BUZÓN LIBERTARIo

Ap.C. 4040 18080 GRANADA

Señor director:

La pregunta del portavoz de los empleados estafados es como un bofetón en la cara: "¿Qué sociedad estamos creando, donde el director de la Telefónica, Villalonga, se puede ir de rositas con miles de millones, pero se vacía y malvende una parte de la empresa, con lo que miles de trabajadores de Sintel llevamos más de medio año sin cobrar?".

Si la sociedad tiene demasiada cara dura para sentir el bofetón, si ante este fraude de juzgado de guardia, ante el que han acudido por la vía penal, no reacciona pronto y bien, como debe, ni la justicia (que a tantos Villalonga ha dejado ya impunes) esta España va bien... mal, como cuando se permite envenenar los alimentos (aunque cínicamente se minimice, diciendo que las vacas locas son menos peligrosas que este veneno adictivo que ellos mismos permiten vender puro, el tabaco), se malvende el patrimonio público a particulares y extranjeros, se reprime encubierta y abiertamente todo tipo de libertades, se expulsa con saña a los trabajadores extranjeros, etc.

La historia reseña que todo se paga. Tantos abusos de unos, tanta complicidad de otros, tanto silencio y pasividad cobarde de muchos nos están llevando a una sittuación en que con creces iremos recogiendo lo que hemos sembrado.

R. Quesada Rueda


Señor director:

¿A qué tanto escándalo ahora porque la jerarquía eclesiástica no se moja más contra ETA? Esa sorpresa es una superficialidad que no va a la raíz del problema, ni permite buscar soluciones reales. Estos son los hechos, sin embelecos: desde Irlanda hasta Israel (o, por el otro lado, desde los "cristeros" mejicanos hasta los actuales musulmanes filipinos) las jerarquías "religiosas" han jugado religiosamente a impulsar las guerras civiles para impulsar sus intereses; cuando les conviene, hasta por ambos lados, incluso simultáneamente. Además de la ETA de ayer y de hoy, ¿cómo no recordar a la Iglesia franquista... y antifranquista, como a la carlista y a mil sangrientos etcéteras del pasado? O ¿cómo olvidar que fueron ellos los más piadosos integristas, los escribas, los sacerdotes del Templo los que manipularon hasta conseguir hacer condenar a muerte a Jesús? ¿No nos dijo Él que hay que orar a Dios en casa, que no hay que vestir hipócritamente vestiduras blancas, ni considerarse un ejemplo para los demás, pecadores?

Sin aprender las lecciones del Evangelio, ni de la historia en general, todavía hay entre nosotros demasiados engañados, que inútilmente se escandalizan en ciertos momentos especialmente insoportables de ser víctimas de quienes que hacen de la religión su negocio, su profesión, su instrumento de poder, pero sin atreverse a emanciparse de su ilegítima y tiránica tutela, renunciando a los pretendidos consuelos que prometen a algunos de los males que tan eficazmente, para medrar, ellos han contribuido a crear. Y así les va a esos crédulos en esos clérigos, pero tan poco realmente creyentes en Jesús. ¡Qué cruz!

Mateo Andreu Garrido