Estallido social en Argentina

Sociedad de Resistencia de Oficios Varios (Buenos Aires, Capital Federal)
Adherida a la F.O.R.A. - A.I.T.

Desde la madrugada del martes 18 de diciembre se sucedieron 72 horas de respuesta popular a la decadencia política, al caos económico y a la desesperación social. Los sectores más empobrecidos tomaron los supermercados para sacar alimentos, lo cual rápidamente se extendió a varias provincias y municipios.

Debemos destacar la influencia ejercida por los medios masivos de comunicación, sobre todo la televisión, que tergiversaba los hechos en todo momento, haciendo valer sus propios intereses.

Mientras el canal oficial (canal 7) pasaba dibujos animados, otros canales mostraban cómo la gente entraba a los supermercados sin que la policía interviniera. Con el correr de las horas, las noticias se extendieron a todo el país. A medida que se sucedían los saqueos, proporcionalmente iba aumentando la actividad policial, lo cual no impedía los saqueos, pero organizaron junto a los empleados de los supermercados, la entrega de pequeñas raciones de alimentos. Sin embargo, esto no frenó la acción espontánea de la gente que salía de las villas miserias para continuar con los saqueos.

Es significativa la no intervención policial ante los hechos ya que una semana antes se venían registrando saqueos en las ciudades de Rosario (provincia de Santa Fe), Concordia (Entre Ríos) y Mendoza; además existían informes de inteligencia que preanunciaban intensas reclamaciones sociales, los cuales habían sido elaborados en las provincias y enviados al Ministerio de Defensa el 15 y 16 de diciembre, antes de los saqueos masivos en la provincia de Buenos Aires. Se sospecha que la no intervención policial fue por motivos políticos, buscando desestabilizar al gobierno. De esta forma, se comenzó a cuestionar al gobierno de Fernando De la Rúa.

Poco después, el malestar se extendió a la clase media, que se horrorizaba de ver gente desesperada llevándose cuanto alimento pudiese cargar. Unos días antes del estallido, los pequeños y medianos empresarios organizaron un "cacerolazo", que consistía en salir a la vereda golpeando elementos de cocina; además, cada comerciante o vecino apagaba las luces de su negocio o casa. Esta "protesta" de la clase media se produjo a raíz de las últimas medidas económicas decretadas por el ministro de economía Domingo Cavallo (imposibilidad de sacar del banco más de 250 pesos por semana, bancarización compulsiva, tasas de interés usurarias, etc.).

El miércoles 19 de diciembre, la población esperaba el discurso presidencial, que iba a anunciar las medidas a tomar para reactivar la economía y calmar los ánimos, pero el discurso fue un balde de gasolina sobre el incendio, ya que no propuso ninguna solución e implantó el estado de sitio, provocando la indignación que movilizó espontáneamente a la clase media. Así se generalizó el malestar en la población que fue masivamente a pie o en automóvil a Plaza de Mayo. En la casa de gobierno no había la cantidad suficiente de policías para controlar a las aproximadamente 70000 personas que en horas de la noche colmaban la plaza.

Paralelamente, en los barrios aledaños de la Capital Federal la gente se reunía en las esquinas para protestar. Mientras los saqueos continuaban, la manifestación en Plaza de Mayo terminó en una fuerte e indiscriminada represión que más tarde generó el repudio desde distintos sectores al ya agonizante gobierno de De la Rúa.

En pocos minutos, la plaza quedó vacía por efecto de los gases lacrimógenos y las balas de goma y de plomo, lo que hizo que la gente se trasladara al Congreso. La represión continuaba, pero el pueblo siguió llegando, prolongándose las corridas hasta la madrugada. En ese momento, un sector se retiró, continuando la lucha los más combativos. Por su parte, la policía cerró los accesos al centro del ciudad y a la Capital Federal, patrullando las calles y arrestando a miles de personas.

La feroz represión no pudo doblegar al pueblo, que utilizaba únicamente piedras para defenderse. Mientras unos veían la durísima batalla por televisión, otros dejaban su vida luchando en las calles, desatándose más tarde una crítica ante la masacre.

"Oficialmente" fueron asesinadas por la policía siete personas solo en el centro de Buenos Aires. Es significativo que cinco de estas muertes se produjeron por tiros en la cabeza. A nivel nacional hay veinticinco muertos, 440 heridos y 3300 detenidos.

A través de la televisión y de testigos, detectamos gran número de servicios policiales infiltrados entre la multitud provocando desmanes y realizando arrestos en forma brutal.

Mientras el microcentro se convertía en el epicentro de la lucha popular, la casa de gobierno y el congreso eran escenarios de la lucha por el poder político.

La fuerte protesta del pueblo en las calles, los saqueos y la feroz represión, que no daba los frutos esperados por el gobierno, más la falta de apoyo político del peronismo (partido opositor), debilitaron al gobierno de De la Rúa y al ministro Cavallo hasta hacerlos caer, debiendo renunciar ellos junto con todo el gobierno de la Alianza (UCR - Frepaso).

Por otro lado, las centrales sindicales fueron desbordadas por las circunstancias. Convocaron demagógicamente a un paro por tiempo indeterminado, pero a las pocas horas el paro fue levantado después de la renuncia de De la Rúa.

Por ahora (23 de diciembre) los ánimos se han apaciguado, al menos aparentemente. Pero en cualquier momento, todo podría estallar de nuevo debido a que la situación económica y política no ha mejorado.

En efecto, el gobierno provisional (de aquí a marzo, momento en que se convocará a elecciones), es del mismo signo político que la gente rechazó y rechaza por la enorme corrupción organizada durante el gobierno de Carlos Menem. Sin ir más lejos, el justicialista Adolfo Rodríguez Saa, designado como presidente provisional y ya dimitido, está envuelto en varias causas penales por hechos de corrupción.

Hoy en día, estamos viviendo una paz, muerta, pero, luego de lo sucedido, la economía y la política del sistema se han derrumbado aun más. Todo este clima está empapado de un chauvinismo creciente, inentendible aun por las mismas personas que lo enarbolan, pero propicio para el surgimiento de un movimiento nacionalista.

Aquí es donde nosotros debemos intervenir por medio de la propaganda y la acción, llevando a todos los sitios los ideales de la libertad, igualdad y solidaridad. Depende de nosotros saber aprovechar este momento en que el pueblo reacciona contra la explotación y la miseria sistematizada implementada ayer por la dictadura militar y hoy por la "democracia". Dándole un buen y justo cauce a tanta fuerza potencial, se podría crear un proyecto libertario que plantee una nueva sociedad, pero, repetimos que también está latente una iniciativa nacionalista que derrumbaría el esfuerzo por salir de la opresión y el autoritarismo.Arriba lucha antifascista