"El sindicato de la CNT de Palma de Mallorca sigue sufriendo un brutal acoso y represión. El pasado 31 de diciembre, como años atrás, volvimos a realizar la marcha hacia la cárcel; esta se encuentra en las periferias de la ciudad, apartada del tumulto navideño.

La marcha partió de la plaza del Escorxador y el recibimiento que tuvimos al llegar a la prisión fue el de tres furgones y más de una decena de antidisturbios armados con escudos y escopetas, todo ello para controlar a una treintena de compañeros que solamente deberíamos lanzar unos cohetes y petardos a fin de que los presos sintiesen que hay gente fuera de los muros que aun se acuerda de ellos. Durante el acto, sufrimos constante intimidación, amenazas de cargas y algún pequeño roce. Una vez concluido todo, se regresó entre un ambiente ciertamente hostil a la plaza desde donde partimos.

Como preámbulo de la celebración del nuevo año, unos diez militantes de este sindicato, fuimos a un bar cercano a tomar unas copas. Trascurridos ya unos veinte minutos irrumpieron en el mismo bar, esos que antes nos habían estado apuntando con sus armas, con actitud procaz tomaron asiento y uniformados comenzaron beber cervezas. La aversión que todos y todas sufrimos frente a tal calaña nos llevó a abandonar el bar, se logró salir entre codazos, empujones. Una vez, todos habíamos salido del bar y bromeando sobre la acera, tres de esos nazionales salieron corriendo y porra en mano tras nosotros, nuestra primera reacción, lógica aunque equivocada, fue echar a correr, la mala suerte acompañó a un compañero que corrió hacia el interior de la plaza, oscura e intransitada, allá le dieron caza esos tres individuos uniformados y se cebaron con él a porrazo limpio, desatando toda su ira y rabia, otro compañero fue a intentar impedirlo y lo único que consiguió fue poco más de lo mismo. Así pues, como balance final tenemos la impunidad policial frente a una agresión de dicha magnitud, y un compañero con un esguince en la pierna, hematomas por la zona del torso, y la cabeza destrozada a porrazos.

A todo ello, apuntar que el violento agresor uniformado, a su regreso al bar, declaro entre las risas de sus compañeros: "...ya estoy viejo para estas cosas...".

No se pueden seguir tolerando, somos víctimas de constantes agresiones e intimidaciones, el estado fascista español utiliza métodos antidemocráticos para frenar cualquier brote de disidencia."