Esta es nuestra guerra, ¿y las otras?

 

Hay quien sostiene que la guerra militar es uno de los productos de la civilización. Hoy, sabemos que los medios tecnológicos permiten obtener resultados parecidos sin necesidad de "derramamiento masivo" de sangre. Con los medios de comunicación, basta amplificar el efecto de un sólo asesinato para conseguir los mismos fines: pero no nos olvidemos, ese único asesinato también forma parte de la táctica militar moderna.

Además de la muerte programada, las estrategias militares modernas utilizan una sutil manipulación de la "información" al servicio del poderoso instigador. Una de las principales estrategias consiste en aparentar enfrentamiento donde sólo existe componenda, y en desviar la atención de la gente hacia conflictos artificiales que en nada afectan a la estructura de poder establecido.

Los propietarios de grandes medios de comunicación, los propietarios de grandes grupos financieros, el alto funcionariado político y los mitrados y purpurados de las Iglesias, son quienes detentan hoy el poder.

Muchos aparentes enfrentamientos entre estos grupos son sólo escaramuzas para conseguir pequeños botines que acabarán comentando amigablemente mientras juegan su partida de golf. Pero su cohesión para expoliar a la gente es firme y se mantiene inalterable: nosotros podemos, entretanto, hacernos ilusiones con que van a exigirse responsabilidades: en absoluto se las exigen.

Para que la clase media, que paga impuestos, hipotecas y usa la tarjeta para llegar a fin de mes, obtenga el reconocimiento y el respeto de esa clase hoy parasitaria de nuestro esfuerzo, precisa el apoyo de muchas personas que no tienen por qué estar al servicio de esos presuntuosos privilegiados: desde los párrocos a los jueces de primera instancia, pasando por agentes del orden y militares de carrera y periodistas de redacción: ellos no tienen porqué dar la espalda a su clase: ellos también serán despedidos. Digámoselo bien claro, por si no se habían dado cuenta.

Hay que extender la idea de que una gran alianza es necesaria para desalojar a esos codiciosos rapaces del poder omnímodo con el que pretenden exprimirnos hasta el último aliento.

El arma es el boicot selectivo: hoy a un periódico, mañana a un banco, pasado a una cadena de televisión; ellos temen las acciones concertadas y no son capaces de hacerle frente. Y sobre todo, ¿vamos a dejarnos arrastrar por sus polémicas vacías, por su voluntad de crearnos una mala conciencia que solo ellos deberían purgar?

La situación es idónea, porque el santuario de todas esas rapaces que es la Bolsa, les ha vuelto la espalda, dejemos que se ahoguen en el fango de su codicia, que inviertan ellos, pero no nuestro dinero.

Demos la espalda a toda la manipulación que ellos, los opresores del Pueblo, utilizan para seguir impidiendo nuestras aspiraciones.Arriba. ¡LUCHA ANTIFASCISTA!

 

Extraído de www.indymedia.org