Bajo el asfalto está la huerta

Labrando la autogestión

A menudo, nos movemos entre la resistencia a los ataques cotidianos del capitalismo global, o las campañas de gran movilización pero con proyección política limitada, como la ocupación y el glorioso día de la revolución. De esta forma no nos atrevemos a proponer nada, ni ponemos medios para hacerlo. Creemos que es momento de reembarcarse en proyectos más complejos, a la vez que aprendemos de errores, dogmatismos, determinismos, soberbias y cegueras del pasado. Vamos a intentar crear tejido social antagonista basándonos en intereses inmediatos comunes, y no en ideologías. ¿Te suena?

El despliegue del capitalismo global está generando grandes bolsas de exclusión social de todo tipo, que pueden ser un espacio donde desarrollar esta cooperación social, a falta de otras formas de satisfacer las necesidades básicas. Por tanto, hemos centrado nuestro trabajo en iniciativas económicas autogestionarias y, a ser posible, ecológicas. Creemos que son posibles iniciativas productivas no mercantilistas, si se encuentran dentro de un movimiento social o comunidad que las sostenga. Por eso estamos trabajando simultáneamente en la construcción de este movimiento social o de comunidad autogestionaria: construimos y difundimos cultura de la autogestión. Nos reeducamos en ella.

Nuestros objetivos a largo plazo se han definido con la necesidad de cooperar con otros colectivos y movimientos sociales para difundir y desarrollar las políticas de la Ecología Social, apuntando a la creación de tejido socioeconómico autogestionado, considerando como algo central el autoempleo cooperativo; crear experiencias productivas agroecológicas (una propuesta de modelo económico supeditado a la ecología y a la armonía social); practicar la autoorganización para la satisfacción de las necesidades básicas del individuo en forma colectiva; y trabajar por la ruralización de la ciudad (cuestionar la cultura urbanocéntrica) como un potente medio de descentralizar el poder político y el económico.

Nuestros objetivos más pequeñitos, posibles e inmediatos son la creación de un foro de discusión en el que diversas gentes interesadas en esta línea puedan contrastar sus andanzas, compartir experiencias, e incluso acordar programas de acción a corto y medio plazo, centrado en los temas de la agroecología y los Circuitos Cortos de Comercialización: venta directa, Grupos Autogestionados de Consumo (GACs)... para la agricultura Ecológica; apoyar y alimentar proyectos de este sector que ya estén en marcha (pueblos ocupados, colectividades agrarias, luchas antidesarrollistas, Cooperativas de Consumo de productos ecológicos, ...); trabajar en el desarrollo y difusión de un discurso propio, local, sobre la Ecología Social y su puesta en práctica; y crear nuestras propias iniciativas autogestionarias, que cubran nuestras propias necesidades básicas.

Nuestro proyecto más gordo: la cooperativa de producción y consumo.

Esta última iniciativa comienza en marzo del 2000, en una finca propiedad de la Comunidad Autónoma de Madrid, al ocupar unas 150 personas cerca de media hectárea de terreno para el cultivo de hortaliza ecológica (ver Molotov nº1). A partir de ese momento, y ante la dificultad material de cultivar allí todo lo demandado por la propia cooperativa (una media de 60 viviendas agrupadas en 8 GACs para el consumo la primera temporada, 110 en 12 GACs en la segunda), se ha tenido que arrendar tierra en otras zonas de la CAM hasta un total de 1.5 hectáreas, sin abandonarse en ningún momento el cultivo en las tierras ocupadas.

En esta iniciativa, apoyada a muy diversos niveles por colectivos de todo tipo, se han creado hasta 6 puestos de trabajo (si bien la asignación económica debería mejorar, y sobre todo las contraprestaciones sociales y su seguridad). Pero lo más importante, sin duda, es que estos están dentro de una estructura asamblearia ante la que responden pero que también responde ante ellos. Se trata de una estructura que decide colectivamente lo que se va a plantar, cuánta gente hace falta para ello, cómo se va a distribuir, cuál va a ser la asignación de l@s trabajador@s, responsabilizándose de que reciban lo acordado y de que todo lo producido se reparta por igual entre sus integrantes.

En definitiva, nada se vende, no hay excedentes, no hay precios; hay un compromiso de consumo mínimo más o menos fijo (si bien flexible), asumido por cada GAC por temporada, aportando una cuota fija semanal, independientemente de las verduras recibidas a cambio. Se sustituye el valor de cambio (la valorización mercantil) de los bienes producidos, por una valorización colectiva, no capitalista, de los mismos. Se responsabiliza al consumo de la producción, y viceversa. Abandonamos el conflicto capitalista, en el cual queremos todo más barato y a la vez cobrar más sueldo, siendo enemigos mi yo-consumidor y mi yo-productor. Reconciliamos todo el circuito económico (producción y consumo) en una estructura autogestionaria, que no sólo produce tomates, sino sobre todo organización social autogestionaria.

Y es que esta era una de las cosas que buscábamos: que una estructura económica dé espacio a la comunicación social (al contrario que el capitalismo); y así, se han realizado actos políticos desde la cooperativa, como unas jornadas sobre Agroecología, la ocupación de un huerto urbano que sigue en uso, en el Parque de la muy disputada Conrnisa (La Latina, Madrid), dentro de las acciones contra la cumbre del FMI-BM en Praga, o el mantenimiento de las tierras ocupadas por una comisión de consumidor@s. Pero a nivel interno, también se ha avanzado mucho en la corresponsabilidad, asumiendo l@s consumidor@s responsabilidades en la financiación, en la distribución, el boletín interno, las relaciones con el CSO Seko (en Vallekas, nuestro centro de operaciones), pero también planteando nuevos debates, haciendo el proyecto también suyo.

Y para reforzar este aspecto, en la asamblea general del pasado mes de junio se propuso la creación de una comisión, llamada "pedagógica", que trabaje sistemáticamente sobre la democracia interna y la participación en la cooperativa, como único medio de asegurar la continuidad de ésta, y de no necesitar competir con el mercado. Esto sólo se puede lograr cuando l@s consumidor@s sienta la cooperativa como algo suyo, válido por estar bien hecho (sostenible ecológica y socialmente), y no por serles económicamente rentable, como ir al "Día". Creemos que el reconstruir comunidad, venciendo al individualismo, hoy en día no es nada fácil, y por eso queremos aprovecharnos de todas las herramientas a nuestro alcance, por ejemplo las del desarrollo comunitario, dinámica grupal, etc. ¡A ver qué tal! Nos conformamos con que se debata el proyecto (relaciones campo-ciudad y productor/a-consumidor/a con un mínimo de implicación.

bah@sindominio.net

Extraído de Molotov nº15