¿Por qué Bush se niega a combatir el racismo en el mundo?

EEUU y las transnacionales, los más beneficiados por los crímenes internacionales del racismo

El Departamento de Estado [de Estados Unidos] trabajó en privado durante meses para convencer a la Organización de Naciones Unidas (ONU) de reducir la definición de racismo a algo limitado a la discriminación y negación de acceso igualitario.

Fundamentalmente, Estados Unidos está intentando prevenir toda discusión del racismo como parte integral de un sistema económico y político que utiliza raza y etnia para avanzar los intereses de una poderosa y reducida capa a nivel mundial.

Esta posición ha provocado la ira de diversas organizaciones [no gubernamentales] de ese país.

 "Estados Unidos en particular debería de participar al nivel más alto [en la Conferencia de Durban] porque es el mayor beneficiario de los crímenes históricamente justificados por el racismo, y como resultado es el país más rico del mundo", declaró Salih Booker, director ejecutivo de Africa Action, la organización más antigua del país que trabaja en temas africanos.

Africa Action y otras organizaciones nacionales han vinculado las demandas de abrir una discusión sobre la esclavitud como "crimen contra la humanidad", al debate más amplio en torno a la historia del colonialismo y la explotación económica de amplias regiones del mundo en desarrollo por los países occidentales avanzados y sus secuelas.

Además, Roger Wareham, un líder del movimiento contra la brutalidad y represión policiaca en Estados Unidos, señaló que la conferencia sobre el racismo debería de tocar el tema del racismo institucionalizado en Estados Unidos, que se manifiesta en la segregación racial de zonas urbanas, de vivienda, y del sistema educativo de este país. Las tasas de pobreza para niños negros y latinos se mantienen al doble de la tasa para blancos, y la expectativa de vida de los hombres negros en Washington D.C., capital del país más rico del mundo, es menor que la de muchos países del Tercer Mundo.

Esta semana, más de 150 políticos electos, líderes empresariales y religiosos, y organizadores comunitarias y artistas firmaron una carta dirigida al secretario general de la ONU, Kofi Annan, solicitando que la "guerra contra las drogas" en Estados Unidos sea un tema principal en la agenda de la conferencia en Durban.

Señalaron que aunque los afro americanos sólo representan 13 por ciento de la población de este país, integran casi la mitad de la población encarcelada. Uno de cada tres hombres negros entre los 21 y 29 años de edad están actualmente bajo la supervisión del sistema de justicia criminal de Estados Unidos (en la cárcel, bajo libertad condicional, en juicio, etc.) La carta fue firmada por varios legisladores federales, por el ex alcalde de Nueva York David Dinkins, por el actor y cantante Harry Belafonte, por el director ejecutivo de Human Rights Watch, Kenneth Roth, y por el economista conservador Milton Friedman.

"En la conferencia en Durban, podemos esperar que los gobiernos de Estados Unidos y los europeos intenten descontextualizar el racismo, limitar la discusión sobre éste, y su solución, a sólo actos de crueldad aparentemente irracionales e individuales", advirtió el activista comunitario Eric Mann, director del Centro de Estrategias Laborales y Comunitarias en Los Ángeles, e integrante de una delegación no gubernamental estadounidense que participará en la conferencia.

Mann insistió en que Estados Unidos debe iniciar un reexamen de las pruebas de un racismo institucionalizado en este país ilustrado por los niveles de pobreza y represión sufridas de forma desproporcionada por las comunidades negras y latinas.

En una declaración difundida esta semana, Mann insistió en que un examen a fondo del racismo a nivel global debe incluir un análisis de cómo se utilizan las diferencias raciales y étnicas para propiciar un sistema económico global de "capitalismo monopólico", que privilegia las ganancias de las grandes empresas sobre los intereses de las mayorías de los pueblos.

Obviamente, la postura oficial estadunidense prefiere no referirse de ninguna manera a este tipo de análisis que surge desde los lugares más afectados por el racismo en su propio país. De hecho, la semi-presencia oficial estadounidense en Durban parece formar parte de una nueva política exterior del gobierno de Bush: decidir ignorar, abrogar o negar la existencia de cualquier foro, convención, tratado o ley internacional que no esté subordinado o que sirva a los intereses del último superpoder.

De la Convención de Kyoto sobre medio ambiente, al tratado sobre misiles, la Convención de Viena y foros internacionales de derechos humanos, a esta conferencia sobre racismo, todo indica que acuerdos y leyes internacionales están hechas para todos menos para este país; el autonombrado campeón de respeto a la ley, las normas democráticas y los principios fundamentales en el mundo.Arriba lucha antifascista

Extraído de indymedia.org.