La verdadera historia de la A en un círculo. Por Amadeo Bertolo

Las madres heridas. Por Damego

Publicación anarquista desde las mujeres

Piedra, corazón del mundo. Antonio Orihuela

 

El eco del silencio IV

Patri

Ciencia, Tecnología y Capital: 3 personas

distintas y un solo dios verdadero

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He oído que quieren penalizar el maltrato de animales, bien,

que empiecen por mandar a la cárcel a los toreros

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No hay diferencia entre la derecha (eso que hoy en día

se ha dado en llamar centro) y la extrema derecha.

Todas las derechas son extremadamente nocivas.

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Muchas mujeres occidentales esconden una burka

bajo su ropas de los grandes almacenes

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La televisión es la pastora del rebaño que pace en el cuarto de estar

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Alguien, o algo, ha trazado, con miguitas de pan, nuestro camino

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Gran parte de los poetas que he leído, cuando quieren

describir la alienación y la marginación, para no ser

falsos, han de hacerlo en tercera persona, yo utilizo,

desgraciadamente, la primera persona por la misma causa

¿La nómina va leal?

Yugra

Son nóminas del exilio,

con la lengua por frontera,

lágrimas en los bolsillos

y esperanza en la maleta.

Es el hambre del contrato,

el viaje de la miseria,

que la incomprensión deporta

y hasta el idioma decreta.

Son las masas con sus gritos,

la verdad y la trastienda

de inmigrantes y nativos

en la jungla y en la selva.

Son las voces del silencio,

los barcos perdiendo tierra,

corazones en las olas,

y el adiós de la pobreza.

Son los hijos del futuro

los que el pasado recuerdan

en un libro deshojado

donde se aprende paciencia.

Son los hombres que eran niños,

mujeres que eran mozuelas,

rectos en los sentimientos

y torcidos en riqueza.

Es el sueño del trabajo

repartiéndose el planeta,

son deportación y exilio

de la nómina y la lengua.

Cine

 

La vida y el cine

Germinal

Tras años de sequía, un pequeño arroyo de documentales va llegando a las pantallas cinematográficas. Forofo de siempre del cine documental, esta moda ha hecho que abandone definitivamente las dudas que tenía sobre si suscribirme o no a uno de esos canales de pago para acceder a documanías y similares. Ante la sequía, algo de la sed, pensaba, iba a poder apagarla con la pequeña caja tonta. Actualidad del documental que ha hecho posible que llegue con relativa normalidad -es decir a las grandes ciudades- esta tercera película de José Luis Guerín. Se llama En construcción y trata de la ídem de un edificio.

Quien supongo hijo, o al menos familiar cercano, de Claudio Guerín ya nos había deleitado con otro delicioso documental sobre las repercusiones que en una pequeña aldea irlandesa de impronunciable, y menos escribible, nombre tuvo el rodaje de la película de John Ford, El hombre tranquilo, con John Wayne y Maureen O’ Hara a la cabeza. Ahora insiste en el mismo tema -el de la vida interna de las comunidades humanas y geográficas- aunque desde un punto de vista completamente distinto. Es la actuación urbanística en un barrio degradado de siempre, la que sirve de pretexto para aplicarle el fonendo y, con la excusa de ese nuevo edificio que se alza, oír el latido del viejo barrio y sus decrépitos habitantes. Como dice, en un momento, uno de los encofradores, aunque su trabajo no se vea, por los tapiales es por donde corre la sangre de la construcción.

Durante los más de ciento veinte minutos de metraje, larga duración de la que la película se resiente a veces, vamos asistiendo a las distintas fases de derribo y alzado de una nueva casa hasta la llegada de los vendedores y los nuevos propietarios que, poco a poco, van a ir sustituyendo a viejos y jóvenes vecinos del barrio. Los primeros minutos son espectaculares. La economía con la que, gracias a viejas tomas de los años cincuenta, Guerín es capaz de definirnos el ámbito de su trabajo y la fluida transición hacia el presente con las obras de derrumbe de la vieja manzana y la presentación de la pareja de drogadictos que representan a los jóvenes-viejos de un barrio que nace de esta forma con el siglo pasado y muere junto a él.

Brillante en su concepción, las actuaciones de los protagonistas están llenas de esa difícil naturalidad de quien presenta su propio papel y que, tan bien en sentido contrario logra habitualmente Ken Loach, y de una espectacular planificación que logra aparecer más improvisada de lo que en realidad es como, a veces, denuncian los micrófonos que llevan los personajes y que se "cuelan" en el plano. Aunque, como ya he dicho, a veces el pulso se pierda, la película no avance y se haga reiterativa. Sobre todo en lo que respecta a los personajes de la joven prostituta y su, no menos joven, chulo, que, sin embargo, cierran brillantemente la película con el solidario y esperanzador paseo en borricate.

Irregularidades que no importan para que la película, en conjunto, sea un buen ejemplo, no sólo de ese cine documental que se abre paso en las pantallas comerciales, sino de un cine honrado, didáctico, entretenido, además de provisto de un lenguaje experimental, que no tiene por qué rechazarse de principio, y que no ahoga la gran carga poética, humana de esta metáfora de imágenes y sonidos. Estos últimos tienen una gran importancia, tanto en los "ruidos" como en los propios diálogos o conversaciones que se escuchan "de fondo".

El cine cumple con una de sus funciones: hablar de la vida que nos rodea. Con su propio lenguaje, que, en este caso, se nos muestra arriesgado en partida doble: de un lado, por formar parte de un proyecto de trabajo de una universidad con una larga duración de dos años. De otr, por utilizar un idioma alejado del que habitualmente está acostumbrado a oír el espectador. Quizás por ello la película de Guerín tiene lejanas, pero no por ello invisibles, resonancias del cine de dos de los mejores directores del cine español: Victor Erice y Basilio Martín Patino. Remotos ecos tan valiosos como termina siendo la presencia del propio Guerín tras la cámara.

 

Dirección y guión: José Luis Guerin.
Género: Documental.
Año: 2001.
País: España.
Duración: 125 min.
Interpretación: Juana Rodríguez, Iván Guzmán, Juan López López, Santiago Segade.
Producción: Antoni Camín Díaz.
Fotografía: Alex Gaultier.
Montaje: Mercedes Álvarez y Núria Esquerra.

Arriba. ¡LUCHA ANTIFASCISTA!