Conocí
los centros de exterminio en Agosto de 1979, en esa época los
carceleros vestían ropas militares, porque eran franquistas y aún no
había llegado la "democracia" a los centros de exterminio. El
recibimiento que tuve, fue una paliza por parte de los carceleros porque
no me ponía firme cuando me lo decían; ahí empezó lo que hoy aún no
ha terminado. En esa época quedaban los últimos restos de lo que fue
la COPEL, pero duró muy poco, porque se los llevaban de conducción y
desaparecían de escena todos los que se resistían a ese sistema
fascista. Tuve mis primeros contactos con algunos miembros de la COPEL y
empezamos los preparativos para reivindicar la reforma del Código Penal
y mejoras en la comida, higiene y condiciones de vida penitenciaria en
general.
La primera acción en la que tomé
parte de forma activa, fue en el año 1982; nos organizamos y formamos
un comité de ayuda al preso; en esa época estaba como Fiscal de
Vigilancia, Carlos Giménez Villarejo, el cual tuvo que intervenir
porque yo estaba en una de las listas negras que tenía la Dirección
General para hacerme desaparecer. Iniciamos una huelga de hambre el día
1 de septiembre de 1982, la secundamos 1.800 presos, todos de la cárcel
Modelo de Barcelona. Entre varios puntos de reivindicación estaba la
reforma del código penal; en esa época vinieron varios políticos para
hablar con nosotros, y abogados como el catedrático Córdoba Roldán,
Piqué Vidal, etc. También vinieron políticos de diferentes partidos,
entre ellos los del PSC; estos últimos se comprometieron a que si
ganaban las elecciones, nos darían la reforma del código penal; por lo
que el día 17 del mismo mes, tras la muerte de uno del comité, muerte
que fue preparada por la propia dirección del centro, se rompió la
huelga de hambre, después solicitamos a la dirección del centro que
queríamos delegados sindicales en los talleres productivos; se hicieron
las elecciones y salí elegido por mayoría; lo primero que pedimos
fueron los vis a vis porque no teníamos, sólo los destinos de
confianza; después que se hiciera sólo un turno de trabajo para que
nos quedara tiempo para escribir o comprar en el economato; también se
consiguió en la primavera del 83 la mini-reforma, pero las condiciones
de vida no cambiaron por lo que hicimos una huelga de brazos caídos; se
consiguieron algunas mejoras.
En el 87 entró de director Santiago
Martínez Cadarso, un personaje de película, llevábamos 3 años que ya
no dependíamos de Madrid sino de la Generalitat de Catalunya, pero
continuábamos en unas condiciones infrahumanas; con la huelga de hambre
que mantuve durante 30 días, conseguí que viniera el Defensor del
Pueblo, al que acompañaba Frederic Rahola que era el Sindic de Greuges
de Catalunya; les comuniqué las deficiencias que padecíamos los
presos, como falta de camas, sitios para atender a los que estaban de
mono, platos y cucharas, ya que carecíamos de todo tipo, inclusive
mesas para comer; en esos tiempos no disponíamos de comedores y
teníamos que comer en las celdas en las que estábamos 8 ó 9 internos.
En medio de todo esto, organizamos
otra huelga de brazos caídos, en el 90; fui trasladado de centro en
centro hasta que aterricé en Quatre Camins, en donde conocí a uno de
los asesinos más grande de prisiones, el fascista Juez de Vigilancia
Manzanares Codesal, un asesino a sueldo del poder. Allí de nuevo
organizamos un comité de presos y paralizamos la cárcel en Mayo del
93, en protesta por las condiciones de vida y contra el juez Manzanares.
El día 12 de ese mes, de una forma totalmente arbitraria y fascista,
por la noche vinieron a buscarnos a todos los que estábamos en el
comité y, tras esposarnos, se nos llevaron al centro de exterminio de
Ponent en donde nos estaban esperando todos los carceleros; nos llevaron
al DERT en primer grado con el único propósito de romper la huelga de
brazos caídos de la Roca; en esos momentos había en la calle un grupo
de abogados y ONG's que nos ayudaron. Entre esos abogados se encontraba
Iñaki Ribera, hoy profesor en la Universidad de Derecho de Barcelona.
Estando en Ponent, organicé varias
huelgas de hambre, reclamando nuestros derechos, lo que me costó varios
primeros grados y traslados de centro a centro con el propósito de que
desistiera.
En el 94, estaba en el centro de
exterminio de Brians, allí estaban los economatos privados cobrando por
algunos productos, precios mucho más caros que los que había en el
exterior; de nuevo otra huelga de hambre y recogida de firmas para parar
estos abusos. La Jueza de Vigilancia Penitenciaria Remei Bona, nos dio
la razón en varias de las peticiones que reivindicábamos; basta de
precios abusivos, no más cacheos integrales, la posibilidad de poder
presentar recursos sin que eso te impidiera pedir nuevos permisos...
En el 98, estaba en Girona, allí se
abrieron unos talleres para los terceros grados, parecidos a los de
Raimat, esos talleres estaban como la mayoría de las cosas de estos
fascistas, o sea ilegales y retenían a los terceros grados con carta de
trabajo en el exterior: La situación llegó a mis oídos y se lo
comenté al jefe del CIRE de Girona (un macarra de tercera categoría),
lo denuncié a los medios de comunicación y, tras una inspección, los
cerraron. Posteriormente, el subdirector de tratamiento, manipulaba las
analíticas de los compañeros de forma fraudulenta, por lo que
presenté una denuncia en contra suya.
De nuevo más traslados; en Diciembre
del 2000, junto con varios compañeros de todo el estado hicimos una
huelga de hambre indefinida que concluimos a los 30 días, reivindicando
los puntos que desde hace tiempo se vienen reclamando.
En Febrero del 2001, se me trasladó
de nuevo a este centro de exterminio de Ponent, mientras me encontraba
realizando una nueva huelga de hambre. Es precisamente en este último
centro de exterminio, en donde tanto la Dirección del Centro como la
Dirección General, se comprometieron a darme una salida a finales de
este año (2001), lo cual, como siempre han incumplido.
En todos estos años, he participado
de forma activa en varias huelgas de hambre, he llegado a coserme la
boca en protesta por los malos tratos, la explotación, las
humillaciones, los traslados de forma arbitraria, la falta de
trasparencia y la vulneración de los derechos más elementales de los
internos, así como por la falta de aplicación de sus propias leyes en
estos centros de exterminio, he denunciado a infinidad de mandos,
carceleros, equipos de tratamiento, etc...
Por los delitos que he cometido ya
debería de estar en libertad, por el máximo a cumplir 20 años, según
el artículo 76 del Código Penal, robo a entidades bancarias y tenencia
ilícita de armas; jamás he usado la violencia ni fuera ni dentro de
estos centros de exterminio, pero estoy considerado un preso conflictivo
por reclamar nuestros derechos; por estos motivos llevo cumplidos más
de 20 años en los centros de exterminio de Catalunya y continuaré
secuestrado por estos fascistas porque yo no me voy a rendir ante este
atajo de farsantes de Instituciones Penitenciarias; entre muchas otras
cosas, porque he visto morir a demasiada gente aquí dentro; entre otras
cosas, mientras esto no se arregle, yo continuaré en lucha contra el
sistema fascista que se esconde tras esta "democracia".
Esto es en términos muy generales mi
historia, la cual continúa porque sigo secuestrado y continúan los
malos tratos y siguen incumpliendo su ley dentro de estos centros de
exterminio.
Preso en lucha desde el centro de
exterminio de Ponent (Lleida)