"Es
usted anarquista... yo tengo mucha simpatía hacia los anarquistas. De
hecho, tengo un lado anarquista, me gusta mucho Léo Ferré... " La
mujer que decía esto tiene una pequeña empresa y, si no recuerdo mal, su
mando trabaja en prisiones. "Yo he sido anarquista en mi juventud,
pero, ojo, sigo siendo un gusano en la fruta... ": un cargo del
Partido Socialista que se detiene ante un puesto de propaganda
anarquista... Resumiendo, todos hemos tenido ocasión, en nuestros
encuentros, de medir mil veces el grado de interpretación, de confusión
y de deformación que hay en tomo al anarquismo y los anarquistas. Esta
categoría de individuos ilustra una de las formas de distorsión del
anarquismo. Esta distorsión no es a prior¡ de orden político, pero
sirve para justificar o excusar una posición social. El anarquismo es
percibido aquí como sinónimo de anticonformismo.
La verdadera deformación política del
anarquismo puede ilustrarse, por ejemplo, con el lanzamiento del
"liberal-libertario" de Cohn-Bendit. Si la definición es una
novedad, el concepto es bastante antiguo y viene de los libertarios
americanos, que preconizan una economía totalmente liberada de la empresa
estatal. En suma, que ese famoso "liberal-libertario" ha sido
tomado por la clase política y los medios de comunicación. Nunca se
había oído tanto la palabra libertario... pero vinculada a la palabra
liberal.
La pequeña y tranquila anarquía en
casa
Otra de las deformaciones posibles del
anarquismo viene de los que piensan que se puede uno organizar en casa su
propia anarquía, como si hiciera bricolaje. No se trata, evidentemente,
de condenar todas las actitudes y estilos de vida que consistan individual
y colectivamente en vivir de modo diferente aquí y ahora. La búsqueda de
alternativas y de mejores formas de vivir en este mundo mortífero es
sencillamente legítima y en ocasiones vital para los individuos. La
ruptura con la cotidianeidad opresora puede ser individualmente saludable,
pero no se puede definir como anarquista. Un compañero que ha dejado
París, me decía: "Ya no creo en la revolución. Tengo mi casa, mí
jardín. No molesto a nadie, y nadie me molesta. No contamino. Vivo en
armonía con mi entorno. Soy ahora más anarquista que cuando
militaba". Yo le contesto que ya no es anarquista. Compartimos
algunos valores.
Puede que él tenga una ética superior
a la de algunos militantes anarquistas, pero sus palabras tienen un
sentido. Detrás de las palabras hay definiciones que se traducen en
actos, en deseos. Un anarquista es un revolucionario que pretende
transformar radicalmente las condiciones de existencia de la humanidad...
El anarquismo no es un estilo de vida marginal en la sociedad capitalista.
Un anarquista que renuncia a la revolución no puede ser por definición,
y por lógica, anarquista, En cuanto a mí, no se trata de "excornulgar"
a mi amigo sino, sencillamente, por una cuestión de honestidad,
reaccionar ante algo que suscita la confusión (ya estamos en una época
bastante confusa). Se trata de anunciar claramente que el anarquismo es
revolucionario. Por último le he indicado que algunos anarquistas se han
inscrito en esta búsqueda de alternativas, pero sin considerar que se
traten de un fin en sí mismas.
El anarquismo de salón
Existe también un anarquismo que yo
calificaría de integrado: un anarquismo exclusivamente histórico,
novelesco. Según esto, el anarquismo ya no vive, no está hecho por los
hombres y mujeres de nuestro tiempo, que luchan y resisten hoy día. El
problema no es, evidentemente, que exista un interés histórico o
literario por el anarquismo, sino que este interés sea el único. Así,
limitado a esta dimensión, el anarquismo no es más que un producto de
consumo, y su consumidor un individuo a menudo pasivo ante la realidad.
Por el contrario, muchos anarquistas
Militantes se han comprometido en las luchas sociales, son activos en
barrios y municipios, han creado sus grupos, asociaciones y
organizaciones, editan periódicos, folletos y libros, abren locales,
librerías, organizan reuniones públicas---. Militante es una palabra que
molesta, que suscita burlas o insultos Si es verdad que el hecho de
militar puede ser criticado como una actitud que puede producir una serie
de comportamientos, el objetivo a menudo inconfesado de esta crítica es
de un orden muy diferente.
Existen también situaciones que
esclarecen de modo brutal la naturaleza de una simpatía hacia el
anarquismo siempre que sea virtual. Algunos compañeros me arrastraron a
un cóctel literario con motivo de la aparición de una revista. Mi
naturaleza curiosa me llevó entonces a discutir con los invitados.
¡Vaya! Apenas me he declarado anarquista, surgen compañeros por todas
partes. Unos para decirme que en Mayo del 68 "estuvieron allí",
otros que conocían a alguien y otros para decirme que andaban por ahí,
que "la anarquía era sobre todo un estado del espíritu", que
41 si se milita, hay militarismo".
. Y yo, no muy cómodo en ese medio, me
dejo ir y expreso mí verdadera identidad Que si la lucha de clases, que
si la revolución... El ambiente se enfría. Estaban de acuerdo en
comentar la vida de Marius Alexandre Jacob (célebre atracador
anarquista), o para arrogarse una imagen rebelde, pero la idea de que el
anarquismo pudiera ser contemporáneo, con la misma voluntad
revolucionaria que antaño... ¡Eso si que no! ¡Y un "no"
categórico! A medida que avanzaba la discusión, las vinculaciones
profundas de toda esa gente se hacían más evidentes...
Hoy el anarquismo disfruta de una cierta
popularidad, pero paradójica. De esencia y naturaleza obrera, se difunde
actualmente en las diversas capas de la población. Mucho menos que antes
entre la clase obrera, y mucho más entre las clases medias y las
profesiones liberales. Esta situación plantea dos cuestiones: los
individuos de clases sociales más favorecidas, ¿pueden reconocerse en la
naturaleza revolucionaria del anarquismo? ¿Deberemos atenuar el contenido
radical para quedamos con algunos aspectos que puedan conjugarse con su
estilo de vida, o con un reformismo teñido de radicalismo?
Por el anarquismo revolucionario y
federalista
¿El anarquismo puede federar a los
individuos al margen de las clases sociales? Si, si se atiene a la
realidad de las organizaciones anarquistas actuales compuesta en parte por
individuos de clase media. Los individuos de clases bien integradas
social, económica y culturalmente, ¿no pueden producir un anarquismo en
sí mismo integrado y desvirtuado?
A pesar de todo, no olvidemos que
Bakunin y Kropotkin no salieron del pueblo, pero su trayectoria demuestra
el partido que tomaron.
Esta circunstancia no debe llevarnos a
un obrerismo verborreico y desvinculado de la realidad, sino responder a
esas cuestiones. Sin duda, si la emancipación de los trabajadores ha de
ser obra de los propios trabajadores, la deformación del anarquismo no
deberá ser obra de los propios anarquistas.
Laurent (Le monde libertaire)