Salarios y Precios

Extraído de Perspectivas nº 44


El Instituto Nacional de Estadística acaba de hacer públicas las cifras de la encuesta de salarios del cuarto trimestre del año 2000. Los salarios han crecido en todo el año un 2,3%, bastante menos que el índice de precios, cuyo incremento fue del 4%. Este dato confirma que en esta España que va bien )os trabajadores pierden poder adquisitivo. La propaganda oficial airea las tasas de crecimiento del PIB, ¿de qué nos vale eso a los trabajadores si nuestro poder adquisitivo es menor que el año anterior?, ¿Qué economía es la que crece, y a dónde va el crecimiento?

Según cifras oficiales, la -renta nacional, es decir, la de todo el país, se ha incrementado en un 4% en el año 2000; sin embargo, según la encuesta de salarios y los datos del índice de precios al consumo, la renta de cada trabajador por término medio se ha reducido en un 1,7%.

La conclusión implica un cambio en la distribución de la renta a favor del capital y en contra del trabajo. Pocos comentarios se han escuchado o leído al respecto. El tema resulta embarazoso, por eso la mayoría han preferido guardar silencio y que la noticia pase inadvertida.

Algún provocador ha llegado a decir que el incremento salarial por debajo del de los precios constituía una buena noticia y garantía futura de contención de la inflación. Sabio análisis, sin duda, para mantener controlada la inflación no hay nada como que los trabajadores pierdan, año tras año poder adquisitivo.

El lenguaje técnico pretende la mayoría de las veces disfrazar la realidad. Se habla de precios, y no de beneficios empresariales, cuando aquellos vienen determinados por éstos, nadie dice que los precios los fijan los empresarios. Se habla de inflación, pero no se quiere reconocer que la relación de esta variable con el incremento de los salarios, supone en la práctica la lucha entre capital y trabajo por ver cómo se reparte la renta. Limitar los incrementos salariales con el argumento de que hay que contener la inflación, no garantiza que los precios no continúen elevándose, ¿por qué los empresarios iban a renunciar a unos mayores beneficios si pueden subir los precios al controlar los mercados?, Todos sabemos que en muchos sectores el mercado es oligopolista. Prueba palpable de lo que aquí manifestamos es lo que ha ocurrido en el año 2000, que la inflación se ha disparado a pesar del comportamiento más bien moderado de las retribuciones de los trabajadores. La relación precios-salarios manifiesta la batalla entre capital y trabajo, y mide perfectamente la correlación de fuerzas en la sociedad. Si los trabajadores hoy pierden poder adquisitivo es porque ha disminuido su capacidad de presión. Dos factores, ligados entre sí, se encuentran en el origen. En primer lugar, la desregulación del mercado laboral, que fuerza a muchos asalariados a conformarse con las condiciones, sean cuales sean que impongan los empresarios, y, en segundo lugar, la debilidad de los sindicatos, mostrada de forma ostensible en su parálisis ante la última reforma laboral.