Veinte años de pelea: ¿Por qué ahora necesitan saber quienes están afectadas por el VIH, SIDA?

Veinte años de pelea: ¿Por qué ahora necesitan saber quienes están afectadas por el VIH, SIDA?

 

Actuaciones del Plan Nacional sobre el SIDA al Fiscal General

 

Otawa: tres días de solidaridad y lucha callejera

 

¿Hasta cuando?

 

Por una televisión pública y saludable


¿No estaremos ante un retorno de los grupos de riesgo? (I)

Este año 2001, de guerras y sorpresas gemelas, es también el año del 20 aniversario de esa otra gran guerra y pelea que ha sido el SIDA. En este momento histórico, cuando supuestamente estábamos a escasos metros del final del túnel de la resignación, y cuando aun permanecemos estupefactos ante la aprobación ministerial de un contraproducente decreto de minusvalías (R.D.1971/99 Que pone en peligro 17.000 pensiones no contributivas, de los afectados por la pobreza y la enfermedad.), nuestros admirados dirigentes políticos (Ministerio de Sanidad y Consumo en adelante MSC), con animo de celebrar por todo lo alto este vigesimosegundo año de la victoria, aprueban con fecha de 18 Diciembre de 2000 (BOE de 12 de Enero de 2001) la creación de un fichero de datos de carácter personal para el control de las personas diagnosticadas de VIH, denominado SINIIVIH.

Como tod@s sabemos, y sería redundante por tanto matizarlo, en estos últimos 20 años, el SIDA ha pasado de la pura consideración de la enfermedad inmunológica, a ocupar definitivamente un lugar de honor en el bestiario de lacras y problemas sociales. Por tanto, este invisible virus al microscopio, se ha convertido en el problema prioritario de los sistemas sanitarios occidentales. Huelga decir que esta mutación social del virus, la han sufrido gravemente l@s enferm@s y sus entornos sociales y afectivos... Cual cerditos, hemos tenido que soplar y soplar contra las políticas de exclusión social, huir y huir de la discriminación, acoso y vigilancia, pelear y pelear sin fin por los derechos de l@s enferm@s.

El SIDA ha golpeado a los más débiles, ha sesgado la vida de cientos de jóvenes, ha satanizado el consumo de drogas.... ha arrinconado a la población gay, ha marcado a fuego a l@s trabajador@s del sexo, ha sido el verdadero castigo divino para unos, y la oportunidad de limpiar un poco las cárceles para otros...

Frente a esta situación, desde la aparición misma de la enfermedad han surgido multitud de movimientos sociales polimorfos y eclécticos, que bajo la idea de la solidaridad y el respeto al enfermo, han mantenido un combate a mano partida para hacer prevalecer ante la sociedad y el estado, el respeto y la tolerancia, la prevención y el apoyo mutuo, la protesta y el futuro, el anonimato, y la privacidad.... Reivindicaciones todas ellas tan absolutamente utópicas que hicieron de este movimiento antisida una corriente de organización ciudadana que ha contribuido inequívocamente a la transformación social; a que se crearan espacios abiertos y gestionados por y para el enfermo. Estos colectivos pelearon por la destrucción de la idea global de los grupos de riesgo, (idea que atribuía la culpa de la propagación de la pandemia, a determinados individuos o conductas; las tres famosas "H", haitianos, hemofílicos, homosexuales) fueron beligerantes y ello ha tenido sus frutos, pequeñas victorias... hemos conseguido, después de estos 20 años que repartir una jeringuilla o entregar un preservativo sea observado como algo normal; que se asuma, como hemos dicho millones de veces, que frente al SIDA la única arma es la toma de conciencia del problema. En todos estos años las estrategias y actuaciones de los colectivos antisida se han centrado básicamente en la prevención y la información, el tratamiento de la enfermedad, las alternativas medicoclínicas, la defensa de los derechos de l@s afectad@s y su integración y normalización. En este último capítulo, es donde se ha producido una constante efervescencia reivindicativa, por la práctica totalidad del movimiento antisida.

Por otro lado, la protección de la intimidad ha sido prioritaria en el funcionamiento interno de nuestras organizaciones. Así, por poner un ejemplo en ningún punto de intercambio de jeringuillas (PIJ) se exige la identificación del/la usuari@. Esta privacidad permite una cierta ventaja en la actuación con la persona afectada, ya que en el/la enferm@ existe una necesidad de sentirse segur@, de no ver su dignidad atacada, ni sus oportunidades mermadas por su conducta. Hemos defendido siempre la exteriorización del problema (aquí estamos, ¡¡¡acercaos!!!), pero en igual medida hemos buscado la cálida sensación del anonimato y la intimidad.

La administración seguía un sistema de "compartimentos estancos". Conocía de forma no directa al infectado, actuaba sobre áreas informativamente aisladas, proveía y delegaba los medios económicos y humanos para la intervención en todos los ámbitos. El nodo de información más importante lo constituía el medico de la unidad de VIH, el cual, como si de una esclusa se tratara, no transfería datos identificativos a instancias superiores. El estado, sin rechistar, se limitaba a dotar infraestructuralmente el servicio y, en todo caso, a elaborar estadísticas estimativas sobre él numero de infectados. La verdad es que no todas las veces este sistema de esclusa ha funcionado y, alguna vez el salmón ha saltado la presa entera y ha conseguido difundir información muy reservada, pero en general, esta barrera de confidencialidad, ha funcionado de forma correcta.

Comision Sida-Cárcel de la CSPP (Coordinadora Estatal de Solidaridad Personas Presas) Asociación PreS.O.S. Galiza mail presos@unoinfo.com. Tf.981 55 89 32 martes y jueves tardes.Arriba lucha antifascista A.C. 942 15780 de Compostela