San Francisco. 28 de noviembre de 2001. Michael Petrellis y David Pasquarelli, dos activistas del SIDA pertenecientes al cada vez más numeroso grupo de organizaciones y colectivos críticos con la versión oficial, son detenidos en el curso de una protesta contra el proyecto de Ley de las Autoridades Sanitarias que permite poner en cuarentena a personas en caso de enfermedad infecciosa y que presumiblemente se ampliará a quienes den positivo al test del SIDA.

Para proceder a la detención se ha hecho uso de la flamante Patriot Act, la Ley "antiterrorista" aprobada tras los atentados del 11 de septiembre.

Fianza impuesta: medio millón de dólares.

Que el terreno de la salud y la enfermedad es campo abonado para el cultivo de instrumentos de control social es algo que no nos cansaremos de repetir. Pero lo cierto es que nunca ha estado tan vergonzosamente claro como ahora: los últimos proyectos legislativos del Imperio ni siquiera se molestan en cubrir unas mínimas apariencias:

PATRIOT ACT. La nueva Ley "antiterrorista" permite detener indefinidamente sin cargos y sin juicio a cualquier persona sospechosa de terrorismo –dejando un margen tan amplio a la interpretación que, en la práctica se puede detener a cualquiera.

MODEL STATE EMERGENCY HEALTH POWER ACT. Proyecto de Ley que permite poner en "cuarentena" a cualquier persona sospechosa de padecer una enfermedad infecciosa –dejando un margen tan amplio que podría incluir a quienes han dado positivo al Test del SIDA –una prueba carente de las mínimas garantías de fiabilidad.

Pero la detención de los dos activistas californianos no se produjo por casualidad ni motivada por la protesta concreta que ese día protagonizaban. Es mucho peor: forma parte de un patrón de conducta que constituye la otra cara de la moneda del patriotismo: la delación.

Determinados empleados de la Universidad de California en San Francisco habían colocado hace tiempo a Petrellis y Pasquarelli en su lista negra por oponerse a la versión oficial del VIH/SIDA. Estos empleados, antiguos lideres del movimiento Gay y excolaboradores de la Oficina del Fiscal del Distrito de San Francisco, se reunieron con el FBI para exigirles que persiguieran a los dos activistas utilizando la nueva ley antiterrorista; para ello no esperaron siquiera a que la Ley se aprobara en el Congreso...

Estos ciudadanos ejemplares acusaban a David y Michael de realizar llamadas amenazantes y obscenas. David y Michael habían iniciado una campaña de protesta contra las "Cuarentenas del SIDA" pidiendo a la gente que escribiera y llamara a las Autoridades Sanitarias para expresar su protesta.

Lo hemos dicho, pero lo repetiremos: terroristas y microbios; virus y fundamentalistas... pandemias del terror, "prioridad de prioridades", pandemias terroristas que alimentan el Poder –y ponen a buen recaudo a quienes osan cuestionarlo.

Petrellis y Pasquarelli son sospechosos de ambas cosas. Por eso llevan dos meses en cuarentena antiterrorista a causa de una fianza desmedida que fue aumentada en 100.000 dólares el 14 de diciembre.