Sintel, Sintel

Redacción


Ya anunciábamos en el número anterior que los "mayoritarios" culeaban en Sintel y adelantábamos cuál era de prever su comportamiento inmediato, el de minar la moral de los trabajadores. Los bosses de CCOO se "encerraron" con el Comité Intercentros para convencerlos de la necesidad de aceptar "con matices" (la siempre previa vaselina sindical) el plan del gobierno y Telefónica. Todo ello muy cuidadosamente a espaldas de la asamblea de trabajadores, a la que se le dará "la cosa" ya bien masticada y casi digerida. Todo muy del estilo de los cocos que, siempre al servicio de la oficialidad, mirando para otro lado y con hechos que niegan sus palabras, dejan colgados a 900 trabajadores, la mitad de la plantilla entre indeseables prejubilaciones forzadas y las aun más indeseables bajas incentivadas. A partir de ahí, vienen ya los mamoneos a cuatro bandas, gobierno, Telefónica, CCOO, UGT, a ver a quién se deja y a quién no, y desde ahí también vendrán las grietas y separaciones entre compañeros que hasta ahora habían luchado codo con codo. Los populares, demócratas reciclados e hipócritas como siempre, piden que la decisión sea en referendum, método que admiten como muy democrático (mientras no se trate del referendum para la autodeterminación), es decir, la decisión del individuo en soledad, con todos sus miedos, sus ignorancias, sus condicionamientos, sus egoísmos inconfesables...Eso, antes que el debate, el análisis, la discusión, la clarificación entre compañeros, la búsqueda conjunta de la luz para una solución justa.

Es una lástima, porque Sintel fue una bandera, una referencia muy clara para la clase trabajadora en estos tiempos de confusión, y, por ello, una gran esperanza para todos.