Georgia.
Durante
sus 56 años de existencia, la Escuela de las Américas ha entrenado a
más de 60.000 soldados latinoamericanos en técnicas de
contrainsurgencia, adiestramiento de francotiradores, guerra psicológica
y de comandos, inteligencia militar y tácticas de interrogatorio. Estos
graduados han empleado sus habilidades de forma consistente para lanzar
una guerra contra su propio pueblo.
Entre los blancos de los graduados de la
Escuela de las Américas están los educadores, los organizadores
sindicales, los trabajadores religiosos, los líderes estudiantiles y
otras personas que trabajan a favor de los derechos de los pobres. Cientos
de miles de latinoamericanos han sido torturados, violados, asesinados,
"desaparecidos", masacrados y forzados a huir de sus hogares por
individuos entrenados en la Escuela de Asesinos.
Colombia, que cuenta con más de 10.000
tropas entrenadas en la Escuela de las Américas, es el principal cliente
de la escuela. No es sorprendente que, en la actualidad, Colombia haga
gala del peor historial de derechos humanos de toda Latinoamérica, con
una media de una masacre al día.
Dos millones de personas han resultado
muertas o desplazadas a causa de la guerra desatada contra la población
civil por los graduados de la Escuela de las Américas.
La ayuda militar sin precedentes de los
EEUU para Colombia está exacerbando notablemente la brutal guerra civil
que lleva asolando a Colombia desde hace décadas. Vendida a la opinión
pública estadounidense como parte de la "guerra contra la
droga", la ayuda se emplea de hecho en la misma vieja guerra de
contrainsurgencia protagonizada por los graduados de la Escuela de las
Américas en toda Latinoamérica.
Los informes sobre derechos humanos
documentan claramente la colaboración entre el Ejército colombiano y las
fuerzas paramilitares de derechas, responsables de un creciente número de
las atrocidades cometidas contra la población civil. Como es habitual,
los graduados de la Escuela de las Américas encabezan las listas de
autores de estas atrocidades. El general Mario Montoya Uribe, entrenado en
la Escuela de las Américas, fue identificado entre otros por la prensa
colombiana como "el oficial militar responsable del Plan
Colombia", documentando su vinculación con atrocidades perpetradas
por los paramilitares que se remontan a los años setenta.
A principios de este mes, la
administración Bush anunció su intención de solicitar al Congreso la
aprobación de una partida de 98 millones de dólares destinada a la
adquisición de helicópteros y equipos de comunicaciones y a la
formación de tropas colombianas para proteger el oleoducto de Caño
Limón, que transporta hasta un puerto del Caribe el crudo extraído por
la Occidental Petroleum of Los Angeles en los campos petrolíferos del
este del país. Representantes del Departamento de Estado declararon a
Colombia también uno de sus próximos campos de batalla en su
"guerra contra el terrorismo". Estas medidas van más allá de
la retórica de la "guerra contra las drogas" y marcan una nueva
escalada en el fomento del terror en Colombia por parte de los Estados
Unidos.
Es hora de pasar a la acción y poner
fin al apoyo estadounidense del terrorismo de Estado en Colombia y en el
resto de Latinoamérica.
¡Cerremos la Escuela de las Américas!
¡Acabemos con la intervención económica y militar estadounidense en
Colombia!
En cooperación con una coalición de
más de 60 organizaciones solidarias, obreras, estudiantiles,
medioambientales y de derechos humanos, por una Movilización Nacional a
favor del cierre de laEscuela de las Américas y del fin del respaldo de
EEUU a la guerra en Colombia, moviliza a tu comunidad para venir a
Washington DC esta primavera!